jueves, 8 de octubre de 2020

Un cóctel terapéutico

Durante tres días he estado perdido, junto con mis compañeros del gobierno general de los Misioneros Claretianos, en un rincón paradisíaco muy cerca de la ciudad de Rieti, el ombligo de Italia. Las fotos que acompañan la entrada de hoy dan una idea aproximada de la belleza de este lugar en el extremo nororiental de la región del Lacio. Si la belleza inunda estos parajes durante todo el año, en otoño adquiere un atractivo especial. Un día lo hemos dedicado a estudiar, capítulo por capítulo, la encíclica Fratelli tutti. Cada uno de los ocho miembros del gobierno general nos hemos dedicado a estudiar uno y presentarlo a los demás. A mí me tocó el tercero, que es el que ofrece el marco antropológico a toda la encíclica. Dedicamos también un par de horas a participar en un seminario sobre el liderazgo a través de Internet. Fue una jornada rica de aprendizajes e intercambios. Estudiar solos abre ventanas. Hacerlo en grupo abre puertas. 

Ayer, a pesar del tiempo lluvioso y frío, dedicamos la mañana a recorrer algunos lugares del llamado Camino de Francisco, una especie de pequeño Camino de Santiago ligado a los lugares en los que vivió el santo de Asís. Nosotros escogimos tres de los cuatro santuarios fundados por él en la zona de la Valle Santa: Greccio, Poggio Bustone y Fonte Colomba. El primero (Greccio) es conocido como la Belén franciscana. Allí, en la Navidad de 1223, por iniciativa de Francisco, se celebró la misa y se colocó un niñito bajo el altar para recordar a Jesús recién nacido. Se considera que es el comienzo de la tradición de los pesebres, nacimientos o belenes que, desde entonces, los cristianos instalamos en el tiempo navideño. En el santuario hay una exposición de algunos hermosos ejemplos traídos de diversas partes del mundo. El lugar habla por sí mismo.



A unos 22 kilómetros de distancia, se encuentra el santuario de Poggio Bustone. Aquí tuvo lugar la creación de la primera fraternidad franciscana y el verdadero nacimiento espiritual de Francisco cuando tomó conciencia de que Dios le perdonaba sus pecados y lo amaba sin condiciones. Bajo una intensa lluvia de otoño, el lugar parecía sacado de un cuento. Pudimos orar con calma en la capillita y, cobijados por nuestros paraguas, intuir (más que contemplar) el valle santo cubierto de niebla. 

Dejando a un lado por falta de tiempo el santuario de la Foresta, llegamos hasta el de Fonte Colombo, con tan buena fortuna que los frailes estaban a punto de comenzar el rezo de la hora sexta en la iglesita del convento. Nos unimos a ellos protegidos por nuestras mascarillas. Afuera seguía lloviendo generosamente. En este lugar, Francisco recibió un tratamiento médico para sus ojos enfermos. Siguiendo los métodos propros de esa época medieval, se los cauterizaron con el “hermano fuego”. Pero Fonte Colombo es, sobre todo, el lugar en el que, tres años antes de su muerte, Francisco escribe la redacción definitiva de la Regla de los Frailes Menores.  En poco tiempo pudimos adentrarnos en un espacio en el que la naturaleza se funde con la espiritualidad para ofrecernos una medicina reparadora a quienes, en pleno siglo XXI, no sabemos bien cómo orientarnos en la vida. Después de comer en Rieti, regresamos a nuestro refugio en Torricella in Sabina tras desechar la idea de subir hasta el cercano Monte Terminillo. La lluvia matutina fue sustituida durante toda la tarde por un precioso sol otoñal.

Me prometí a mí mismo desconectarme de Internet y, por tanto, no escribir en el blog. Lo he cumplido a medias. Pero he comprobado, una vez más, que la mezcla de silencio, naturaleza, arte y espiritualidad tiene efectos terapéuticos en el alma de las personas. Cuando pensaba en los hombres y mujeres “condenados” a vivir en lugares insalubres, sentía una rabia interna que conectaba con el espíritu de Fratelli tutti. ¿Por qué si todos somos hermanos hay tantas desigualdades entre nosotros? ¿Por qué unos pocos viven con un lujo desorbitado y otros – la mayoría – apenas sobreviven con salarios miserables? Si la humanidad entera es la “familia de Dios”, ¿por qué no acabamos de encontrar caminos concretos para una fraternidad más visible? La encíclica del papa Francisco – acogida con simpatía incluso por quienes no suelen sintonizar con la Iglesia – ofrece sugerencias concretas, que van desde crear un fondo mundial contra el hambre con los recursos destinados a la industria armamentística, hasta reformar la ONU. En el silencio de los montes reatinos, todas estas ideas encontraron en nosotros una acogida cordial que a menudo se pierde cuando estamos devorados por prisas e intereses.

3 comentarios:

  1. Gonzalo,Q bien q te hayas fundido en la naturaleza en los lugares de Francisco pero ..estoy muy contenta q vuelvas a escribir porq necesitaba leer tus reflexiones y experiencias
    Gracias Reyes

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  2. ¡¡Que lindo verlos a todos!! en la foto se puede ver que el valle tuvieron que imaginarlo más que contemplarlo, pero fue , seguramente, un acto de fe. Uds sabían que ahí estaba el valle y creyeron en la Palabra de quienes les dijeron que era hermoso, porque lo habían experimentado por si mismos... toda una metáfora de nuestra vida cristiana e, incluso, ya que estamos en este mes particularmente invitados a reflexionar el tema misionero, de la misión. Compartimos nuestra experiencia vital, intentamos que los demás la hagan por si mismos, pero, si no pueden hacerla ahora mismo, al menos les dejamos la inquietud para que se asomen, hagan lo que puedan ( o lo que Dios quiera ) y, cuando haya ocasión, harán la experiencia por si mismos... porque estoy segura de que si Uds. vuelven a ir a ese lugar, intentarán disfrutar por Uds mismos de la vista del valle...¿verdad?
    También pienso que a lo mejor alguno ya lo ha visto antes, pero eso no quita que quiera y pueda volver a verlo y volver a hacer la experiencia de disfrutar de él... y seguramente no será igual que la vez anterior...
    Si, creo que has escrito una metáfora de nuestro modo de compartir la fe y la vida, eso que llamamos "misión"
    O, en todo caso, yo he leído eso.
    Un abrazo grande para vos y para todos los hermanos del gobierno provincial.

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  3. Perdón, era gobierno general... pero se entendió...¿verdad?

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