Desde este Rincón
pido perdón a los lectores que en algún momento se hayan podido sentir incomodados
por algunas entradas publicadas y, sobre todo, agradezco a todos vuestro apoyo
silencioso. Lo hago sirviéndome del precioso vídeo promocionado por la Fundación La Caixa y
ambientado en la basílica barcelonesa de Santa
María del Mar. Tanto la novela de Ildefonso Falcones La catedral del mar,
como la serie televisiva inspirada en ella, me han acompañado en este año. Pero
el lugar está asociado para mí a las predicaciones que allí tuvo san Antonio
María Claret, de cuya muerte hemos celebrado el 150 aniversario en este año. Que él interceda por todos nosotros ante el Señor de la vida y de la historia.
jueves, 31 de diciembre de 2020
Entregar el año 2020
miércoles, 30 de diciembre de 2020
Arma de construcción masiva
Vista de la nave central desde una balconada interior |
Vista de dos de las calles que convergen en la Piazza Euclide, delante de la basílica |
Encima de la cubierta del tambor |
Vista de la Curia General de los Misioneros Claretianos desde una terraza de la basílica |
martes, 29 de diciembre de 2020
Dulce monotonía
lunes, 28 de diciembre de 2020
Los inocentes olvidados
domingo, 27 de diciembre de 2020
Cuando las dificultades unen
MOISÉS |
JESÚS |
Para debilitar al pueblo de Israel, el faraón impartió la orden de echar
al río a todos los hijos de los hebreos (cf. Ex 1,15-22). |
Para eliminar a un posible competidor, Herodes hizo matar a todos los
niños de Belén (cf. Mt 2,16-18). |
Moisés fue el único que se salvó de la masacre del faraón (Ex 2,1-10). |
Jesús fue el único que se salvó de la matanza de Herodes. |
Más tarde, Moisés huyó al extranjero para evitar que lo mataran (cf. Ex
2,15). |
José, María y Jesús huyen a Egipto escapando de Herodes (cf. Mt 2,14-15). |
Finalmente, cuando murió el faraón, Dios dijo a Moisés: “Anda, vuelve
a Egipto, porque han muerto todos los que intentaban matarte. Moisés tomó a
su mujer y a sus hijos, los montó en un asno y se dirigió a Egipto” (Ex
4,19-20). |
Estas mismas palabras se repiten literalmente en el evangelio de Mateo (v.
20). Para resaltar mejor el paralelismo, el evangelista renuncia hasta a la
corrección del uso impropio del plural. Era uno solo –Herodes– quien quería
matar a Jesús, pero Mateo mantiene la expresión usada a propósito de Moisés: “Han
muerto todos los que…”. |
En el relato del Éxodo se hace referencia al asno como instrumento de
transporte. |
En el Evangelio no se habla de que José, María y Jesús utilizaran un asno
para su desplazamiento, pero la tradición popular y los pintores han introducido
este elemento en la historia de la huida a Egipto, lo cual demuestra que eran
conscientes del paralelismo con la historia de Moisés. |
Todos los años sentimos la llamada a iluminar nuestras realidades familiares de hoy desde el modelo de la familia de Jesús, María y José. Pero no debemos hacer trasvases culturales. Una familia judía del primer tercio del siglo I tiene muy poco que ver con una familia moderna de cualquiera de nuestros pueblos o ciudades. Lo que importa es percibir el espíritu de amor y libertad que caracteriza toda experiencia familiar auténtica. Lo que constituye de verdad a una familia es la decisión conjunta de hacer la voluntad de Dios, por encima de cualquier obstáculo o dificultad. Este es el punto de unión de Jesús, José y María. Cada uno tuvo que renunciar a sus planes personales para ponerse al servicio de la misión recibida.
Ayer, ojeando la edición digital del Corriere della Sera, me llamó la atención una noticia que se suele repetir todos los años en este tiempo de Navidad. Un anciano
italiano llamó a los carabinieri para que vinieran a su casa y brindaran con él. Literalmente les dijo por teléfono: «Non mi manca
niente, mi manca solo una persona fisica con cui scambiare gli auguri di Natale.
Ho 94 anni e sono depresso» (No me falta nada, me falta solo una persona física con la que intercambiar la felicitación de Navidad. Tengo 94 años y estoy deprimido). Los carabinieri se desplazaron hasta su domicilio y brindaron con el anciano solitario. En el periódico de hoy leo que algo semejante hizo una anciana. ¿No es esta una forma de mantener vivo el espíritu familiar en este tiempo tan complejo?
sábado, 26 de diciembre de 2020
Pronto llegó la guerra
“Considerad también una cosa que probablemente nunca habéis pensado. No sólo celebramos en la fiesta de Navidad el nacimiento y la muerte de nuestro Señor, sino que al día siguiente celebramos el martirio de su primer mártir, el bendito Esteban. ¿Creéis que es un accidente que la fiesta del primer mártir siga inmediatamente a la fiesta del nacimiento de Cristo? De ninguna manera. Así como nos regocijamos y lloramos a la vez, en el Nacimiento y la Pasión de Nuestro Señor, también, en una figura más pequeña, nos regocijamos y lloramos en la muerte de los mártires. Lloramos por los pecados del mundo que los ha martirizado; nos alegramos de que otra alma sea contada entre los santos del cielo, para gloria de Dios y salvación de los hombres”.
viernes, 25 de diciembre de 2020
Vino a los suyos
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. ¿Qué es la
vida? ¿Cómo vivir más y mejor? Son preguntas que nos rondan siempre. No demos
demasiadas vueltas. La respuesta es contundente: “En él estaba la vida”. La
única pregunta que merece la pena es: ¿Estoy dispuesto a aceptarlo?
“Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron”. Por desgracia, la cercanía
de Dios no siempre encuentra acogida entre nosotros. La historia humana es la
historia de un rechazo. No somos extraños. Somos de “los suyos”, pero hemos
preferido la tiniebla a la luz. Resulta duro aceptar este juicio en un día como
hoy. Por desgracia, la crónica de cada día confirma que somos “los asesinos de
Dios” cada vez que no negamos a darle cabida en nuestras vidas.
“El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. Dios no se hizo pensamiento,
melodía o fórmula matemática. Se hizo carne, debilidad, naturaleza humana. Era
la única forma de ser uno de los nuestros, no un fantasma o un extraterrestre.
Así lo vemos mejor, pero también lo rechazamos con menos empacho. Al fin, no es
más que uno de tantos.
“La gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”. Los
caminos que vienen y llevan a Dios son infinitos, pero hay uno que es la “via
sacra”, la autopista de la gracia y la verdad. Es Jesús. Podemos recorrerlo o
ignorarlo. La señal es clara.
FELIZ NAVIDAD
jueves, 24 de diciembre de 2020
Dame una buena noticia
Cuando este anuncio se hace carne de nuestra carne, estamos en
condiciones de compartirlo con otras personas que caminan en las tinieblas o
sienten que la vida no merece la pena. Parece que la
pandemia ha incrementado el riesgo de padecer algunas enfermedades mentales.
Sin llegar a extremos patológicos, casi todas las personas con las que hablo
estos días acusan cansancio, ansiedad, apatía y tristeza. Creo que para afrontar
estos síntomas hay que sanar la raíz. Esto no se logra a base de cenas
familiares (por más que sean deseables), música ruidosa o infinitas
videollamadas. Se logra cuando dejamos que, en el fondo de nuestro corazón, el
ángel de Dios nos anuncie la misma “buena noticia” que a los pastores: “No
temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el
pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el
Señor”. Dejemos que cada una de estas palabras repare el disco duro de la
confianza, demasiado castigado este año por una constelación de virus dañinos.
miércoles, 23 de diciembre de 2020
Irregulares, marginados y excluidos
Pero, en realidad, la vida no es así. Millones de personas padecen situaciones que no se parecen en nada a la tópica postal navideña o a los reportajes que publican las revistas del corazón cuando hablan de la Navidad de los famosos. Se trata de personas que viven durante todo el año situaciones de irregularidad, marginación o exclusión. Cuando llegan estas fechas, quizás por contraste con el regocijo general, se acentúan sus sentimientos de soledad, frustración y tristeza. Y probablemente aún más en este año de la pandemia.
La Navidad es una buena noticia porque Dios no viene a premiar a los buenos, a colgar una medalla en el pecho de quienes ya parecen felices con su estilo de vida en regla y su cuenta corriente holgada. Dios viene para hacerles ver a los irregulares, marginados y excluidos que “no están dejados de la mano de Dios”, que el Padre ha tomado partido por ellos y que, con la fuerza de su amor, pueden hacer frente a las adversidades de la vida. No hay Navidad más auténtica que la que pone en práctica esta iniciativa de Dios.