tag:blogger.com,1999:blog-54296680538473829502024-03-29T05:15:58.852+01:00EL RINCÓN DE GUNDISALVUSUnknownnoreply@blogger.comBlogger2364125tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-40378226181994088242024-03-28T09:41:00.004+01:002024-03-28T11:33:55.768+01:00Nos amó hasta el extremo<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj83M8Jwsbm5W1Nt_2uHIOzgCvjVhwqx-YEsEYK5Oo9oHUC8sBKX0SJIHUauk4EF42rT_twXL3Ypzkjh7wr7hlx6mF7E6qn6uQgTm9e0EbpROL4_ZDhtRfkdjNkglP5HHgFbDs61fP5mg3i1FYbKlgpKudfBmeihM-_769PHiCdWOmhc42pJzNhXAmaxFk/w640-h480/jueves0.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Vivimos tiempos de amores consecutivos: primero uno, después otro, luego otro, y así sucesivamente. La sola idea de permanecer con las mismas personas toda la vida por una parte <b>nos atrae</b> (porque llevamos dentro deseos de plenitud), pero por otra <b>se nos antoja muy pesada. </b>Los tiempos líquidos en los que estamos son reacios a las ideas, prácticas y afectos demasiado sólidos. <i>“Que fluya la vida”, “déjate llevar”</i>, decimos con ligereza, como si todos hubiéramos sido conquistados por las ideas vaporosas de la <i>new age</i> o hubiéramos hecho un curso acelerado de relativismo.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">En un contexto así, <b>¿cómo dar sentido a lo que leemos en el Evangelio de este Jueves Santo?</b> ¿Qué significa que Jesús, <i>“habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”</i>? Ese “extremo” no se refiere solo a un límite temporal (la muerte), sino a una cota de plenitud (hasta el máximo), a un modo pleno (sin condiciones). <b>No estamos seguros de entender qué significa un amor así.</b> El amor de Jesús no es ni romántico (como el de muchas novelas y películas), ni voluntarista (como el de quienes lo entienden como un deber), ni etéreo (como el de quienes aman sin comprometerse). Si hubiera que buscar una expresión inteligible, podríamos decir que <b>para Jesús amar significa “dar la vida”.</b></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh65U0Jp7gBn0ew9fhfxNHGdWpMb1nFK40x4_8smZ-ZDOXiRLpVTs090pna_8kiXGbuaH5kjHe9CqCnV9he1ySu-ieCt_o1yxEsdbFqS-4cdsyacl4sgb2CDvIWAtp-JnHLhFiTqM0P998HVEgvW32D3T3JRStI6u3BG1FNhUIHKAalTCucEbHrXdMWFPc/w640-h404/jueves1.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">En el contexto del Jueves Santo, hay tres expresiones que simbolizan esta entrega total: <b>el lavatorio de los pies, la Eucaristía y la muerte en cruz</b>. Las tres se iluminan entre ellas porque las tres se refieren al mismo misterio de entrega por amor.</span></span></div><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><ul><li><b>Jesús lava los pies de sus discípulos</b> en la cena de despedida porque quiere mostrar que el amor nos hace esclavos de las personas a las que amamos. Lavar los pies era una tarea reservada a los esclavos en aquel tiempo. Pero la esclavitud del amor que Jesús inaugura no es humillante o aniquiladora de nuestra identidad, sino un camino de verdadera liberación. Desde el abajamiento del servicio ayudamos a las personas a ser ellas mismas mientras nosotros alcanzamos nuestra vocación máxima, que no es otra que la de servidores, agentes de esa <i>diakonía</i> que está en la entraña del Reino que Jesús vive y anuncia.</li></ul><ul><li><b>La donación del cuerpo y de la sangre (la Eucaristía)</b> simboliza una forma de entender la existencia humana como donación total. Igual que el pan y el vino, nosotros (unidos a Jesús), somos tomados, bendecidos, partidos y repartidos. Celebrar la “cena del Señor” expresa esta dinámica eucarística y nos capacita para vivir un amor que se convierte en alimento para los demás. Por eso, es difícil entender cómo se puede amar “hasta el fin” sin incorporarnos al cuerpo y sangre del Señor, sin “hacer memoria” de lo que él nos dejó como sacramento del amor.</li></ul><ul><li><b>La muerte en la cruz</b> expresa la definitiva victoria del bien sobre el mal por la vía paradójica de aceptar libremente ser sus víctimas. Jesús no muere por inconsciencia, desesperación o despecho, sino porque llega a comprender que el único modo de vencer el pecado y todas sus secuelas es perforarlo “desde dentro”. Siendo cordero inmolado y no mesías triunfador, derrota para siempre el mal que corrompe a los seres humanos y desfigura el sueño de Dios para a humanidad. La muerte parece así una victoria del odio sobre el amor, pero, en realidad, es el amor quien sale vencedor.</li></ul><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXYhve0PNR5PUQatNXrfta1f_EOX9LjDJ4p-EewRrs0n0mzSrK_77x1SRnhcQMuEfOa4S_DtADuewSPOW8k2H8l-JcJxWWPirAHGN_OmXhKskFK_a5OntRoDK9bABQ9IqBBSnlKT2aEIo9nFZ-QI2ktcgji23zqrI8qPAGSaY1a_NEESUQivn1lL8HXTg/w640-h372/jueves3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">No es fácil hacernos cargo de un testamento de estas dimensiones. A primera vista, pareciera que todo lo que hace Jesús contradice nuestras inclinaciones. Y, sin embargo, no hay nada que conecte más con nuestro centro personal que su sacrificio. <b>No hay nada más liberador que ese amor que se entrega “hasta el extremo”.</b></span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">De vuelta a nuestros asuntos cotidianos (afectivos, laborales, económicos o recreativos), caemos en la cuenta de que <b>nunca acabamos de entender a cabalidad la entrega de Jesús.</b> A medida que pasan los años, en conexión con las distintas etapas de la vida, vamos captando diminutos destellos de luz que nos permiten iluminar nuestro camino, pero siempre estamos aprendiendo. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>¿Qué es lo que hemos visto en este Jueves Santo del año 2024?</b> Agradezcámoslo con sencillez y conservémoslo como oro en paño. Es el maná que necesitamos para seguir caminando.</span></div></span><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/_f8G4_-D0No" width="320" youtube-src-id="_f8G4_-D0No"></iframe></div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div> Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-81865688768479713492024-03-27T09:37:00.004+01:002024-03-27T09:56:34.584+01:00¿Entregar o entregarse?<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-ixk9GpmtuOVZnGSS2TGyko2ipYjpYUeLdQ9kQFAmNG5eDyal-PwYzCRu0ZdgOQ45jxYVyTwBfDZz1nWyPQHLV-7I3B3i67keA7omVbPYMTVdZ1-C08-ysHWerHnPvEQa9p8qmKKXAOvIlw5kiCLpcbu8w6DlnwP0zUvpNVIp351jSn1WnTRyUmTkgoY/w640-h360/cena3.webp" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Judas Iscariote ocupa mucho espacio en los primeros días de la Semana Santa. Hoy </span><a href="https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2024-03-27" style="font-family: georgia;"><b>Miércoles Santo</b></a><span style="font-family: georgia;"> aparece en el evangelio de Mateo como <b>el discípulo que está dispuesto a “entregar” a Jesús. </b>Una vez que se ajustó con los sumos sacerdotes en treinta monedas, <i>“andaba buscando ocasión propicia para entregarlo”.</i> <b>Seis veces aparece el verbo “entregar” en el fragmento de hoy.</b> En todas ellas el verbo “entregar” puede ser intercambiado por “traicionar”. Judas “entrega” a Jesús como si fuera una mercancía. El mismo que criticó a María de Betania por despilfarrar trescientos denarios en un perfume de nardo es capaz ahora de entregar al Maestro por treinta monedas. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Para María de Betania, <b>Jesús es alguien que merece ser ungido.</b> Para Judas, <b>Jesús es alguien que puede ser entregado/traicionado/vendido.</b> La diferencia es clara. Me impresiona mucho la afirmación de Jesús durante la cena: <i>“Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar”.</i> Es obvio que la frase va dirigida a quienes estaban compartiendo con él la cena, pero <b>la frase atraviesa la historia.</b> Va dirigida también a quienes participamos en la Eucaristía en distintos tiempos y lugares.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> <div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG_xU8DZtDLzMAbN5s4LkTKuSmM-VhTR4vXBpUFhCV2-HWluZUgtZrCZ-MEm8biTWxH4rRX2O9kxeXHluyp1vUj0Nreg6U2AdEEcVqQ1iq8nAdjgAN4YbWaNqqoyrbaDL7gKhaCQ-JttJXbkATEpGSn18NsSEWvqgcr3JDpEMU-fn2gXE1im9mOvZEnf0/s1200/cena2.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1200" height="426" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjG_xU8DZtDLzMAbN5s4LkTKuSmM-VhTR4vXBpUFhCV2-HWluZUgtZrCZ-MEm8biTWxH4rRX2O9kxeXHluyp1vUj0Nreg6U2AdEEcVqQ1iq8nAdjgAN4YbWaNqqoyrbaDL7gKhaCQ-JttJXbkATEpGSn18NsSEWvqgcr3JDpEMU-fn2gXE1im9mOvZEnf0/w640-h426/cena2.jpg" width="640" /></a></div><br /><span style="font-size: large;"><b>La sola idea de “entregar” a Jesús, de intercambiarlo por otros bienes, me produce escalofríos.</b> Y, sin embargo, es lo que todos nosotros hacemos cuando pecamos, cuando con nuestra tibieza o nuestra cobardía, aseguramos “no conocerlo”, como Pedro. <b>Vivimos una fe demasiado blandengue.</b> A menudo nos dejamos llevar por la pereza, no estamos dispuestos a batirnos por Jesús. Lo vendemos por las “treinta monedas” de la tranquilidad, la aceptación social o el bienestar personal. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">La “entrega/traición” de Judas, por estigmatizada que esté, <b>no es sino el reflejo de nuestras traiciones miserables. </b>No nos gusta que nos lo recuerden, pero es redentor llamar a las cosas por su nombre. Quizá una forma de fortalecer nuestra fe es no tener miedo a reconocer nuestras cobardías y traiciones sin sentirnos humillados por ello, <b>abiertos a la gracia redentora de Jesús, </b>que perdona y rehabilita, que abre un futuro donde nosotros nos anclamos en el pasado. </span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhstEX6t8W6mEfuUV9VbUAb4LCarffjMCXXqslTQyCsSD53z93P_f3QWQHDbYlo79ivTeURWUNFf_zZ_bUrcFvlNgch214Cea2DTDjpwMe8_SuWeIpBARQPKCrJrzJRUKX7bR3SHWVYwhaWvfz5Mkrpu-xGk-ucOIsuAaSv0aVUohUPxEO_Zx9EYaeQgTA/w640-h360/Jueves-Santo.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Frente a la “entrega/traición” practicada por Judas y por todos los que nos parecemos a él más de lo que nos gustaría, está <b>la “entrega/donación” del mismo Jesús. </b>Esta entrega no es fruto de la traición sino del amor. <b>Jesús se convierte libremente en hostia viva </b>de esa Eucaristía que es ofrecimiento por toda la humanidad. Por eso, quienes lo seguimos, estamos invitados a no detenernos en la entrega/traición, <b>a hacer de nuestra vida una entrega/donación.</b> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Es verdad que esta segunda entrega <b>exige morir a nosotros mismos,</b> pero es una muerte que produce fruto, como la del grano de trigo que se siembra en tierra buena. La entrega/traición conduce al fracaso, a la desesperación, a la pérdida de todo. <b>La entrega/donación conduce a la plenitud de la vida, a la alegría sin fin.</b> Este Miércoles Santo nos confronta con estas dos maneras de afrontar la vida. ¿Entregar o entregarse? Mirándonos en el espejo de Judas y de Jesús, <b>podemos elegir libremente cómo queremos vivir nuestra vida</b>.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-55881061549637862932024-03-26T08:00:00.044+01:002024-03-26T17:35:42.946+01:00Todo lo hacemos mal<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicdNGa0yVlxBux-thXelIq3NF7JFgmO_hkkpYDEftJGl7wG_CKBhy-Ii67k8WeGaRGCZiY3b1T4bD9L16sFrplZjuSL5bdt7JMgpm24RbKOlDnwQklCQT2TMZaQQjnV3I87JcJUxJk8yIDegLbocnZi91wdMM8QoJvyv1wo8PEDiYxjTIapcpNuTZD_Mk/w640-h360/hacer1.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Llevo años asistiendo con una mezcla de escepticismo e hilaridad a un fenómeno que continúa creciendo. Me refiero a la tendencia de muchos
medios de comunicación a <b>decirnos todo lo que hacemos mal, </b>como si fueran el remedo de esa maestra sabelotodo que amargaba nuestra infancia. Me lo ha recordado
la edición de ayer del <i>Corriere della Sera</i>. A la
infinita <b><a href="https://mejorconsalud.as.com/15-cosas-cotidianas-que-haces-mal-y-no-te-das-cuenta/">lista
de cosas que hacemos mal</a></b> en casi todos los órdenes de la vida, el periódico italiano añadía el lugar equivocado donde guardamos la leche en el frigorífico. <b>Ya no
sabe uno si echarse a reír a carcajadas o llorar en una esquina de su cuarto. </b></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Ahora no dispongo de todos los enlaces a los artículos que he ido leyendo a lo largo de los años, pero
<b>puedo recordar algunas cosas de memoria. </b>Nos cepillamos mal los dientes,
preparamos de cualquier manera los espaguetis, no sabemos cocinar la
tortilla de patatas, estacionamos mal el vehículo, no conducimos bien en las
rotondas, pelamos sin criterio las gambas y los kiwis, combinamos desastrosamente las
camisas y las corbatas, doblamos mal los pantalones, no sabemos cómo encontrar
el inicio de una cinta adhesiva o abrir los envases de plástico y hasta clavamos
mal los clavos en la pared. </span></div></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Y no digamos nada cuando nos internamos <b>en el mundo de la medicina o del deporte.</b> Ahí lo raro es hacer algo bien. Lo normal es que hagamos estiramientos nocivos, que tomemos remedios caseros que son dañinos y que nos pongamos a correr sin haber hecho no sé cuántos minutos de calentamiento. En pocas palabras: <b>casi nada se debe hacer como
aprendimos a hacerlo desde niños</b>.</span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-family: georgia;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdv5bPE8AcvQ06N-FGDsusiWVMiD4ho2avGtk-XqCCh_C-d6fYcaGVm9gtZP0E_LmqFEDDKEXJ58xjYy8VWoL-U1ngfuSlaxdJmqUYi4rap0A2BEQqXPnSQDzTNw2NJmmNYWs2KwlOKVMpJWhPRj7XxcTqNZcIK2hrMqkLqFVLpvjRby8odDQS9B-RjPc/w640-h360/hacer2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /></span><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><span>Esta obsesión por decirnos continuamente cómo debemos hacer
las cosas es, con apariencia didáctica, </span><b>otra forma más de manipulación.</b><span> Presupone que todos somos ignorantes y que solo unos pocos “expertos” conocen los secretos arcanos,
<b>aunque se refieran a algo tan pedestre como barrer el suelo o asearnos.</b>
¡Todavía recuerdo con qué prolijidad infantil nos explicaban cómo teníamos que
lavarnos las manos durante la pasada pandemia! En Italia se repite un dicho que
viene como anillo al dedo: </span><i>“</i></span></span><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><i>chi sa fa, chi non sa insegna</i></span><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><i>” </i><span>(quien sabe hace, quien no sabe enseña). </span></span></span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><span>Como vivimos en la sociedad de la información, <b>todos somos
asaeteados a diario con indicaciones acerca de todo: </b>desde cómo debemos ducharnos
hasta cómo se debe poner la mesa en Nochebuena, colocar la wifi o recibir la comunión en la mano. Reconozco que, en medio de esta avalancha de consejos (o de <i>tips</i>, como se dice ahora con pasión anglófila) <b>también hay sugerencias útiles
que nos ayudan a mejorar nuestros hábitos.</b> <i>YouTube, </i>por ejemplo, está lleno de tutoriales
sobre las cosas más insólitas. Uno puede aprender a tocar y afinar la guitarra, hablar chino, preparar una paella, plantar un manzano, doblar una camisa o fabricar un explosivo. Pero llega un momento en que nos cansamos de
seguir tantas normas (o tantos <i>tips</i>). Al final, <b>cada uno nos apañamos como buenamente sabemos y
podemos.</b></span><b><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDRPQnD5fJ-VGTdMttoG4lOuMsa5y91rD-_xfxfmbX-3UCxbGXPuRtXSuEmsd947SytNspCrIeMd6LrOmdDTLf7rHa7UzfLDXAV1qbPr9By6j8nb-c4wxW5CE3OykQD1lqayGuSQV_6Gw9OpHJROKwCvTmxK-onar-zLFKS9xC2DOfXfeDOOJgQmovtz8/w640-h420/hacer3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b>El paroxismo se alcanza en el terreno de los medicamentos. </b><span>La industria
farmacéutica tiene productos para todas las enfermedades habidas y por haber.
Los publicita y los cobra a buen precio. Aprovecha la existencia de un buen
número de hipocondríacos. Al final, </span><b>los que entienden dicen que estamos convirtiéndonos
en una sociedad intoxicada. </b><span>¡No hace falta ser un experto para caer en la
cuenta de que, si castigamos el organismo con muchos ingredientes químicos, al
final arruinamos la salud! </span></span></div></span><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b>No sé cuál es la moraleja de la entrada de hoy</b>,
pero creo que lo que nos permite vivir con serenidad sin que se nos ponga cara de
estúpidos es mirar todas estas propuestas con un poco de sorna, tomar algunas
más prácticas y <b>seguir el dictado de la experiencia,</b> que nos va diciendo en
cada caso lo que conviene hacer o no hacer y el modo mejor de ejecutar las
cosas. Aprendemos también de nuestros errores. <b>Conviene que nos equivoquemos de vez en cuando</b>, aunque haya un tutorial en internet que nos explique paso a paso lo que debemos hacer para no cometer errores.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-77482608910344040312024-03-25T13:34:00.007+01:002024-03-25T18:36:55.034+01:00El refugio de los amigos<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikDRmWF1AriyjiIXhCimft5DzXUeGzISsdzgQjIvMTW3_cmW41k3cUvMYtrvwQw9BnAzMVPVjH5kAHiWDs4PEhQ8G_gJG7zdOL4vxuz4LHQsedLJmEcwkGlkuAC1Ta6ztWBou6NiNgZ8OGu_xWcinX6Yom1jaoJgmM_wt309OCJrh05ORbhPvzAZRHh9w/w640-h478/lunes1.jpg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span><span><span style="font-family: georgia;">Existe el <b>viernes negro</b> (<i>Black Friday</i>) al día siguiente del jueves de acción de gracias. El <b>lunes triste</b> (<i>Blue Monday</i>) se celebra el tercer lunes de enero. Hay otros días de la semana que reciben distintos calificativos: lunes <i>de pascua</i>, martes <i>de carnaval</i>, miércoles <i>de ceniza</i>, jueves <i>lardero</i>, viernes <i>de dolores</i>, </span></span></span><span style="font-family: georgia;">domingo </span><i style="font-family: georgia;">sangriento, </i><span><span style="font-family: georgia;">etc. <b>Pero solo en la Semana Santa todos los días (de lunes a sábado) se califican de “santos”. </b></span></span><span style="font-family: georgia;">Hoy es el primero de ellos. Otros años he escrito sobre el significado del </span><a href="https://elrincondegundisalvus.blogspot.com/2021/03/la-fe-se-transmite-en-dialecto.html" style="font-family: georgia;"><b>Lunes Santo</b></a><span style="font-family: georgia;">, que bien podría llamarse también el <b>“lunes de los amigos”. </b>Antes de sufrir la pasión, Jesús se refugia en Betania junto a sus amigos Lázaro, Marta y María. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b>Hoy quisiera reflexionar sobre “el refugio de los amigos”.</b> Quizá la expresión suene un poco reductiva (los amigos son mucho más que un refugio en momentos de crisis), pero vale la pena explorar este aspecto de la amistad en tiempos tan individualistas como los que corremos.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNRaYbpckkA_UY6xDO-4P2HupOQYYeJDceaOGl3vAMXWQaSBh-JBOEcFHGuQJ8lOd4DPoRdRYYzL0ycLY5q1smHPdBSaUwygipfq__TujPaQKiVPT9XhMK6rn7c-zCs7z3mDOqcoafuz-K0Y08Qjaj8FcTHfle8q8qMXsnd5FkfhheFzkMdhENDq1-0gQ/w640-h360/lunes2.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Tengo la impresión -quizá no es más que un sentimiento superficial- de que <b>nos hemos vueltos muy celosos de nuestra privacidad,</b> de que no queremos que nos molesten (ni siquiera las personas queridas) y de que tampoco nos gusta invadir el espacio de los demás. En vez de llamar por teléfono y pasar un rato charlando, <b>optamos por enviar mensajes de texto o pequeños audios.</b> Solemos decir que de esta manera no invadimos el tiempo y el espacio de la otra persona, pero, en el fondo, es una huida del desafío que supone toda conversación. Con muchas personas repetimos el mantra “a ver si nos vemos”, <b>pero nunca concretamos el lugar y la fecha.</b> Prodigamos el “puedes contar conmigo para lo que necesites”, <b>pero nos sabe mal que alteren nuestra agenda con peticiones inoportunas. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">En la lista más o menos larga de amigos y conocidos no es fácil señalar <b>con cuántos podemos contar “a tiempo y a destiempo”.</b> En caso de apuro, ¿qué números de teléfono marcaríamos con la seguridad de que al otro lado vamos a encontrar siempre comprensión y ayuda y no simplemente frases corteses y respuestas evasivas? En la adolescencia y juventud, <b>los amigos son sagrados. </b>Recurrimos a ellos antes incluso que a nuestra familia. En esas edades se establece una complicidad que va más allá de la cortesía y el derecho a la privacidad. De adultos, un poco escarmentados por experiencias negativas, <b>medimos más las distancias, nos protegemos más, nos volvemos más calculadores.</b></span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHJEem2PU-ZFieFJrv6AXeQ-Dq3VSz27drlayDWbxAJtnY1HTl14PijpMFRSH8i-dwfvZ-YH-SvA7Euz_JPj24DJ6QrD-U0rityM532GEXKIHfYAXWX8Te802lSXnnoIvNFpORLriKUdC_hfPCoSuSNsbDOXA4vZXkPlVxoe0_DUjcr2RSPjxfK7un8dA/w640-h360/lunes3.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Jesús no tenía que medir ninguna distancia con Lázaro, María y Marta porque con ellos se sentía en casa.</b> No se trataba de una relación profesional, ni siquiera discipular. Entre ellos se respiraba <b>la fragancia del nardo de la amistad.</b> Por eso, Betania era un <b>refugio</b> para Jesús en la fatiga del camino, pero también un <b>trampolín</b> que lo lanzó a asumir el final que lo aguardaba en la vecina Jerusalén. Cuando encontramos amigos así, que nos cobijan y nos lanzan, que nos quieren y nos estimulan, que nos perdonan y nos corrigen, que ríen y lloran con nosotros, <b>podemos afrontar la batalla de la vida con la seguridad de que no vamos a terminar derrotados.</b> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Hoy no es fácil ser y encontrar amigos con estos rasgos. La atmósfera cultural nos ha ido volviendo cada vez más celosos de nuestro espacio personal, menos pacientes, más herméticos. Los mismos que exhiben una identidad impúdica en internet son los que temen una conversación cara a cara. <b>La vulnerabilidad se maquilla con los filtros que nos proporciona la sociedad de la apariencia. </b>El resultado es que pocas personas nos molestan, pero, a la postre, pocas nos quieren. Disminuyen los lugares donde refugiarnos con seguridad. El propio yo acaba convirtiéndose en una caverna inaccesible.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-19270207173947616972024-03-24T11:27:00.003+01:002024-03-24T11:31:58.070+01:00¡Tú eres el Hijo de Dios!<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2lDwo2Zk0kFQQikaonWTPAFvJxBbgzLmdJ3uxHcUNFADGN_k9P6rZX6_Uk8gwvI4hVGR4GohRgS8ZQPeVySF8W4VQgm2uNX2WH_lxLPYThbhy4vXqYA7zNo3QeVUI8ELmJm-ch7JS05V_h3AxJsgJ1CYtmSUN3ZuCCOeklOsmiZab_NyMxFNW2i8aCXw/w640-h480/palm1.jpg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">El atentado de Moscú, aparte de ser una salvajada que clama al cielo, </span><a href="https://www.eldebate.com/internacional/20240323/rusia-alimenta-teoria-implicacion-ucrania-atentado-moscu-deja-115-muertos_184132.html" style="font-family: georgia;"><b>va a echar más leña al fuego</b></a><span style="font-family: georgia;"> de la guerra en Ucrania. Ha sido el preludio trágico a una Semana Santa que comienza hoy con el <b>Domingo de la Pasión del Señor o Domingo de Ramos.</b> Todavía luce el sol. Parece que mañana nos visitará la lluvia y, en cotas altas, la nieve. Cuando, dentro de unos minutos presida la procesión y la posterior Eucaristía, el pensamiento se me irá a <b>los cristianos que siguen sufriendo restricciones en Israel y, sobre todo, a las muchas víctimas de Gaza. </b>Es inevitable no pensar en Tierra Santa como espacio marcado por la sangre, como si esa intersección entre Asia, África y Europa acotara para siempre el territorio de la violencia y de la guerra. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><b>Jesús fue víctima de esa extraña conjura.</b> Lo recordaremos hoy, una vez más, cuando escuchemos el relato de </span><a href="https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2024-03-24" style="font-family: georgia;"><b>la pasión según san Marcos</b></a><span style="font-family: georgia;">. Como es bien sabido, los cuatro evangelistas dedican un gran espacio a narrar la pasión y muerte de Jesús. Cuentan los mismos hechos, pero <b>desde perspectivas diversas y con diferentes objetivos.</b> Cada evangelista selecciona o destaca aquello que puede resultar significativo para las comunidades a las que dirige su evangelio.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5Qp8dkyd6cHYMkr5Y6SIW5oiH7EVDRWzNY50q_2h4nC7BFq4MOr4jfkwcf8E51jL1EtWwzKLxtvz8QzHHHoqpf0ZMvaR0u9cFhfQrAwd7uOS74DowIKcljUcZF8zHqqPLU9T7rKokMpoEIv56f9Drj-Bgj9Lycdth1rFGHp-2vwFl3KzOgQcr_5xpOkY/w640-h360/palm2.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Este año 2024 seguimos el ciclo B.</b> Prestemos atención a algunos acentos de la <b>narración de Marcos</b> que pueden ayudarnos a comprender mejor su profundidad y actualidad:</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">1) El evangelista nos muestra a un <b>Jesús manso y desarmado</b>, que se entrega en manos de sus enemigos sin reaccionar. Marcos subraya este hecho para sostener la fe de los cristianos de sus comunidades, duramente probados por las persecuciones. Si el Padre no ha librado a su Hijo de las injusticias, las traiciones y los sufrimientos, los discípulos tampoco nos veremos libres de tener que afrontar en nuestra vida la falsedad, la hipocresía, el disimulo y la violencia.<br /><br />2) Marcos subraya más que ningún otro evangelista <b>la soledad de Cristo durante la Pasión. </b>En los otros evangelios, siempre encontramos a alguien que está junto a Jesús como una presencia amiga. En el evangelio de Marcos no hay nadie: Jesús es traicionado por la multitud que prefiere a Barrabás; es insultado, golpeado y humillado por los soldados; es ultrajado por los transeúntes y por los jefes del pueblo presentes en el momento de la crucifixión. Solo al final, después de haber narrado su muerte, Marcos hace esta acotación: <i>“Estaban allí, mirando a distancia, unas mujeres”</i> (Mc 15,40-41).<br /><br />3) El momento culminante de todo el relato de la Pasión de Jesús según Marcos es <b>la profesión de fe del centurión al pie de la cruz: </b><i>“El centurión que estaba enfrente, al ver cómo expiró, dijo: «Realmente este hombre era Hijo de Dios»” </i>(Mc 15,39). El secreto se mantiene hasta el final porque solo después de su muerte y resurrección será posible comprender quién es Él de verdad. Lo que más sorprende es que la proclamación de Jesús como “Hijo de Dios” no ha venido de uno de los apóstoles o discípulos, sino de un pagano.<br /><br />4) Solo Marcos, refiriendo la oración de Jesús al Padre, destaca <b>el apelativo arameo que ha usado: <i>“Abbá, Padre”</i></b> (Mc 15,36). Abbá corresponde a uno de tantos términos que, también entre nosotros, usan los niños para dirigirse a su progenitor. Jesús lo emplea en el momento más dramático de su vida, cuando, después de haber pedido al Padre que lo librara de aquella prueba tan difícil, se abandona confiadamente en sus manos.</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2csrurNbile1yCqosCuV0BhgxdyAMsVUknjqnc0IJ-RK521bFq_jHkUt6Te7YMMTWWMVuw4wnsQVwGais3nCSJ9sWwv7319LymWjXReu8Zq5Rk5AQh4bwOA-xXQ_9P3Y88FTA2CTsWdD91bjuTqqp76ugO6GyintWNRkq3Vr_oo_q0cmCdvWfGwxxJQ8/w640-h426/palm3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><div style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><b>Oración:</b></span></div></span><div style="text-align: center;"><span style="font-family: georgia; font-size: x-large;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="font-family: georgia; font-size: x-large;">No quiero que estés solo, Jesús, en tu pasión y muerte. Aunque no sea digno, <b>yo quiero estar contigo. </b>Soy tan cobarde como Pedro, tan traidor como Judas y tan huidizo como todos los demás, pero <b>quiero estar contigo </b>porque tú siempre estás conmigo cuando me visita la noche del dolor o la duda. Es probable que pase del hosanna al crucifícalo, pero ni siquiera en medio de la traición puedo huir de tu mirada. Te quiero, Jesús. Te necesito. Te acompaño. Amén.</span></div></div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-7891720173153467982024-03-23T13:24:00.006+01:002024-03-23T18:13:56.704+01:00Caigo contigo para que te levantes conmigo<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6r7p7s_p5Ohsj3svjh1iKEbtdsR_a1yQDW6FkV5FRY6F-pDn9eURHpxxxFQwKWylBAqrwjniiwz5i1xe6j53dOczuSaaMKNJ_dAmKCwezshdnlae63vmZ_ertKXwj6_ZQjowCbzOc0IKCVhr5K-uv77JfYj-RGMyxYRgddh6pwR8ypSxmC9D6_DXu6Pw/w640-h602/Viacrucis1.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">A la hora de empezar el <i>Viacrucis</i> nocturno por las calles de Vinuesa hacía una temperatura suave, de primavera aún tierna. <b>A la luna le faltaba poco para ser llena, lo que conseguirá el próximo lunes.</b> Niños, adolescentes, jóvenes, cofrades y personas mayores recorrimos las calles del casco antiguo durante una hora. <b>Nos detuvimos ante cada una de las catorce estaciones situadas en algunas casas de la villa. </b>La buena megafonía ayudaba a oír con nitidez las oraciones, cantos y meditaciones. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b>Me sorprendió la belleza y actualidad de los textos. </b>Luego supe que algunos se habían usado en la JMJ de Lisboa el pasado verano. Los jóvenes que los leían estaban poniendo carne a muchas de sus experiencias. En el bosque de palabras, <b>me llegó al corazón la frase que encabeza la entrada de hoy</b> y que un joven leyó en la novena estación. Para darle su justo sentido hay que ponerla en labios de Jesús: <i>“Caigo contigo para que te levantes conmigo”.</i> Me pareció grandiosa.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqb0Gmwq3lo7gqdrbEJelYsu2_MxFDzLxSqrH6XEw3fu8qytQxUfEEj2UTv8tRy7w9aziX7IHT-W_edGC8RFSxt_3fcottrWd4wl-EzhbF9o28oB9g8Obq-bvAz63mWAcURkxwkf5g2E9rD_95_7DQQXxJNq3U1sSbj9KOVmaoHEmYmYRB8ffU2208duU/w640-h500/Viacrucis3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Jesús -el de las tres caídas del <i>Viacrucis</i>- <b>cae con nosotros cada vez que caemos.</b> Cae cuando reincidimos en nuestras adicciones. Cae cuando incumplimos nuestros compromisos. Cae cuando nos cansamos de creer. Cae cuando mentimos, calumniamos o insultamos. <b>Cae, en definitiva, cuando nos venimos abajo por nuestra fragilidad. </b>Me gusta creer en un Jesús que no contempla nuestras caídas desde lejos, aunque sea con un corazón compasivo, sino que <b>prueba en sus carnes el dolor de caer con nosotros. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>Jesús se hace por un momento adicto </b>al alcohol, a las drogas, a la pornografía y a las redes sociales. Se mete en la piel de quien no puede más y cede a la tentación de la ganancia fácil, la corrupción y la mentira. Desciende ante el foso de nuestras traiciones e incoherencias. Sabe, en definitiva, qué sentimos los humanos cuando, después de haber soñado una vida distinta, <b>caemos en las mismas trampas de siempre y a menudo tiramos la toalla</b>.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhouZYvVm4e36hVGMkDuJXXU9NIQQbFdK-weiJQEEOcFpXJCpy7HJDLAANAbmwyqDXgWYcN05eklvry59HjwlOV5BrRzlqdQzh3HUOSxMGmxQx7AOvNxr7NDyTuDSLX0PAWtwSeEsYQAGkRrRazBFWqbvxq98dAejcVIQ4487o2R5Wvq2UAPd4fOKrOs9M/w480-h640/Viacrucis2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Pero hay una segunda parte que no tiene precio. El mismo que se rebaja hasta la hondura de nuestra miseria <b>es el que nos da la mano o carga con nosotros en el viaje de ascenso. </b>Jesús no se queda prisionero de nuestras caídas, sino que <b>nos ayuda a levantarnos antes de que la humillación deteriore nuestra dignidad.</b> Él no ve nuestro pasado, sino nuestro futuro. No ve lo que hemos sido, sino lo que podemos llegar a ser con su gracia. El juego del <i>“contigo”</i> (en la caída) y <i>“conmigo”</i> (en el ascenso) me parece una hermosa manera de expresar la dinámica cristiana. Anoche lo vi con mucha claridad. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">De regreso a casa, contemplando la luna casi llena, <b>caí en la cuenta del poder que tienen las palabras.</b> Por eso, necesitamos pensarlas bien, cincelarlas, regalarlas. Con ellas podemos destruir a una persona o levantarla de su postración. Un sencillo <i>Viacrucis</i> popular me resultó más elocuente que muchas homilías.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-48685548776845738972024-03-22T16:06:00.001+01:002024-03-22T16:22:42.143+01:00Se les escabulló de las manos<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjz9hzUVa7EE_9ynUZ-yVZq2AVfv9UbT6QFKKHjKtbimDW3PEJKiEnwUIYuCm4LUr-Da3TajuoycS7Qh5BLN4V6rTwJeLdyqDuAXpXA12Yo3dkoqy7iS5uL1zi2ms_kBM_YbqCLPG23i3KN9APHhn35XhCtoJgYBUDIMSyZKPLWMiNJhvdtSAFr0oETn_Y/w640-h456/viernes2.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b>Me gusta mucho el verbo “escabullirse”. </b>Según el diccionario de la RAE, las tres primeras acepciones son: 1) salir de un encierro, de una enfermedad o de un peligro; 2) dicho de una cosa: irse o escaparse de entre las manos; 3) dicho de una persona: apartarse, sin que de momento se note, de la compañía en que estaba. Es el verbo que usa el Evangelio de hoy para hablar de Jesús: <i>“Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos”.</i> </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">En este <b>Viernes de Dolores</b>, en vísperas de la Semana Santa, me parece que <b>a menudo también a nosotros se nos escabulle Jesús.</b> Tenemos la impresión de que creemos en él “por defecto”, como si alguien hubiera instalado en nuestro disco duro la aplicación de la fe. Pero esa aplicación se vuelve pronto obsoleta. <b>Necesitamos actualizarla continuamente para que funcione bien en la vida cotidiana.</b> Si no, se bloquea. Entonces, ese Jesús que teníamos al alcance la mano, como algo adquirido para siempre, se nos escabulle casi sin darnos cuenta.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE8QI5fgUgdv5u2n996Pdj7aaU_EhyphenhyphenFpWRaT6BboE_wlyZUdcsT31GzeULLVuLOktY5bmkgFo34xqHxSkBqywsWytw6o6ZGLB3lKln0mJHUgBPHwD4FQbO8-JkvGx3XyhWzQTFpGCNEcM6dKeGwOom9iFJ6kG-68NeWVTiYL_aCGshzh3RxRMHgsp-XPY/w640-h324/viernes1.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Hoy millones de personas se han puesto en camino hacia los pueblos y ciudades donde pasarán la Semana Santa. En muchos lugares se tienen las primeras procesiones nocturnas. <b>Hay cofrades que llevan todo el año soñando estos días.</b> Lo que más temen es que el mal tiempo arruine sus sueños y no puedan procesionar. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>¿Por qué la Semana Santa sigue teniendo tanto tirón</b> si hace tiempo que hemos conseguido el título de sociedad secularizada y los más ilustrados se empeñan en decir que se trata solo de residuos culturales o de ritos atávicos que tienen poco que ver con Jesús y su Evangelio? </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Confieso que, más de una vez, en medio de una celebración de Semana Santa exquisitamente preparada, o en el silencio emocionante de una procesión callejera, <b>he sentido que Jesús se escabullía discretamente</b> mientras nosotros poníamos alma, vida y corazón en ejecutar estas acciones con orden y belleza. <b>Jesús es siempre un insumiso que se ofrece con libertad, pero no se deja capturar. </b>Se escapa cada vez que queremos apropiarnos de su persona y su mensaje.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghEcXznkRGXBVJqhJNWGL2eI2AxYmdq0URphviPwhpGBt1m_mYFcYpEdwC-Xdr2sxZJrxWLntK22256MEri6Sw4fTVE-MYMGqk5ho19wtJJMofNXWKXBOl63jkepZxh6zS2WNjgW6GzL_w7c45RBlEHGKTDBlWl6Ha9c2JoeqdN5rm6ljit2ULgJvq4Ew/w640-h288/viernes3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Por eso, me parece que solo podemos vivir con verdad la Semana Santa cuando tomamos distancia de nuestros ritos y tradiciones y <b>nos dejamos sorprender por los modos que Jesús emplea para llegar a los seres humanos. </b>A veces, coinciden con los que nosotros consideramos tradicionales, sagrados, pero muy a menudo sus caminos no son los nuestros. <b>Él se escabulle de todo encasillamiento</b> y se manifiesta donde un ser humano sufre, busca o se arrepiente. <b>Hay “semanas santas” que no caben en un cartel turístico</b> o en el tablón de anuncios de una iglesia porque se producen en el corazón de las personas, allí donde se libra la batalla entre creer o desconfiar, amar u odiar, conformarse o buscar, aislarse o donarse. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Cuando nuestra vida sintoniza con estas “semanas santas” a pie de calle, <b>entonces las otras (la litúrgica y la devocional) se cargan de sentido. </b>Nos sirven para <i>actualizar</i> el misterio del Cristo que sigue muriendo y resucitando, para honrar su memoria con sentimiento y belleza, para afinar el corazón y los ojos de manera que <b>podamos reconocerlo en las costuras de la vida</b>, allí donde él se refugia cuando se escabulle de nuestros montajes demasiado interesados.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-51013089172532825662024-03-21T07:00:00.103+01:002024-03-21T17:08:29.072+01:00¿Más perros que niños?<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh30pcPgoSS0Py5orqhXcnadP52IJUxvyCsc6iBBgCOGgTDIAQGI3X5VVpPurJ1Oi5Asu-duUuAcYJs7QwwtfYq_z6k5TtgJrQJn99-XKMT2mLWM2q9jTpuR-jsQeShSRiPjMlA7Yza484MbhfeFP9nhYiKC3N_ToTlAX-4ZWPJTcqofPqbvbHwJbEcd0c/w640-h452/perro1.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Apenas veo carritos de bebés por las calles de mi barrio. Veo -eso sí- decenas de niños y adolescentes porque hay varios colegios en la zona. A uno de ellos acudo cada mañana. Me alegra observar a los más pequeños descendiendo del autobús escolar con sus mochilitas a la espalda. Pero lo que veo a cualquier hora (sobre todo, por la mañana y al final de la tarde) es a <b>muchas personas que pasean a sus perros.</b> Hay canes de todas clases, desde pequeños chihuahuas hasta enhiestos pastores alemanes, pasando por peludos pekineses. Sus dueños pueden ser jóvenes o de mediana edad, pero <b>predomina la gente mayor.</b> </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Aunque algunos van provistos de bolsitas de plástico para recoger los excrementos (en caso de que sus canes se pongan a defecar en plena calle, lo cual suele ser muy común), <b>no faltan residuos malolientes y olvidados</b> (sobre todo, en los alcorques de los árboles) que algunos viandantes pisan sin darse cuenta con el justificable enfado. <b>No entro ya en la costumbre más frecuente de orinar junto a las puertas de los edificios o en las esquinas.</b> Sé que, al abordar este controvertido asunto, me meto en un charco, pero creo que no va a llegar la sangre al río. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimxC3wJWKzOuipD4TaxfJFMR7H6oG0lKQq8kOqkV-vCHNTwb5v0mgcMZwVoL23RzcsWsEwjIzRCb9jRmZqkyFnQDyJ_3zoiTSn2uGCm9F4-tcBKBdTX8uOdnJI9H6UsQOPV7gAd_IHYm71Qu0MYb-3JpcBbeVRRYXFL0jjEXaTTIqfJMn7k0eE4ntlVRo/w640-h360/perro2.webp" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Hace tiempo que tenía pensado escribir sobre <b>esta proliferación de perros urbanos</b> y sobre la desidia de muchos de sus dueños, pero me he contenido un poco porque algunos de mis amigos profesan tal amor a sus canes que podrían darse por aludidos y, en consecuencia, sentirse ofendidos. No es mi intención. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span style="font-family: georgia;"><b><span style="font-size: large;">Desde niño he visto perros a mi alrededor. </span></b><span style="font-size: large;">Y digo bien (a mi <i>alrededor</i>) porque n</span></span></span><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">unca tuve la experiencia de tener un perro <i>dentro</i> de casa. </span><span style="font-family: georgia;">Mi abuelo materno siempre se hacía acompañar por un pastor alemán que solía llamarse Popy y que disponía de su propia caseta para pernoctar en tiempo de invierno. Cuando venía a visitarnos (cosa que hacía casi todas las noches), el perro lo esperaba a la puerta. Jamás osaba cruzar el umbral.<b> En aquella época los espacios estaban bien delimitados.</b> Quizá por esa distancia profiláctica carezco de la sensibilidad que observo en muchas personas de hoy, para las cuales <b>los perros son <i>como</i> miembros de la familia con muchos derechos y escasos deberes. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Varios amigos me han dicho que <b>la compañía de los perros puede llegar a ser más satisfactoria que la de los humanos. </b>Proporcionan un cariño incondicional sin demasiados altibajos emocionales, exigen muy poco a cambio de atención y, sobre todo, a diferencia de los humanos, no te enredan en madejas afectivas. Ya escribía el jesuita Carlos González Vallés en <b><a href="https://es.scribd.com/document/131996191/Viviendo-Juntos-Carlos-Valles">uno de sus libros</a></b> que un compañero suyo solía decir irónicamente:</span><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"> </span><span style="font-family: georgia;"><i>“Si quieres cariño en la Compañía de Jesús, cómprate un perro”.</i></span><span style="font-family: georgia;"> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b style="font-family: georgia;"><br /></b></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><b style="font-family: georgia;">De nuevo confieso mi ignorancia.</b><span style="font-family: georgia;"> Pido perdón por mi falta de tacto y de finura a quienes han desarrollado una exquisita sensibilidad hacia los perros. A pesar de estas observaciones críticas, </span><b style="font-family: georgia;">también yo disfruto con la belleza, inteligencia y fidelidad de estos animales</b><span style="font-family: georgia;">. Y comprendo que la relación con ellos ha ido evolucionando a lo largo del tiempo. Quizás hemos pasado de una relación utilitarista (guardianes de la casa o del ganado) a otra más convivencial. Es probable que tengamos que cambiar el punto de vista.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span><span style="font-family: georgia;">Pero, dicho esto, <b>me atrevo también a expresar algunas reservas y perplejidades.</b> He aludido ya, de manera suave, a la suciedad urbana que provocan, aunque los humanos no nos quedamos atrás. Todas las mañanas veo al portero de una finca contigua a mi casa fregando con jabón y lejía las huellas mingitorias caninas que indefectiblemente decoran los bajos de la fachada. <b>También mi comunidad hace algo parecido de vez en cuando,</b> pero n</span><span style="font-family: georgia;">o hay fregonas suficientes para aplicar el mismo procedimiento al resto de la calle. </span></span><span style="font-family: georgia;">[Por cierto, si los perros se han <i>humanizado </i>tanto, ¿no sería conveniente educarlos para que hicieran sus necesidades en un lugar apropiado de la propia casa y no en la calle de todos?]. </span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGWszVbTUf6uVMtL6A4D3tF_xkJYgANwD1BUv9FU38X9pBI1dU8DCHmYf2doiQwoLgg_yzJHDVFYhaFOJS2GckvZR21JVvP4JGn4UJpeDv6xIDc5CxibQXSK-LumLC_f8f9SAX3grlWGwOd1gxUKvZgqFjvSvqI5yjZb9Uoa0BhwBhwwVLq-dmbQ5P1C4/w640-h428/perro3.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><span>Aunque esta falta de conciencia cívica me molesta porque degrada la convivencia, </span><b>mi preocupación va más allá de la limpieza.</b><span> ¿Qué significa, en el fondo, esta proliferación de perros domésticos y urbanos? ¿Se han convertido en </span><b>sustitutivos de los niños</b><span> (en el caso de las familias jóvenes), de los <b>compañeros</b> (en el caso de los hombres y mujeres de mediana edad) o de los </span><b>cuidadores </b><span>(en el caso de los ancianos)? ¿Proporcionan <b><a href="https://www.hola.com/mascotas/20210212184287/es-normal-querer-mas-a-mi-perro/">más satisfacciones que los humanos</a></b> sin exigir especiales sacrificios, salvo el de alimentarlos bien y pasearlos un par de veces al día (lo que, por otra parte, es saludable para sus dueños)? <b>¿Estamos viviendo una “epidemia de soledad” </b>porque ya no estamos dispuestos a cargar con la fatiga y la responsabilidad que suponen las relaciones entre humanos y preferimos la compañía de los perros? </span></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">He oído opiniones para todos los gustos. Como en tantos otros asuntos, </span><b style="font-family: georgia;">tengo más preguntas que respuestas.</b><span style="font-family: georgia;"> Pero, a pesar de todas las comodidades de que gozan hoy, no estoy seguro de que me gustara ser un perro <i>humanizado</i> entre algodones, cubierto con un abriguito de lana, cuando genéticamente estoy hecho para correr, saltar, enfrentarme a los elementos y, si llega el caso, morder con autoridad. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Ayer vi un vídeo en el que una personalidad muy conocida, cuyo nombre prefiero ocultar, consideraba que la proliferación de perros urbanos como “compañeros de fatigas” es <b>un síntoma elocuente de la decadencia europea.</b> Mientras reducimos a </span><b style="font-family: georgia;"><a href="https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2020-12-04/mascotas-natalidad-veterinarios-animal-psicologia_2856763/">índices bajísimos la natalidad</a></b><span style="font-family: georgia;">, que es un signo de vigor y de esperanza (el factor principal para asegurar el futuro), multiplicamos el número de perros. <b>No está mal pensar dos veces este asunto</b>. Mientras tanto, hagamos cursillos acelerados de control de esfínteres.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Prometo escribir otra entrada sobre <b>la entrañable complicidad que puede llegar a establecerse entre un humano y un perro </b>para mostrar que no tengo nada contra la especie. Lo crítico no quita lo cortés.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-66232993716964046832024-03-20T11:42:00.013+01:002024-03-20T13:41:05.584+01:00Ya es primavera en el Rincón<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_d3R8Yho_-JHM2Q3rjO6EYJBWq49JhGyw34tr4YRdpa5rzy8PjQMviwT8xMlvfkg0pJFKS0v2Zd9T0hX1y6w0gp09cOqXuyKAAoJshyeuAJSi8p4hjFISo9hhzNKc-p5H2y42Mv6FRQ8l4ZqyvROHhpAvhbDODiwQOHQPvzSrw1NaCjCmXxSlfLziSLY/w640-h360/primavera1.webp" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">No es normal que mi despacho esté a 23 grados. Es verdad que el cambio de ventanas ha ayudado mucho al aislamiento térmico, pero la razón fundamental de esta agradable temperatura es que <b>fuera ha empezado ya la <a href="https://www.glamour.es/articulos/equinoccio-primavera-que-es-fechas-rituales">primavera</a>. </b>Este año casi se dan la mano la nueva estación y la Semana Santa. Cuando llegue la Pascua dentro de once días, muchos árboles estarán ya vestidos de hojas nuevas. <b>Me cuesta mucho imaginar este tiempo litúrgico en el hemisferio sur. </b>Hemos asociado tanto el triunfo de Jesús sobre la muerte a esa victoria de la primavera sobre el invierno que no acierto a situar la Pascua en el otoño. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">En fin, dejando de lado estos contrastes, para muchas personas <b>la primavera significa un estallido de vitalidad.</b> Incumpliendo el refrán que aconseja que “hasta el cuarenta de mayo no nos quitemos el sayo”, esta mañana he visto ya por la calle a muchas personas en manga corta, como si hubieran estado deseando con toda su alma que llegase este día. A mí me parece un poco excesivo. <b>Cada uno es deudor de su termostato</b>.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiE2IIXH1Hh5BVlFR7Kab4R2RP9PVw4DOXlw_AMrxP9iWE7U7bmlJYhesoeKnDoe0lCYTgUqUK07Gmzyywj433pT7fH2nv-5btwUwdnm0X_bbSj9Iz8e_D4H7AvVEu0bCO57ya3I0GxLmDWSfpxZDLE1Y-R5gMpdrz1FGti86vsl1J3dpeanUbD86F-NP0/w640-h360/primavera2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">No quiero ponerme demasiado lírico, pero los poetas siempre nos echan una mano. <b>Antonio Machado</b> da un brochazo verde para colorear la estampa: <i>“La primavera besaba / suavemente la arboleda, / y el verde nuevo brotaba / como una verde humareda”. </i><b>Pablo Neruda</b> completa la paleta de colores añadiendo un toque azulado, amarillento y rojizo: <i>“Todo ha florecido en / estos campos, manzanos, / azules titubeantes, malezas amarillas, / y entre la hierba verde viven las amapolas”.</i> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>Octavio Paz</b> añade al cuadro un toque aéreo: <i>“El día abre los ojos y penetra / en una primavera anticipada. / Todo lo que mis manos tocan, vuela. / Está lleno de pájaros el mundo”. </i><b>Adela Zamudio</b>, poetisa boliviana del XIX, subraya que con la primavera vuelve la vida: <i>“Después de la aridez y la tristeza / y del invierno pálido, inclemente / hoy que ya vuelves, primavera ausente, / todo a tu aliento a revivir empieza”.</i></span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi91tv8YR-hTkmsWy4j_mPVbu8jBxvym1GZsdw0yRZEV_gelN-eCE0DrfAsc4FQ9UGamedc4loBj46LNHlv2ABAgore4mVoT9mzFWrO3QwvfSqT95nU6vEUy1oNc8fCEnNAh3PqXWfceP4WziSWtRUQHKGrP6ejsmYA1qlZrR56dPfPqXijsYbrk8lAPpI/w640-h426/primavera3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Muchos otros poetas dan un paso más.</b> No se limitan a cantar lo que sucede fuera, sino que se zambullen en su interior y le asignan a la primavera significados ocultos. El cubano <b>José Martí</b> describe tres regalos de este tiempo: <i>“Con la primavera / viene la canción, / la tristeza dulce / y el galante amor”. </i>Por un camino parecido transita el granadino <b>Federico García Lorca:</b> <i>“Voy camino de la tarde, / entre flores de la huerta, / dejando sobre el camino / el agua de mi tristeza”. </i></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">El onubense <b>Juan Ramón Jiménez</b> echa mano de tres símbolos (rosa, brisa y lumbre) para poner música a este cambio de ciclo: <i>“Eres la primavera verdadera; / rosa de los caminos interiores, / brisa de los secretos corredores, / lumbre de la recóndita ladera”.</i> La chilena <b>Gabriela Mistral </b>le da un suave toque irónico: <i>“Doña Primavera / de aliento fecundo, / se ríe de todas / las penas del mundo”.</i></span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPENt2T_QATRKoDa4sW19HpsGvbQ3zJYzHBjPBJ2nzun4OybB6oF80rhfkWRwHeBtayLtt4C_oERzax0K7ayQeRC74dUKCjjtGt8Ut0V6hu03gDqSl6ijkr4CTPS9AqeQ758tlHv3uItt_uYRVVFQuGeTz-aEQafd4E4m-P0c1KkUhmb_sEsQeFGT5-zU/w640-h360/primavera4.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Me gusta mucho el poema del mexicano <b><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Torres_Bodet">Jaime Torres Bodet</a> </b>porque habla de las estaciones interiores: <i>“En primavera da flor el clavel. / Pero ¿en qué tiempo da dicha el amor? / En el recuerdo… / En primavera da aroma el rosal. / Pero ¿en qué tiempo da fuerza el dolor? / En el silencio…”.</i> El <b>recuerdo</b> y el <b>silencio</b> son los tiempos del <b>amor</b> y del <b>dolor</b>, quizá también los tiempos de la primavera y, por lo tanto, de la Semana Santa. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><span><b>En el dolor de la entrega, Jesús nos muestra su amor hasta el extremo. </b>En el silencio de la contemplación “recordamos” la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Pero no se trata de un recuerdo puramente emotivo, sino de </span></span><span style="font-family: georgia;"><b>una verdadera actualización del sacrificio redentor del Señor.</b></span><span style="font-family: georgia;"> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: x-large;"><br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-56281622800640824872024-03-19T07:36:00.007+01:002024-03-19T16:55:03.593+01:00Un hombre contracultural<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIlUBPenZWg7UpLTsBZG3aXU-ivx92yG2KgbvQlxMZpn8-Z-km49bMWNTYqNgNWnhzanl81bqF4ce67nwVbevEnchi6i7sgqdF-POniYsrCr9OdLiP4exoHCGg3tn6r1dtNGT8JNi6GYvxMCpTR9Ow3ocJvfypn_YUIGjRwGuFNq-3JPobuM7Y9rr1Q8w/w640-h468/Jose0.png" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">He escrito </span><a href="https://elrincondegundisalvus.blogspot.com/search?q=san+jos%C3%A9" style="font-family: georgia;"><b>tantas veces</b></a><span style="font-family: georgia;"> sobre san José en este <i>Rincón</i>, que hoy me cuesta encontrar un enfoque nuevo. Partiendo de los textos reportados por Mateo en el llamado “evangelio de la infancia”, quizá lo que más me llama la atención es la presentación de José como <b>el hombre dispuesto a llevar a la práctica lo que ha descubierto como voluntad de Dios.</b> Encadeno tres textos muy significativos: <i>“Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer”</i> (Mt 1,24); <i>“José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto”</i> (Mt 2,14); <i>“Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel”</i> (Mt 2,21). </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Es probable que este año me haya fijado en estos versículos porque <b>vivimos tiempos en los que hablamos mucho y hacemos poco. </b>José pertenece a la categoría de los que hablan poco y hacen mucho. Es un hombre contracultural. No lo encontraríamos nunca en las innumerables tertulias radiofónicas y televisivas, ni siquiera entre el grupo de los <i>influencers.</i> José se sentiría muy a gusto entre quienes preguntan qué hay que hacer y a continuación se arremangan para ponerse manos a la obra.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhizXV2YD8oMc0ixKv6ZtGfdy2fcuRdOUAinyBEkabY-Oy9f7IkB3QklsM9H5YK6D6icxrEdx4MJ7wlQ9XaZHLXbNX3y2wg2ONlrcWbQBNKV2Khb0xUWcjWn5tdGDgny1LEe1kElRUyT3uazYKnE8L-AxalTlNPI4EUC3VwhOGGrVvy1bEqc2h-nxZntYQ/w640-h416/jose1.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Necesitamos que el “principio josefino” coloree más la vida de nuestras familias y comunidades.</b> Está bien escuchar y guardar en el corazón (principio mariano), moverse y predicar (principio paulino), organizar y liderar (principio petrino), contemplar y amar (principio juaneo), pero necesitamos también subrayar la importancia de <b>la prontitud a la hora de poner en práctica lo que percibimos como voluntad de Dios.</b> Quizás, por eso, san José es tan popular y tan invocado. Se lo ve como un santo atado a la realidad, práctico, resolutivo, que no se pierde en la verborrea e indefinición que a menudo caracterizan nuestros estilos eclesiales. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">No es que “del dicho al hecho haya un trecho” -como reza el refrán popular-, sino que a veces hay una distancia astronómica. He sido testigo de reuniones, asambleas y capítulos en los que se discute hasta la saciedad un concepto y un vocablo sabiendo que después <b>la vida seguirá su curso sin tener en cuenta los resultados de esa discusión.</b> Hay personas y culturas a las que les encanta hablar, discutir y programar, pero bastante menos hacer y revisar. Por el contrario, <b>hay personas y culturas que hablan poco y concentran su energía en realizar bien y cuanto antes lo acordado.</b></span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_Nazaret"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXg6lmSpFu1xuE5M67env5ey0D3VqTEl4ezJvSlhdIEKJ5Gio4k2OPoGPDgO7_1gQxYVAkohqStJABkO5RBVC4avgEgCS6hovnBqWumKRO8Ks8jEa8tOYo94l9IGCGSRvRoVXE1pDYwhFaSVmeh70aGsSI993Y97UrCccwgA2ZTqf32jwwrHPrODtt3nU/w640-h480/jose3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>José de Nazaret</b></span></span></a><span style="font-family: georgia; font-size: large;"> pertenece a la categoría de personas que hablan con sus obras, que practican un silencio elocuente. Es muy probable que, debido a la escasez de datos sobre su figura, proyectemos sobre ella nuestros prejuicios, expectativas, sueños y temores. Conscientes de este riesgo, <b>debemos atarnos lo más posible a los datos -ciertamente teologizados- que nos ofrecen las Escrituras.</b> Y, en cualquier caso, acercarnos a él como <b>intercesor.</b> </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b>Son innumerables los colectivos e instituciones que lo invocan como patrono.</b> Es patrono de la <b>Iglesia católica</b>, de <b>países</b> (como Austria, Bélgica, Canadá, Costa Rica, Corea del Sur, Italia, México, Nueva Caledonia, Panamá, Perú, Vietnam), de <b>colectivos</b> (padres de familia, carpinteros, artesanos, trabajadores, emigrantes, viajeros, administradores, seminaristas y niños por nacer). Es igualmente <b>“patrono de la buena muerte”</b> por considerar que murió en brazos de Jesús y María. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">En este año 2024 le pido que cuide de manera especial a la <b>Iglesia</b> (en un momento de fuerte tensión interna) y a los <b>emigrantes</b> (que en muchos lugares del mundo arriesgan su vida buscando un futuro mejor).</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-6596338340213699972024-03-18T10:48:00.008+01:002024-03-18T12:07:12.343+01:00Vete y no peques más<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgazx4iP3m860vM2E_AVpSb2wF8mXcWq5VrNC3LmZqC14Nn1bJvgEHC1ZTBjEZKGeNeMS6P9JIcc5j3moSuwTeBb6eiB0Ugx_bnnGSnna8nxpxF94Ip959ithh7hRLFZNvLMokgvkvrZWp9HS2UJ8W2_5oCGHzwXjGfGZhekBlrxyd3jv_7slSvaFqtAeM/w640-h426/mujer1.webp" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Desde niño me ha impresionado <b>el relato del encuentro entre Jesús y la mujer adúltera</b> que leemos en el Evangelio de este lunes (cf. Jn 8,1-11). De no haber sido auténtico, la Iglesia no se hubiera atrevido nunca a incluirlo en sus escritos primitivos. Lo que todavía no sabemos bien es por qué un texto que encajaría muy bien al final del capítulo 21 de Lucas ha ido a parar al capítulo 8 de Juan. Ni el estilo literario, ni el enfoque teológico están en línea con el cuarto evangelio. <b>Todo apunta al evangelio de Lucas, el de la misericordia. </b>En cualquier caso, la historia es una joya imperdible que nos ayuda a entender el poder transformador del perdón. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Una de las explicaciones más socorridas es vincular este relato a la referencia al juicio que se hace en Juan 8,15: <i>“Yo no juzgo a nadie”. </i><b>Sea como fuere, la actitud de Jesús nos desconcierta.</b> Lo que le dice a la mujer –<i>“Tampoco yo te condeno”</i>– es una revelación de la actitud de Dios hacia los pecadores. <b>El perdón no tiene límite.</b> Nadie de los presentes resiste tanta autenticidad y tanta audacia. Todos se van retirando, comenzando por los “presbíteros” (es decir, por los de más edad).</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUHuVMKFwo6Uo5q_pz4Jqb8CXvgC4QA2g7OsLXnFlzVkq7eRpYjGt7iRulBZQuHuKJwtkIgC4bskGEr5aS3F8ReLxBD8pOJvwCXhCviJJKaEF9Of3j4ebl3CYZCKcimPNTMH9UVIJeLXfFwb_mZ0bVQxPQaNkNeyuUP7yxPi43LB0qyataMlN0onMJ9dI/w640-h394/mujer2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">La historia es demasiado nueva para quienes son deudores de una concepción equilibrista de la justicia: “tanto has hecho, tanto mereces”. <b>Jesús no tolera el adulterio. </b>Considera que es una afrenta al amor. Pero sabe también que el mejor modo de ayudar a la mujer adúltera a superar su pecado no es la condena –como querían los biempensantes de su tiempo– <b>sino el perdón que abre las puertas del futuro. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Por otra parte, en el relato <b>no aparece por ninguna parte el varón.</b> El peso de la ley suele recaer siempre sobre los que menos cuentan; en este caso, la mujer <i>“sorprendida en flagrante adulterio”. </i>Muchos comentaristas y predicadores insisten en que, después de perdonarla, <b>Jesús le pide a la mujer adúltera que no peque más.</b> Temen que el perdón sea una especie de puerta abierta para volver a las andadas.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDxxpyXoyX-e8x-eLSLet52ywXUG9IkUSVpz5upQKN7vyIBMd8FgMpWXOdw6wpdxAd0ZbXhlyvJSKhbiIWLsf2wdg09Qxt-5U6hv6KngocKSnHDKVi8luYr_sIk4kpjvxVRvHtUZ5z8HDfOdphbornTRzmPFw12YzAmQcTvyhB8-_gdx82LucvsCHbIJ8/w640-h366/mujer3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Podemos entender las cosas de otra manera. Creo que el sentido más profundo es este: <i>“En adelante, con el regalo del perdón recibido, tendrás fuerza para no volver a pecar”.</i> El perdón inaugura un modo nuevo de percibirnos y de relacionarnos con los demás. Cuando somos perdonados de verdad, entonces algo dentro de nosotros se renueva. <b>El perdón nos capacita para ser personas nuevas que viven desde el amor y para el amor.</b> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Por eso, lo mejor que podemos hacer para ayudar a las personas a cambiar es <b>ofrecerles un perdón gratuito</b>, el mismo que hemos recibido nosotros y que nos ayuda a levantarnos de nuestras caídas y proseguir el camino con Jesús.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-35735077406980396292024-03-17T00:00:00.006+01:002024-03-17T07:03:25.285+01:00Judíos y griegos<p></p><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJ5D9TKYqZA0oKuf6TU-nhFBE1nncaCK1coDBU1izYtgLM7THHpout0qeZ95S3BQ7Mc7uU1sK8470_2q2CMrJhvAZfSG_Pq4JXMzseJFKYgVat1l7BMYal0PzAy9wvr12c2ryYFL6OYu__Dh5Mffyk38QZRfw6fD1znKbwRPwjU9xrLRPMaamChyphenhyphenmAbnI/w640-h360/giegos1.jpg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span><span style="font-family: georgia;">No es fácil acoger el mensaje que nos propone el Evangelio de este </span><a href="https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2024-03-17" style="font-family: georgia;"><b>V Domingo de Cuaresma</b></a><span style="font-family: georgia;">. Estamos a pocos días de la Semana Santa. Un año más volveremos a celebrar la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Y volveremos a preguntarnos: <b>¿Fue la crucifixión de Jesús algo evitable?</b> ¿La eligió él, fue un veredicto casual, o le fue impuesta? En el Evangelio de hoy vemos con claridad, de forma anticipada, que <b>la crucifixión fue una elección tomada por Jesús.</b> Esta es la perspectiva del </span></span><span style="font-family: georgia;">Evangelio de Juan. El procurador Pilato desempeña un papel secundario en la ejecución de las elecciones hechas por Dios. </span><b style="font-family: georgia;">Quien de verdad elige es Cristo, el auténtico Rey.</b><span style="font-family: georgia;"> Los gobernantes terrenales se limitan a ejecutar.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Para comprender un poco mejor el trasfondo de esta voluntad de Jesús, regresemos a la escena que hoy nos propone el Evangelio. <b>Jesús se encuentra en Jerusalén por última vez antes de la crucifixión.</b> Tras su entrada triunfal en la ciudad, los dirigentes ya están tramando la represión de este posible levantamiento galileo para mantener el equilibrio de poderes y evitar una toma total del poder por los romanos. En el pasaje que leemos hoy, <b>encontramos a un grupo de griegos acercándose a Jesús</b> a través de dos apóstoles que, curiosamente, llevan nombres griegos: <b>Felipe y Andrés.</b> </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">En este encuentro, a primera vista anecdótico, <b>Jesús anticipa el futuro de su comunidad.</b> Comprende que se pone en marcha la hora de su acto final de redención. Se da cuenta de que ya no es sólo un mero líder galileo. Ahora está en Jerusalén y los que vienen a buscarle son griegos. Estos representan al pueblo no judío que entrará más tarde en la comunidad de sus seguidores. <b>Se ha cruzado una frontera, se ha traspasado un límite.</b> Su mensaje -utilizando categorías de hoy- se estaba volviendo “global”. En ese contexto se oye la voz del cielo: <i>“Lo he glorificado y lo glorificaré de nuevo”. </i>Esta voz viene para confirmarles a los griegos que, <b>en Jesús, se han encontrado con el Dios verdadero.</b></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijJDGZsygD6GuEFRbSXBOW6x_nGFre2QbxSF3rDQT1ssHLr7lqieehFfy2sY1m-47OixTNWAN5QRCYGzFy5mkcSReeIOXOxHhkmikqmEYACfw95bAI_QOlsfYFZY_nbXI05D3cW7NugiiS-6hWfkXhjDGY8wk5BCaWaiR6BcqaIP7nSDuW-Nkf8EKA4ak/w640-h360/griegos2.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Ahora bien, ¿cómo se va a producir esa “glorificación”? <b>Será a través de la crucifixión.</b> La cruz será cadalso y trono. Jesús siente la tentación de huir de ella, pero acepta pasar por ese sacrificio porque comprende que su misión está ligada a la glorificación en la cruz. De manera parabólica, compara su inminente sacrificio con <b>la fecundidad de un grano de trigo que se descompone en la tierra para dar vida a muchos granos.</b> A menos que se ofrezca voluntariamente al proceso de descomposición (la tortura y la muerte), no habrá frutos espirituales. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Aquí llegamos a la entraña del cristianismo, a lo que lo hace completamente distinto a cualquier otra religión: <b>¡Los sufrimientos y los dolores por amor pueden hacerse salvíficos!</b> Desde el punto de vista histórico, la crucifixión fue un castigo que le impuso el procurador romano. Lo que convirtió en <i>salvífico </i>ese acontecimiento fue <b>la decisión voluntaria de Jesús de asumir el sufrimiento.</b> Para que el sufrimiento sea salvífico, debe ser voluntario y por amor, nunca impuesto desde fuera. <b>Jesús decide libremente que vale la pena morir por los valores del Reino.</b> Su ejemplo es el que han reproducido los mártires de todos los tiempos. Jesús nos enseña a gastar nuestra vida no solo por lo que merece la pena vivir, sino, sobre todo, por lo que merece la pena morir.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWgKJwLrdE_8W36E5q5t210mL0R_unA-x_paT00xQEfI2oVcsm7KDcPLCZbRpZ9ww12Qlgz1-DN_Y-0NetYSf3uHMSk0XZfzHZ6d6ZHpPcApcK1F4YrZ8s6f0_38j1QXTK_5pGxC4ucDGFghArA2lktEdKzzXvuNuRU853ukRZVI35XRF7xtURyt5PuPI/w640-h434/griegos3.jpeg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Llegados a este punto, es muy difícil regresar a nuestra vida cotidiana sin preguntarnos si de verdad hemos hecho nuestra esta experiencia de Jesús. ¿Estaríamos hoy dispuestos a morir por Dios y por los demás, como hicieron, por ejemplo, los <a href="https://www.martirescmfbarbastro.org/"><b>mártires claretianos de Barbastro</b></a>? Si no hay nadie ni nada por lo que morir, entonces tampoco hay un fundamento sólido para vivir. Quizá este temor a “dar la vida” que respiramos en nuestra cultura actual explique <b>por qué no acabamos tampoco de disfrutarla como un don</b>, sino que la exprimimos como un hecho efímero.
Tenemos por delante varios días para sumergirnos en este misterio.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><p></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-5364769433255942992024-03-16T13:08:00.015+01:002024-03-20T13:04:58.434+01:00Un poco de escucha, por favor<p></p><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhew8FD7FzNAULFRmSdnQdo6G0KGkVhu57TFF3UGF8C41wVx06VydQAWtXWoyu9rSLA8CYO_i_H6OecuKAbzayIA0e2tI734grJHwh7S6H95GdiBkJ-P3wzVZtyvB1bc-mBO9CZ9rVh8FUN9NIQhbNuORP9rxT2NWUTgrz_1KxhteGCwoZGyZ4ioOvMCYA/w640-h454/vieja1.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Salgo de mi casa a eso de las siete de la tarde. La fachada y la puerta del edificio son muy distintas a las de los edificios contiguos. Mi casa no parece el típico bloque de pisos. ¿Será un convento? ¿Quién vivirá tras esas ventanas antiguas con arcos de medio punto, verjas de hierro en la planta baja y persianas blancas? <b>Apostada frente a la puerta, veo a una viejecita de edad indefinida.</b> Camina con ayuda de un andador. Va bien abrigada y se toca con una especie de gorro de lana marrón. Cuando hago ademán de enfilar la acera hacia abajo, me detiene y, sin mediar saludo, me pregunta: <i>“¿Es usted sacerdote?”.</i> <b>Le respondo afirmativamente.</b> Entonces se presenta. Me dice que nació en Córdoba (Argentina), que vive sola en un piso de la calle perpendicular a la mía y que si tengo tiempo para charlar un ratito. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Antes de que le conteste, empieza a decirme que estudió historia en la universidad y que está muy preocupada por la guerra de Ucrania y por el posible estallido de una tercera guerra mundial. <b>La escucho con mucha atención sin interrumpirla. </b>En un momento dado cierro los ojos y suspiro. Entonces ella me espeta: <i>“¿Le estoy aburriendo?”.</i> <i>“No, no</i> -respondo yo- <i>la estoy escuchando con mucho gusto”.</i> Entonces ella prosigue unos diez minutos más compartiendo su preocupación por el grave momento que estamos viviendo. Al final me dice que no quiere robarme más tiempo y se despide cortésmente, no sin antes añadir que <b>le gustaría que nos encontráramos otra vez. </b>Ella sigue su camino y yo enfilo el paseo de Rosales.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5di7vIpVQFDNuL9s_noW_eQl0I591ykK1TCk7y2_hbw5CXphT2lAi6tOVsmSsNTeLXctX9IbCKYkaRldJ1GjhT4u4b5ra2EgqDzdROhRzBhcFLcwXc2JzHDKZVSdS1_lnyE1jtOoxGwbaxqaVTVDjKpFjLd43PgjyF71_pPYOf_lCU4B5NuB7twF_JBs/w640-h384/vieja2.jpeg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Mientras caminaba hacia plaza de España, en la cabeza me daba vueltas la persona, no el tema de la inesperada conversación. La simpática viejecita argentina, cuyo nombre ignoro, <b>necesitaba hablar con alguien y ser escuchada</b>. Lo de menos era el tema. Abordó el asunto de la guerra y la paz porque seguramente le parecía que ese era un tema al que un cura podía ser sensible, pero, en el fondo, lo que buscaba era que <b>alguien se detuviese un ratito a escucharla en medio de las prisas de Madrid. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">¿Cuántas personas ancianas viven solas en esta gran ciudad? ¿Cuántas no tienen a nadie con quien mantener una sencilla conversación? <b>La soledad es otra de las epidemias contemporáneas.</b> Lo peor de todo es que, mientras para algunas enfermedades graves no acabamos de encontrar un tratamiento eficaz, la soledad se puede vencer con algo que está al alcance de cualquiera y que es gratis: <b>la escucha empática y atenta.</b> ¿Por qué se nos hace cuesta arriba escuchar, como si siempre estuviéramos carcomidos por la prisa?</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5MbudZGknT_DSAn8HPaB40kJkf0oKEbjzxO7dGOcsPNj9-05IsQ8cJodrGaBYeeBEpP9adA6b9WtFOimk40jt6e9K2sR3ssd3RUTYBi_sqAKtwHnsdHnhJu-r7-YhirrCdQ8Qyljg5MOrCDqGYOKEhx-WqpMUhXE_9iN6QgAVVGzY2d0jRNo2qb89DXE/w640-h426/vieja3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Hoy quiero contemplar a Jesús como el gran escuchador</b>, alguien que, alimentado desde niño por el <i>Shemá</i> (“Escucha Israel”), hizo de su misión <b>un ejercicio permanente de escucha.</b> Por eso, fue tan sensible a las necesidades humanas. Todas las abordó desde la compasión, no desde el juicio: <i>“No he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo”</i> (Jn 12,47). </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Si hoy tuviera que escoger un ejercicio que concentrara la oración, la limosna y el ayuno (las tres prácticas cuaresmales), <b>escogería sin duda la escucha.</b> Hay una demanda extraordinaria. Los niños y adolescentes necesitan ser escuchados más que regalados. Los jóvenes, aunque alardeen de autonomía, buscan siempre a alguien que los escuche y comprenda. Los adultos a menudo cubrimos la soledad con el disfraz del trabajo y el entretenimiento, pero valoramos mucho que alguien (un amigo, el vecino, el médico, un psicólogo, un cura) dedique tiempo a escucharnos sin darnos un sermón. Y las personas mayores, a menudo cansadas de casi todo, lo único que necesitan (que mendigan a veces) <b>es un poco de tiempo y atención.</b> Si no lo encuentran en sus casas, lo van a buscar en la calle. La
viejecita argentina me abrió los ojos.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><p></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-81360510603450022422024-03-13T07:00:00.024+01:002024-03-17T13:31:02.662+01:00No es un Papa de transición<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhgXhu8qV10wjPIkXbCwnZNgeo1dxwk7APndTruRDidw04ZBIi4h8BiTmHFkw5YkV0pdGeod13Pt6VDZloBR05O00NADvirNgAGyLcFmn_fWrge95cctmUR5OahGI1DaLidsfo8CGn0dLcdKbsCKZd8lB_Qt78WAWZSgRripRhLFDQdbCqOjVu-3eH-n-g/w640-h360/papa1.jpg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Se cumplen hoy <b><a href="https://www.eldebate.com/religion/vaticano/20240313/once-anos-papa-francisco-critica-clericalismo-ideologias-consumismo_181257.html">once años</a></b> de la elección del cardenal argentino </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_(papa)" style="font-family: georgia;"><b>Jorge Mario Bergoglio</b></a><span style="font-family: georgia;"> como Papa de la Iglesia católica. Recuerdo muy bien aquella tarde lluviosa del <b>13 de</b> <b>marzo de 2013. </b>En cuanto la RAI dio la noticia de que había aparecido la <i>fumata bianca</i> en la chimenea de la Capilla Sixtina, <b>me precipité corriendo a la plaza de san Pedro.</b> Tardé poco más de 40 minutos en llegar. No tomé ningún medio público. Fui a pie desde mi casa en Roma. <b>Pasaban pocos minutos de las siete de la tarde.</b> Poco a poco, la plaza se fue llenando de gente con paraguas. Creo que, una hora después, <b>apareció el nuevo Papa sonriente en el balcón de la logia de la basílica de san Pedro.</b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">El cardenal protodiácono, el francés </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Louis_Tauran" style="font-family: georgia;"><b>Jean-Louis Tauran</b></a>,<span style="font-family: georgia;"> <b>pronunció la fórmula de rigor con voz temblorosa:</b> <i>“Annuntio vobis Gaudium Magnum: Habemus Papam. Eminentissimum ac reverendissimum dominum, dominum Georgium Marium, Sanctae Romanae Ecclesiae Cardinalem Bergoglio; qui sibi nomen imposuit Franciscum”</i> (Os anuncio una gran alegría: ¡tenemos papa! El eminentísimo y reverendísimo señor don Jorge Mario, cardenal Bergoglio de la Santa Iglesia Romana, quien se ha puesto el nombre de Francisco). Para mí era una figura muy conocida. La </span><a href="https://tiendaclaretiana.com.ar/" style="font-family: georgia;"><b><i>Editorial Claretiana</i></b></a><span style="font-family: georgia;"> de Buenos Aires publicaba sus libros como arzobispo de la capital porteña. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">A mí lado había una pareja de jóvenes italianos que mostraron su sorpresa ya que <b>no sabían quién era el tal Bergoglio. </b>Supuse que se sentían frustrados porque el cónclave no había elegido a un Papa italiano. ¡Y ya iban tres desde Juan Pablo II! Así que, ni corto ni perezoso, con afán de atemperar su decepción, les dije: <i>“Il nuevo Papa è argentino, ma di origine italiana”</i> (el nuevo Papa es argentino, pero de origen italiano). No me esperaba su reacción: <i>“Siamo contenti, noi non volevamo un Papa italiano”</i> (Estamos contentos, nosotros no queríamos un papa italiano).</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSlYTHeO3i0fxCMrFxaCXnuPJLPoptM8vw2cRhVEMsw4JMLJPdPvVmcZZTnfwHOFK7F4GYj8N0h0IHQlJkXHtBPZfxfBCElM3YckiKgDPnMNpbqkzj0gS6-9tOBdxQLtnSWBnUmArPejGe1KpeMqauNW7rYj5JVoPABmzrGzGbgQIi-oPaZ_BAIeaEZ4w/w640-h360/pope2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">A lo largo de estos años, el entusiasmo inicial ha ido evolucionando hacia <b>una opinión pública cada vez más polarizada. </b>En general, los sectores progresistas (tanto dentro como fuera de la Iglesia) <b>lo siguen viendo con simpatía</b>, aunque no siempre compartan todos sus puntos de vista o estén dispuestos a secundar sus orientaciones. Los sectores más conservadores (católicos o no) han ido incrementando sus <a href="https://infovaticana.com/2024/03/01/demos-ii-hace-un-retrato-demoledor-del-pontificado-de-francisco/"><b>críticas</b></a>. Algunos extremistas han llegado incluso a cuestionar <b><a href="https://www.vidanuevadigital.com/pliego/las-sinrazones-del-sedevacantismo-actual/">la validez de su elección</a></b>. A medida que se acerca el final del pontificado (la edad del Papa no perdona), <b>se hacen más duras y abiertas las críticas.</b> La declaración <a href="https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_ddf_doc_20231218_fiducia-supplicans_sp.html"><b><i>Fiducia supplicans</i></b></a> del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha sido la gota que ha colmado el vaso. Episcopados enteros de África han dicho que no piensan aplicarla en sus diócesis. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">He escrito muchas veces en este <i>Rincón</i> sobre el <a href="https://elrincondegundisalvus.blogspot.com/search?q=papa+Francisco"><b>papa Francisco</b></a>. Corro el riesgo de repetirme, si es que no he caído ya en él, pero la fecha de hoy exige un nuevo acercamiento lo más objetivo posible. Sé que entre los lectores del <i>Rincón</i> hay <b>entusiastas defensores del Papa</b> y probablemente <b>algunos detractores.</b> Comprendo muy bien que, más allá de su significado religioso, una figura humana como la suya suscite simpatías y antipatías casi a partes iguales. Comprendo que las personas más críticas sintonicen con algunos elementos de su estilo pastoral y cuestionen otros. <b>Me parece normal y saludable. </b>Siempre ha sucedido (aunque no siempre ha sido posible exteriorizarlo) y supongo que seguirá sucediendo. Y más en una Iglesia que no solo tolera, sino que <b>defiende la libertad de expresión</b> y la necesidad de que haya en su seno una madura opinión pública.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh04srR9reoatnzGAIxuWFSaW_Z3zdts1lyM28x7hn0M9FlD4UMwq7wbJHn2hB5ps-irba47au335-fnx3c5_g-ngQvmZLqK-IK3T2tcShiTEec9chQCLw9Oo6cqfbLkitUEEmEQxcOkAUnRD0Q6hIZ6mu1ZLZzkRgL6h2neYDEMraJmpi-ah1p76awjM4/w640-h426/pope3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Lo que me resulta sospechoso y muy preocupante es <b>la inquina que algunos sedicentes católicos muestran hacia el Papa Francisco.</b> Como si algunas de sus posiciones hubieran tocado fibras muy profundas que han hecho tambalear su fe. O, por lo menos, su manera de entender la fe. <b>¿De dónde surge ese “exceso” de crítica?</b> ¿Qué significa? ¿Tiene que ver con cuestiones que se refieren al dogma y a la moral o, más bien, con el estilo “desenfadado” del Papa y sus modos poco vaticanos (y muy porteños) de conducirse? </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>No tengo respuestas precisas,</b> pero intuyo que en bastantes casos la animadversión procede del hecho de que el Papa Francisco, con su vuelta “ingenua” (franciscana) a lo esencial del Evangelio, con sus rupturas del protocolo, los descoloca, <b>los obliga a replantearse muchas cosas que daban por sentadas </b>y que no eran sino tradiciones humanas, los empuja a un estilo de vida más sencillo y misericordioso. ¡Necesitábamos una sacudida de este tipo para no hacer de la fe algo automático y bajo control!</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Sea como fuere, lo propio de las personas maduras es <b>hablar con argumentos objetivos</b>, superar las reacciones viscerales, evitar las acusaciones infundadas y dejarse cuestionar por aquellos que nos obligan a ensanchar nuestro horizonte mental y afectivo. Me dan más miedo los que tienen respuestas contundentes para todo que los que se atreven a hacerse preguntas con humildad.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.blogger.com/video.g?token=AD6v5dzc4S_FNpsnvAq4_f2V4DjCe0vBx4xMiGUtpHMdcDhunesVpYBwpA9XyePjmFySh_kQtX9uOODQPGqRrO-7-g' class='b-hbp-video b-uploaded' frameborder='0'></iframe></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-21108471193836692142024-03-12T13:17:00.011+01:002024-03-13T10:16:46.341+01:00Comunión y fraternidad<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhEl0UsJ-nEcVlJDeh7Ellkr_4dcDlPKp-UIqy50h1lAwwa5W50SVRo6E2dqizrS3TBn6O41q-K1kxgVAuECaK4ZcdysBtW2MpTtH2V-D_2SBrH1XzzTo_jsge9IBN7QIHZUEDxNmp6jLazYL0LJX4v5pa0YXuWlb9beAQPD5AUKd8BKL5ZAQAvchls_I/w640-h490/Semana1.jpg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Acabamos de terminar la rueda de prensa en la que se ha presentado la </span><a href="https://www.itvr.org/noticias/53%C2%AA-semana-nacional-de-vida-consagrada" style="font-family: georgia;"><b>53 Semana Nacional para Institutos de Vida Consagrada</b></a><span style="font-family: georgia;"> que se celebrará en Madrid del 3 al 6 de abril. El tema elegido para este año es: <i>“Comunión y fraternidad. Dos tareas siempre pendientes”.</i> Las dos palabras que figuran en el título no resuenan en todos de la misma manera. <b>En el mundo secular no suele usarse la palabra “comunión”</b> y, si se hace, es para referirse al acto de comulgar en la misa. Sin embargo, <b>en el mundo eclesial es moneda común.</b> Basta con que nos fijemos en las palabras clave del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad. Ahí se hablaba de <i>“<b>comunión</b>, participación, misión”.</i> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">¡Y no digamos en el mundillo de la vida consagrada! <b>La palabra “comunión” aparece hasta en la sopa.</b> Con ella se alude a esa vinculación profunda que se establece entre quienes compartimos la misma fe y la misma vocación. No se trata de la simple camaradería, ni siquiera de la noble amistad. <b>Es algo más profundo y menos emocional.</b> Quienes creemos en el mismo Cristo quedamos vinculados (casi atrapados) por la fuerza de la fe. <b>Es un asunto de gracia, no de consensos humanos</b>.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhquCAKYg-SxOB4U3Lv7luLhVzNFNui7n8F1YPyR5gXDuwqvTAA0-4TYQCwwx1eqA00B9z40LPIqR1O4d4aIksiRaEMVlW8QkDNx_1imwWwhqynVV0010UWZ9ItPeIC0tZG8LInILmzj_E6VZ9v0TjV0ClhUzkFCpoC0Hn000HZunADi6pUvq5G4ygPhuA/w640-h426/Semana2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>La palabra “fraternidad” (y su correlato “sororidad”) es más socorrida</b>, incluso en el ámbito secular. No en vano figura en la triada de los ideales de la revolución francesa que se han repetido hasta hoy: <i>“libertad, igualdad, <b>fraternidad</b>”.</i> El papa Francisco escribió toda una encíclica -la <i><b><a href="https://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html">Fratelli tutti</a></b></i>- sobre <i>“la fraternidad universal y la amistad social”</i>. ¿Estamos viviendo tiempos de comunión y de fraternidad, tanto en la Iglesia como en la sociedad o, más bien, se trata de “dos tareas pendientes”? <b>Sobre estos asuntos ha pivotado la conferencia de prensa. </b>Cada uno hablamos de ellos según nuestra particular experiencia. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Si queremos buscar <b>indicadores de falta de comunión y de fraternidad, </b>los vamos a encontrar por doquier. ¡Hasta el reciente foro de Davos habló de que vivimos tiempos de exacerbada polarización! No parece que hoy sea un tiempo de ideales comunes y de búsqueda compartida de un futuro mejor para todos. <b>También en la Iglesia se han disparado las tendencias cismáticas</b> y el juego de acusaciones sobre la fidelidad al Evangelio de unos y otros. Y, sin embargo, no sé si ha habido alguna otra etapa histórica en la que hayamos progresado tanto en el respeto a los derechos de las personas, en la creación de instituciones que velan por la erradicación de la pobreza y las desigualdades, en la búsqueda de soluciones científicas, económicas y jurídicas a los problemas de una humanidad en la que <b>más de ocho mil millones de personas tenemos que compartir espacios, recursos y oportunidades</b>.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSeqHjTWfnKZ8x2in05Zla2z3mumSdpSs5Ij6r8jWPhPrcWDEd9XguCZagUbLBsvClTAkQbhr4pG5uZvLWHpbxGDuHId3rXv1htq40DI_n8n-KvMePYFtBhKUj2HsAMCiEgRz_5lG-mRBC_tDTifeDSHpakKF-sBTTpfd5vQsMfWJhLXqOGTPMCsQ_9W4/w640-h360/Semana3.jpeg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">La vida consagrada, en su pequeñez estadística -<b>hay 800.000 religiosos y religiosas en el mundo</b> (un 0,01% de la población mundial)- siempre ha sido <b>una “parábola” y un “laboratorio” de comunión y fraternidad.</b> O, con expresiones menos metafóricas, un “signo” y un “instrumento”. Ha sido “parábola” porque ha mostrado de manera visible que <b>es posible vivir la comunión en medio de muchas diferencias étnicas, culturales y temperamentales.</b> La verdadera raíz es la común fe en Jesucristo y el reconocimiento de una convocación a seguirlo reproduciendo su estilo de vida. Ha sido “laboratorio” porque <b>cada comunidad es un lugar en el que se llega a ser hermanos o hermanas. </b>Todos los días hay que reconstruir la fraternidad a base de respeto, tolerancia, ayuda y perdón. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Por una parte, <b>la vida consagrada es un claro reflejo de lo que se viven en la sociedad y en la Iglesia.</b> Por otra, es -puede ser- <b>una anticipación del camino que ambas pueden recorrer</b> para superar la disgregación, la polarización y la indiferencia. Los grandes fundadores y fundadoras han tenido a lo largo de la historia la capacidad profética de <b>imaginar formas nuevas en las que traducir estas dos grandes experiencias humanas. </b>Esperemos que también hoy las diversas formas de vida consagrada tengan la audacia suficiente para seguir explorando caminos nuevos. Todos saldremos beneficiados.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-4797448034874531272024-03-11T17:26:00.004+01:002024-03-11T17:26:35.641+01:00Recordar para vivir<p><span style="text-align: justify;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVkeIkaShjjxST68Nglcya00K9VkIz3wT_IZl6OUI1LDkRngFVGuZrUXvWs8LN1oVKLmiY6qYpmOZlYq3M-Zn0qTparYf7Md22XeTAgdeuoVdXTpDRzbOF0zi5BqK6U7ymenEltY-mrag14Ci4CNqfJLR4lzmTxK6qtg8k4W4JcsPlCktC_qWd76uSVJk/w640-h428/madrid1.jpg" /></div><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Han pasado </span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=VENOBZVGUpY" style="font-family: georgia;"><b>veinte años</b></a><span style="font-family: georgia;">. Entonces yo no vivía en Madrid. Cuando me llegó la noticia a Roma, estaba a punto de salir de viaje. <b>Pasé los tres días siguientes fuera de casa</b>. No pude seguir al detalle el curso de los acontecimientos. Solo al regreso completé la información. Lo sucedido en Madrid el </span><a href="https://www.youtube.com/watch?v=EZXUtfrKQjY" style="font-family: georgia;"><b>11 de marzo de 2004</b></a><span style="font-family: georgia;"> fue la versión europea de lo que pasó en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. <b>El terrorismo yihadista golpeó sin piedad, indiscriminadamente. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Los pueblos tardan en recuperarse de estos traumas colectivos. Lo peor son las vidas humanas perdidas. <b>Pero hay también un reguero de consecuencias indeseables:</b> las teorías sobre conspiraciones no demostradas, el cruce de acusaciones, el resentimiento hacia una cultura y una religión, la desconfianza, el miedo, la pérdida de la alegría de vivir. El mundo no es el mismo desde el atentado a las Torres Gemelas en Nueva York y a varios trenes en Madrid. <b>Se nos hace difícil creer en la fraternidad universal.</b> Se disparan los odios ancestrales.</span></span></div><p></p><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2IpZB4nV0GwfhsSVefJ_K1XBoIQe4fQ8LBq60wqlcjXZO6-kmV0Xh3VL67QKmin-ivijVdq7gGeGz2KrMPN959KD2S99Q9RtB3ooMc14Tg8jzCFtfP-HHy7os0jNWcjuMPdB9edWno2aaZFLT1ekULoZLUWqc_B89Q2hyr4r4n2fPaP8GNMRTB7-Y9sM/w640-h360/madrid2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Hoy se están multiplicando los actos de recuerdo en Madrid: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Ds_apzDGjt8"><b>ceremonia en la puerta del Sol</b></a>, Misa en la catedral de Almudena, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=vzEWqoEOfRw"><b>homenaje a las víctimas</b></a> en la Galería de Colecciones Reales… ¿Por qué necesitamos recordar? Porque <b>sin recuerdo no hay perdón</b>. Sin perdón no hay sanación. Sin sanación no hay esperanza. Sin esperanza no hay futuro. Ninguna de las celebraciones está teñida de odio o de venganza, pero sí de dolor y de tristeza. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Tengo la impresión de que, a raíz de los atentados del 11-M, <b>la política se envenenó como no lo había estado nunca en las últimas décadas. </b>En vez de vivir una experiencia de reacción unánime, la sociedad se rompió en dos, o en tres o en cuatro. <b>Nos está costando mucho suturar los trozos rotos.</b> Todo se puede emplear como arma arrojadiza. La rabia no deja ver espacios de encuentro. Es verdad que lo más importante es la pérdida de 193 vidas humanas y las secuelas de casi 2.000 heridos, pero, en el fondo, <b>todos nos vimos muy afectados.</b></span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW8DDHFKqlFvRMQT6hKbC4N8eWNtMvL7Wk4dXMUKQuNfo099oQZPet7DrDQSEFYEALGrcndv6wfSsh4dvMC2eNi-CYATjvg21mtQ800lpSiyIciHyyQd8wCRTu-MTa_lpyzlkHZef5-PCWgbgFBhRwwwXHa4kFfe_kjEzrQfE55OjcvqA6FW7WgyDo-40/w640-h360/madrid3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">He pasado el fin de semana en un lugar hermoso del valle del Jerte. <b>Ha estado lloviendo día y noche. </b>Fui con ganas de ver los cerezos en flor, pero solo los de las partes más bajas empezaban a colorear. <b>Los últimos coletazos del invierno están retrasando la floración.</b> Me acordaba de los versos que Machado escribió en mi tierra soriana: <i>“Primavera tarda, ¡pero es tan bella y dulce cuando llega!”.</i> <b>También socialmente se está retrasando la primavera. </b>Es como si viviéramos un prolongado invierno social. Esperemos que cuando llegue sea <i>“bella y dulce”</i> y compense nuestra espera. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Sueño con una generación que crezca sin el veneno del rencor, que de verdad se esfuerce por crear lazos, <b>que no se adiestre más en el arte de la guerra.</b> Estos sueños se hacen más urgentes en un momento en el que nuestro continente, tan experto en confrontaciones, está viviendo otra vez en su suelo el drama de la guerra. <b>Me cuesta creer a quienes vaticinan que lo de Ucrania es solo el prólogo de una tercera guerra mundial</b>. Por desgracia, hay indicadores que apuntan en esa dirección. No podemos cruzarnos de brazos. <b>Hay que orar y trabajar por la paz.</b> No es necesario enfrentarnos cada 50 años.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-70593208014850005122024-03-07T16:22:00.008+01:002024-03-07T20:09:30.678+01:00No perdamos la calma<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzt_QvfmdgqLLp9hAYbtCvKhpJjfyMFb0GRBdeEm2MkwdGi7STuJB41FpHNGFlU-3wMlt7WyRWfLQXg4h0hL_x4kxqBiEgDySfvoyUDu7IsazJuBzAaG6UzvwnJK8w3ltlckhVYSxB20-1Z1X6sISh-_uazulftHN7BRIjdp8rDriy8JgcnuKqimPfxgA/w640-h358/calma1.webp" /><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"></span></span></div><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br />De nuevo estoy dando un <b>curso intensivo sobre liderazgo discerniente. </b>Son seis horas diarias de clase. Si a estas les añadimos las actividades ordinarias de mi comunidad claretiana, no me queda mucho tiempo libre para otras tareas. <b>Escribir la entrada diaria en este blog se ha convertido en una empresa difícil</b>.</span></span></div><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El adjetivo “discerniente” no aparece como tal en el diccionario de la RAE, pero es una palabra que se deriva con naturalidad del verbo “discernir”. <b>Pocas cosas son hoy más necesarias que la capacidad de discernimiento. </b>Es un don que tendríamos que pedírselo al Señor como se lo pidió el viejo rey Salomón cuando oraba así: <i>“Da a tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal”.</i> Vivimos en un mundo tan volátil, incierto, complejo y ambiguo (un <b><a href="https://elrincondegundisalvus.blogspot.com/2023/05/aprender-de-un-verdadero-lider.html">mundo VICA</a></b>) que, sin este don divino, <b>corremos el riesgo de ir dando tumbos o tomar decisiones equivocadas. </b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDMMckV9ggURvFweZSyP6-EdwJRb6Vrz67MJWjtrw5EKDIXTo7SvYI9Z4ESS5tjzdqvci9k1IrAqfHBBINyMXTmcfT9xq0kOiN696fE0zSh6wztPKtdm6CnYa2GYBL0Cnqx9ak2bG46U1aEQlAhoo01XzzgDPcU2-A90j9VP1DE-QG6VA9JTa-JB9Vi9k/w640-h480/calma2.jpg" /><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b></b></span></div><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b><br />También en la Iglesia soplan aires de confusión.</b> Hay pastores, sacerdotes y laicos fanáticos del papa Francisco (casi como <i>hooligans</i> eclesiásticos) que lo ven como un adalid de la “primavera eclesial” mientras otros (igualmente fanáticos) lo consideran un masón travestido y poco menos que la encarnación del mismísimo diablo. Sin entrar en un discernimiento a fondo, un sexto sentido nos dice que <b>tales extremos nos impiden percibir con nitidez la verdad de lo que estamos viviendo. </b>Es fácil encontrar a personas fanatizadas (sobre todo, en las redes sociales), pero cuesta encontrar a personas con el <b>don del discernimiento</b>, no solo con una buena dosis de sentido común.</span></div><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>El estudio de la historia nos ofrece siempre claves para interpretar el presente.</b> No es la primera vez que la Iglesia atraviesa por períodos de confusión. ¡Hasta podríamos decir que la crisis es su estado natural! Quienes consideran que hubo épocas doradas en las que todo era claro y los creyentes compartían la misma visión no conocen con detalle las diversas etapas de nuestra multisecular -y problemática- historia. Siempre ha habido “iluminados” que se han considerado poseedores y defensores de la verdad y que han entendido su vida como una defensa a ultranza de una fe que consideraban amenazada, olvidando que <b>la verdad no necesita aguerridos “defensores”, sino humildes “buscadores” y pacientes </b><b>“testigos”</b><b>.</b> </div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLHRoeN7NmyczTF2FgMgf3WkXs_hkAwQ9-HZw15icb88EZ34XoHLC_7s0InuRzp3wqZ0qzJTn240ZOMsuy_e0IbBILIiYYI1aMfDLU2PWmLy2HI4du-Renvo0YkurElO5QJDJEJhbQDTK1eXg-wszaU3S88wpJooIj7R_-yX7umGU3EMo0YCx8Vtw-7Rw/w640-h320/calma3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br />Frente a quienes hacen mucho ruido (hoy amplificado por internet), <b>hay millones de cristianos que viven su fe con sencillez y paz</b>, dejándose guiar por el Espíritu Santo y siguiendo las orientaciones del magisterio de la Iglesia. No siempre tienen las cosas meridianamente claras, pero confían en que <b>el Espíritu nos va llevando a todos hacia la verdad plena. </b>No siempre están en sintonía plena con el estilo personal del Papa o de su obispo, pero <b>no hacen una batalla</b> de algo que es legítimo dentro de una Iglesia que promueve la libertad. Tampoco están de acuerdo con algunos extremistas (de izquierda o de derecha), pero <b>no los satanizan</b>. Los ven como hermanos fanáticos que libran batallas interiores necesitadas de compasión.</span></div><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por difícil que parezca el momento presente, <b>el Espíritu nunca abandona la barca de la Iglesia. </b>No hay tormenta (ni externa ni interna) que pueda hacerla zozobrar, por más que haya personas expertas en anunciar cataclismos diarios. El don de discernimiento nos ayuda a cribar las llamadas reales a la conversión de los exabruptos que tanto abundan en las redes sociales.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span>Unknownnoreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-77809163071790965252024-03-05T17:58:00.005+01:002024-03-06T09:06:13.162+01:00Cuestión de prioridades<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwRTlQSadM9Q7vuiNWyV3JF8S_4hSG_EoL1NAzOuORQawH2DWhvgeF5HSuFwTSTpeEm8VlvEE1cE9Kofo64Q8LFu1B-Zm509Ho6t68YOx0gqNFCTpFvubqBVeryjPEvrrHvf8nSFKH9Wi_zts3S962rKe7HEaMiOWpEL_VWN0ONPWSV5DmjjacCO7xs2g/w640-h374/tareas1.jpeg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Cuando me apresto a escribir <b>la entrada 2.347 de este <i>Rincón,</i></b> ya un poco amarillento, miro de reojo el papel en el que tengo <b>la lista de cosas por hacer</b> y me entra un leve escalofrío. Soy de los que encuentran regocijo en ir tachando de la lista las tareas hechas, pero ese pequeño placer no compensa la preocupación por las aún no realizadas. Siempre me acuerdo del viejo axioma <i>“serva ordinem et ordo servabit te”</i> (guarda el orden y el orden te guardará), aunque <b>la sabiduría del dicho latino no basta para hacer las tareas pendientes con entusiasmo.</b> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">No sé si es cuestión de la edad, pero <b>empiezo a pensar que la vida moderna es demasiado complicada. </b>Nos pasamos el día atendiendo asuntos, haciendo gestiones, respondiendo correos y mensajes… Al final, uno se pregunta: <i>“¿Para qué sirve todo esto? ¿Es necesario para vivir con sentido y tranquilidad?”.</i> <b>Sé que hay personas a las que se les viene el mundo encima si no están siempre haciendo cosas.</b> No es mi caso. Puedo pasar mucho tiempo sin hacer nada y no me siento culpable, aunque, por desgracia, no tengo muchas oportunidades de experimentar esta situación. Casi me dan ganas de volver a leer el </span><a href="https://www.filosofia.org/cla/gue/gueca.htm" style="font-family: georgia;"><b><i>Menosprecio de corte y alabanza de aldea</i></b></a><b><i>,</i></b><span style="font-family: georgia;"> escrito por el obispo y escritor </span><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_de_Guevara" style="font-family: georgia;"><b>Antonio de Guevara</b></a><span style="font-family: georgia;"> en 1539. Echo de menos un estilo de vida sencillo, centrado en la oración, en las relaciones interpersonales y en un trabajo discreto.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoZmR5KdHTzH1khLUCKL79ur9OBpy3B8rCCAJHLQonRbTs0YcncSMWqN7sW5tZ6DfuTBs4vZAv85Ca3JDpycPZTFS6FbYpVM8R2X0zfi7oF5NIQNN5du4oxsuVFUVZo4egHFeu489PxKyRRkPlIryiPJI9Engw7My-fiz9VYLrKn0ESa33Pc-3n2hfaZo/w640-h378/tareas2.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Si algo puede aportar la vida consagrada en este momento es precisamente <b>un modo de vivir que sea alternativo al que hoy impera en nuestras sociedades aceleradas.</b> Por desgracia, no siempre es así. A veces, más que aportar serenidad, belleza, escucha y esperanza, aportamos nerviosismo, aceleración y desánimo. Si algo me gusta de la antigua <a href="https://win.ocist.org/pdf/ES_RB_Decl.pdf"><b><i>Regla de San Benito</i></b></a> es <b>el ideal de armonía en medio del caos. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Por eso, no me extraña que haya profesionales que, tras unos años de experiencia laboral extenuante, se sientan atraídos por la vida monástica más que por la vida de las congregaciones apostólicas, demasiado parecidas a su propio estilo de vida, al menos en lo que respecta al cúmulo de tareas que realizar. <b>La casa se llena del perfume de nardo</b> -como recordaremos en el Evangelio del Lunes Santo- cuando sabemos colocar <b>la gratuidad de la amistad por encima de la productividad del trabajo. </b>Ya sé que ambas realidades son necesarias, pero es cuestión de prioridades.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjIe8eto4U81t_MEMjYRN_adyNMpRQmo9jtVOCfCkFnDPFQTih_JL_txxFknxDGkeCl2VxxwZxBbHxs5B15MxwRZbz027Af5AejHmBtelyXIrXunphhO0s_5sb92_tXXcS-LHRgzrrsvNO72pYcdEzYUNL1MYms0ng44yVpJApXX8yegHFUi2CvdRl0JV4/w640-h426/tareas3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>La Cuaresma avanza inexorable.</b> La llamada a la conversión reviste matices diversos según la situación que vivimos cada uno de nosotros. A veces, no se trata de pasar de la incredulidad a la fe, o del pecado a la gracia, sino de un estilo de vida mundano a otro que sepa más a evangelio. Y que, por tanto, lleve las notas de una buena noticia: <b>paz, alegría, compasión, trabajo sereno, etc.</b> Cuando somos jóvenes o de mediana edad necesitamos trabajar para abrirnos camino en la vida, autoafirmarnos y contribuir a mejorar las cosas. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Con el paso del tiempo uno va descubriendo que hay otros caminos más eficaces para mejorar las cosas que no pasan necesariamente por la actividad frenética, por bienintencionada que sea. Normalmente, las personas no necesitan que hagamos muchas cosas, sino que <b>dediquemos tiempo a escucharlas. </b>La “única cosa necesaria” de la que habla Jesús tiene mucho que ver con el paso de la idolatría a la adoración, de lo secundario a lo principal, del dinero al perfume.</span></span></div><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por cierto, <b>ya</b> <b>puedo tachar de la lista de cosas por hacer “escribir la entrada del blog”</b>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-23982863064691145232024-03-03T09:57:00.011+01:002024-03-05T11:32:02.934+01:00El templo es el cuerpo<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgzEEfBhYP0arVLgApc73P9T__toNqBQHQr5U-X15GSS07ev6yFGyGPODHiOZJ9iLklJq3dyZW0Tr_90nY3SloQYx3tyHzcqnrgfaq0Yfrtln0NteuOrv6-f7QtQZEBlW-SDmuYTkBbThhC-OMrN3Hh3DTEHUo9t-AzfRlSSit2u1a17dXgXkC2DomZkss/w640-h426/templo1.jpg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Ha amanecido todo nevado. Soplan celliscas gélidas que amontonan la nieve en los rincones. <b>El invierno se resiste a terminar sin un golpe de autoridad.</b> Algo parecido a lo que hace Jesús en el templo de Jerusalén, tal como leemos en el Evangelio de este </span><a href="https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2024-03-03" style="font-family: georgia;"><b>III Domingo de Cuaresma</b></a><span style="font-family: georgia;">. En el corazón del itinerario hacia la Pascua, la liturgia nos despierta de nuestro letargo. En un mundo idolátrico, Dios mismo nos regala diez palabras (decálogo) de vida (primera lectura). A medida que vamos descubriendo las consecuencias desastrosas de no creer en Dios o de vivir </span></span><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">“como si Dios no existiera”</span><span style="font-family: georgia;">, </span><b style="font-family: georgia;">comprendemos mejor la sabiduría de este decálogo </b><span style="font-family: georgia;">que nos revela cuáles son los caminos para una verdadera deificación y, en consecuencia, para una auténtica humanización. Precisamente hoy celebramos en España el </span><b style="font-family: georgia;">120 aniversario de la ley que declaró el domingo</b><span style="font-family: georgia;"> como día no laborable. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Por otra parte, en un mundo sensacionalista y racionalista, Pablo nos recuerda que <b>Cristo es siempre un escándalo y una necedad</b> (segunda lectura). Él nunca encaja con lo que nosotros consideramos razonable, no se ajusta a nuestra manera demasiado humana de considerar el bien y el mal, la fealdad y la belleza, la verdad y la mentira. Por eso, <b>Jesús siempre nos sorprende, nos lleva más allá</b>.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYztafrm3JDZaoqZm5PNMMF8-lHFGntUPW0DQs41p82Tp9Jl8Zy1nbf090N6c9Rfa7sicbuouKC5ZPGqt8Cn5mwMVuv335nXKj9sVVnEE-eex8fCNWLQwF_uRnwNKCIaqzlmnavsPDSdLGtjtNhmfdVqJvgNB8L0TG4x1TPY-8Xx_5ZaB5-wb-AE41wMk/w640-h426/templo2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">La escena de Jesús en el templo, narrada por los cuatro evangelios, prueba de su importancia e impacto, no puede ser más desconcertante. El <i>“manso y humilde de corazón”</i> (Mt 11,29) agarra un látigo improvisado y acaba con el negocio organizado en el templo de Jerusalén con motivo de la Pascua. <b>Me gusta contemplar a Jesús ardiendo de celo por la casa del Padre.</b> En realidad, él no defiende tanto un espacio físico cuanto una relación con Dios que <b><a href="https://www.religiondigital.org/spadaro/religion-convertida-mercado-Dios-compra-Evangelio-domingo-templo-mercaderes_7_2646705304.html">no se reduzca a una transacción comercial.</a></b> El templo de Jerusalén es un símbolo del templo vivo que es Jesús mismo. Ninguno de los dos es un mercado, sino el espacio en el que Dios se nos revela y a través del cual podemos acceder a él. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">No es que templo y dinero casen mal, sino que incluso <b>el templo mismo ha perdido ya su significado.</b> Cristo −su cuerpo muerto y resucitado− es ahora el verdadero “lugar” para el encuentro con Dios, para adorar a Aquel que nos ha pedido amarlo <i>“con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas”.</i> No necesitamos practicar el culto de la vida en estructuras construidas con piedra, hierro y madera, sino <b>a través de un corazón abierto al Espíritu de Dios</b>.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsXsBIus4BzB6JFkH4YerzidpRh2jd3X06hacNiP0pA7uAFmu5Jbra-WL-LTSQnQU7wMIHYOmE-yiXwhfIXuTrWz3W6bZeq5w0zAQ-okJCoDMMbfiY5XOPQSN7OEf_tUT5meK0fdYyF6iFPa-iq2xc7XNQMABAwztFcIQa4vSg7murD3NdFEsJJPM9U_E/w640-h288/templo3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">El Evangelio termina diciendo que <i>“él sabía lo que hay dentro de cada hombre”.</i> Me gusta este inciso que casi pasa desapercibido. Cuando nosotros mismos somos un misterio para nosotros mismos, Jesús revela lo que hay en nuestro interior. <b>Es el único que ha descendido al hondón de nuestra intimidad. </b>Por eso, puede comprender cómo somos, por qué actuamos de una determinada manera, qué heridas han marcado nuestro pasado y qué sueños preparan el futuro. Solo él puede <b>liberarnos del virus que nos impide ser lo que estamos llamados a ser</b>, puede cultivar las semillas de vida que el Espíritu ha plantado en nuestros corazones.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">Mientras escribo estas notas, <b>un tímido sol de invierno pugna por derrotar a los copitos de nieve</b> que todavía siguen cayendo, aunque no con la fuerza de ayer por la tarde-noche. Los ríos y arroyos se precipitan envalentonados hacia el embalse de la Cuerda del Pozo. <b>Hay mucha energía entre estos montes, verdadero templo de la naturaleza</b>.</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></span>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-44443044653693744642024-03-02T12:07:00.004+01:002024-03-04T12:30:52.465+01:00Presencias y ausencias<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrcXc2PfHo8MCT36Gbo7oIAjr4X3x71XJg_Ft3Bqh0F_Wvl8DHBH2AUNvWnB-qP8NWF8ACfBUJbSSsYrUgxKdoxdPW39eeUGa1dmlEnZWbHEcQqWqlhzQJZgBgGSdKx9TyyJM5jPosJF8Cupj6aEhTsF8ZLSEVThuZ4soa4mAPyDiL2oEoK7wE0CjfNDk/w640-h288/Vinuesa1.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">El cielo está completamente gris. Lleva horas sin parar de llover. <b>Es una lluvia fina que empapa una tierra que ya no puede absorber tanta agua. </b>Hay regatillos y charcos por todas partes. Es muy probable que a media tarde la lluvia se transforme en nieve. La temperatura ronda los 2-3 grados. En este clima de melancolía invernal <b>pienso en las relaciones</b> que una vez empezaron, crecieron por un tiempo y luego, casi inadvertidamente, fueron menguando y desapareciendo. A lo largo de mi vida me he encontrado con miles de personas en los más diversos ambientes: familiares, académicos, pastorales, viajeros, digitales, etc. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b>¿Cuántas de ellas siguen siendo compañeras de ruta?</b> ¿Qué fue de aquellas con las que compartí un tramo del camino, incluso momentos de intimidad, pero cuyo rastro he perdido por completo? <b>La vida es una ceremonia continua de bienvenidas y despedidas, de presencias y ausencias.</b> Cada año conocemos a nuevas personas y despedimos (a veces definitivamente) a otras. Si somos en la medida en que nos relacionamos, no somos <i>lo mismo</i> (aunque sí <i>los mismos</i>) cuando estamos con unas personas o con otras, cuando nos relacionamos con quienes conocimos hace muchos años o con quienes acabamos de conocer.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv6uezG6jFOxIwQ7K0zGzueqrv84bqFjKKPD8b5z-Op4WPU1aB0C_5w68FJT3QFW7DUdoCK7L__VFyN4t8L22Gxg2JyNfCklGBarKH_qDKSg0gSCCxaahw5BwfEiW61by1IQ2afaJ0xSWW0a9MIwiCpusZqoHKcKfyOsXUDp_giPQXIqpbKifdvWLAwPc/w640-h288/Viinuesa2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">A veces, siento tristeza cuando me encuentro con alguna persona que ilumina mi vida, pero que sé que no voy a volver a ver nunca más. Entonces le pregunto al Señor: <i>“¿Por qué has propiciado este encuentro efímero? ¿Qué significa?”.</i> Frente a estas relaciones con fecha de caducidad, <b>disfruto de otras que se han mantenido vivas a lo largo de décadas</b>, a veces con un cultivo mínimo debido a las circunstancias. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">¿Qué es lo que nos permite seguir llamando “amigos” a personas que tal vez hace años que no vemos y que, sin embargo, seguimos sintiendo cerca? ¿Por qué, en ocasiones, experimentamos más cercanía espiritual con quienes están físicamente lejos que con quienes convivimos o trabajamos día a día? <b>Son los misterios de las relaciones humanas.</b> Nunca podemos prever cuál será el curso de una relación, si desaparecerá, se mantendrá estancada o irá creciendo y madurando con el paso del tiempo.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipq5ZRaOZ16TpUIMNUxrSzKaxlBpsDU6L63OnQywvLxmtAd5PsE0V4pnvEqnHtoduqKCtVo2qhJbdlVI8CX4p2ZthMcpG7wDDeuMafAUkQgW4sO64tbcLLleC9wW6DI2GvVv5Lg1qd81D2tX0yNUzC-eoOmXd54ePMdpFWwzZSIMXo4HR74gFgr7BJ_kM/w640-h360/vinuesa3.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Me cuesta mucho entender una relación sin comunicación</b>, aunque sé que la frecuencia de esta depende de muchos factores. Si nunca hago el esfuerzo por comunicarme con las personas de mi entorno afectivo, si no me preocupo por su presente y su futuro, si no emito ninguna señal de presencia, si no tengo ningún detalle de cercanía, ¿puedo decir que son significativas para mí, que me importan de verdad? Tengo mis dudas, aunque me he encontrado con algunos amigos que tienen a gala el hecho de no llamar nunca a sus amigos. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>Naturalmente, no es posible mantener con todas las personas queridas el mismo grado de comunicación.</b> Con algunas, basta un encuentro al año o algunas llamadas esporádicas; con otras se da una relación más asidua; con muy pocas podemos mantener un trato diario. <b>Lo que importa es que estén siempre en el corazón,</b> se las presentemos con frecuencia al Señor y estemos abiertos a las oportunidades que de vez en cuando nos brinda la vida para un encuentro sosegado. Estas “oportunidades” a veces parecen caídas del cielo como un regalo inesperado, pero <b>lo más normal es que las preparemos con esmero si de verdad hay interés y cariño.</b> En fin, que la lluvia invernal ha abierto el tarro de los recuerdos, <b>de las presencias y de las ausencias</b>. Son momentos de la vida.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-20103899087819372852024-03-01T13:34:00.002+01:002024-03-01T17:59:01.757+01:00No basta indignarse<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjacaA9wf49xwRLbp78Nsc5hYVPMa4HrGvC1a_MDr7XD9cjhZsq7fNwrUys6hSgdYnG2AWjkWeDk0dnzdS0rK2Wf99ft2Tjik3lDIqFSgYOOlzY-f0GNEAwxHKMUJKelJBfmI7KBSFsBPcKf4LnoYIeNhWw4G67xIp71kjs3JpZJwLy9vrku7_ou5dWBXs/w640-h478/Cuba1.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Nunca había escrito la entrada del blog en el bar de la estación de autobuses de Soria. Lo hago hoy. Acabo de llegar de Madrid. Falta algo más de una hora para coger el autobús de Vinuesa. <b>Afuera la temperatura es de 2 grados.</b> El mes de marzo comienza vestido de invierno. Se espera un fin de semana muy frío. Puede que nieve. Dentro de la remodelada estación se está bien. No hay mucha gente a esta hora. Las pantallas ofrecen información sobre horarios de autobuses y previsiones meteorológicas. En el trayecto Soria-Madrid he estado leyendo la novela <b><i><a href="https://www.casadellibro.com/libro-esclava-de-la-libertad/9788425361791/13073829">Esclava de la libertad</a></i></b>, de Ildefonso Falcones. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Al evocar el drama de la esclavitud en la Cuba española del siglo XIX no he podido menos que recordar <b>los seis años que Claret pasó en la isla como arzobispo de Santiago de Cuba.</b> Muchos ricos amasaron sus fortunas con la explotación de miles de esclavos en los ingenios azucareros. <b>Claret se opuso con todas sus fuerzas, pero sirvió de poco. </b>Los intereses económicos y la connivencia de las autoridades políticas fueron más determinantes que sus esfuerzos pastorales. Cuesta entender que unos seres humanos traten a sus semejantes peor que a animales. <b>La codicia no tiene límites.</b> Por eso, cuando veo en Barcelona u otros lugares de España ciertos palacios de burgueses que se enriquecieron a base de explotar a los esclavos cubanos me hierve la sangre. Lo que aparece como limpio y pulcro se ha gestado con la sangre de esclavos africanos, mestizos, chinos e indígenas. No hay justificación posible.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqDapI_Do_t1VC3eL0k38PpWs3q1fsWAhSyC-6AB0XqxrNDI2NfTySLeRa919Oi90p4BYS5qS7hL-DYQjB-Yn5icPqqdCNfA2O-L3kcXejutVhpRVRny8SFbm6Zpqw0NDNQr2Z9sFgGin-KnG1a-ud5kFKi_XRhwFq9Q8_LdTe_d8smL9hoCSPsDSZuaU/w420-h640/Cuba2.webp" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Pero lo peor no es que estas cosas se produjeran en el siglo XIX, sino que <b>se siguen produciendo hoy</b> que tenemos -es un suponer- una conciencia más clara de la dignidad de todos los seres humanos y de sus derechos inalienables. ¿Qué está sucediendo en las minas de coltán en la República Democrática del Congo? ¿Cómo se explota a los trabajadores en las industrias textiles de Vietnam, China, Camboya, Bangladesh y otros países? Cada vez que vemos en la etiqueta de nuestras prendas baratas un <i>“Made in Bangladesh”</i> tendríamos que pensar que muy probablemente ese precio que a nosotros nos beneficia <b>es consecuencia de la explotación de miles de hombres, mujeres y niños en esas factorías inhumanas. </b>No estamos hablando de la Cuba del siglo XIX, sino del mundo del siglo XXI. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Como el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano, <b>miramos hacia otro lado para acallar nuestra conciencia.</b> Dios no permanece indiferente. El tiempo de Cuaresma nos recuerda cuál es su verdadera voluntad: <i>“El ayuno que yo quiero es este: abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne” </i>(Is 58).</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjozWnzK0uOn550M0K-VDb2RJv0b9zh0xoFG-_C5HvWtZaOvDieMkg7kminWEdvN2bLq5K2_fWE090qjhxe4nuiACpTi936m2BfLFhrc8WbQqPmEl1257h02qe68zSWUiQ95lVMGvMHJwSJ00e5q34VjtXUKz9fP1mnjRTtv1g2MNYjZDc5tZhe_eu6h6k/w640-h360/Cuba3.jpeg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Hoy es viernes de Cuaresma.</b> Conozco personas -cada vez menos- muy preocupadas por observar la abstinencia prescrita por la Iglesia. Está bien. Pero lo que la Palabra de Dios nos indica va mucho más allá de abstenerse de comer carne. <b>Tiene que ver con la vida y la dignidad de las personas.</b> Amar a Dios significa preocuparse por la dignidad de todos sus hijos e hijas, sobre todo de los más explotados. Es verdad que los cristianos hemos ido creciendo en esta conciencia, <b>pero estamos lejísimos de lo que sería aceptable. </b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Por eso, cada vez admiro más a quienes han decidido romper con su estilo de vida burgués y <b>han decidido dedicar su vida a estar cerca de quienes viven en los márgenes.</b> Fe en Dios y solidaridad con los pobres son armónicos inescindibles de la fe cristiana. A veces, una simple novela -no especialmente buena, a mi juicio- puede despertar en nosotros rabias contenidas y llamadas sin responder. Estas “meditaciones” profanas <b>son más revulsivas que muchas reflexiones piadosas</b> que parecen caldear el corazón, pero no cambian para nada nuestro estilo de vida. Nos dejan anclados en nuestra comodidad.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-23025414556875960182024-02-29T12:32:00.006+01:002024-02-29T13:26:40.500+01:00El abismo entre epulones y lázaros<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv5xOTW1ircv53yX-dcekpbBCTW_W041hMMKf5nhD9_Hyth_VMgMR-9SADfxu_Y3WjBpfVvK1lRq2RkjaiTphigoAKChqJ9m0XHUAZePn_C-0mcXBLOaqDKsdQg5n7dOZ9zakMm85VqiCVB2sVEpqzT5hxAKX0yzWmnZisjNARo0yuwz9E_NHGhjOIQOA/w640-h360/epulon1.jpg" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">En el evangelio de este <b>jueves de la semana segunda de Cuaresma</b> leemos la conocida parábola del pobre Lázaro (con nombre) y de un ricachón (sin nombre). Hoy quiero partir de lo que he escrito en el libro </span><a href="http://www.publicacionesclaretianas.com/catalog/lectio-divina-para-tiempos-fuertes-2024" style="font-family: georgia;"><b><i>Lectio divina para tiempos fuertes. Cuaresma y Semana Santa 2024</i></b></a><span style="font-family: georgia;">. Como toda parábola, también esta admite varios niveles de lectura. Quizás la clave más profunda la ofrece el versículo puesto en boca de Abraham: <i>“Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco creerán, aunque algún muerto resucite”.</i> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><b>El nuevo Moisés y el profeta definitivo es Jesús. </b>Si no lo escuchamos a él como revelador de Dios, es inútil creer en apariciones, visiones u otros fenómenos extraordinarios. Siempre me ha parecido muy extraña la tendencia de algunas personas a buscar fenómenos raros o caminos milagrosos para ir a Dios cuando <b>Él mismo se nos ha querido revelar en Jesucristo</b>. Lo tenemos presente en su Palabra, en los sacramentos, en la comunidad, en las personas necesitadas. ¿Qué más necesitamos?</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbbQb68ttJKS_NYaV8IFCG8zpVCkQCumbPucFoL-7tZJvEnwWVQSA1ecD4C6lTvemnXKTeBcGAJ5E9zV8uEwtuIVCaIsYeoVpMEKfn6Xyu2qSK8jJUohLSuswlgK4BfDs29fjHen6sDL7jxskJNKzxptOenewgAkRAdE5OBnXj9HQ4vBDgmju3pLHoDQM/w472-h640/epulon.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Prestemos atención a algunos personajes de la parábola que <b>tienen nombre: </b>un mendigo llamado Lázaro, el patriarca Abrahán, Moisés y, por supuesto, Dios. Pero hay otros que <b>no tienen nombre:</b> un ricachón <i>“que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día”</i>, su padre y sus cinco hermanos. <b>En la parábola sucede lo contrario de lo que vemos en nuestro mundo.</b> Los ricos famosos aparecen todos los días en los periódicos con sus nombres y apellidos exhibiendo su impúdica abundancia; los pobres no tienen ni rostro ni nombre. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">La historia que cuenta la parábola de Jesús es muy conocida, pero quizá no bien interpretada. Jesús no dice que el hombre rico sea malo y que el pobre Lázaro sea una persona virtuosa. De ninguno de ellos se hace un juicio moral. <b>Jesús se limita a describir su situación vital e invitarnos a tomar conciencia. </b>Uno (el hombre rico anónimo) <i>“se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día”</i> y otro (el pobre Lázaro) <i>“estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico”. </i>No hacen falta muchas explicaciones. Basta abrir los ojos y el corazón.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgW5AZkdW9AHqwpQ2VxIEEq3XLnaXGF7ccpr2NDbNQIQfTOpzZBnXRzm9uJBiglOX0B4Lr_3WiQh5tKoEpX_U28_lGAJT2I2-8uiQv4tIU2VPq_rEIQgUw97EptaNdMpte_a5wTqqGR1uuoOyqe3OHt-Fd79gtnpWLJSm1r1ew4Y8CbhU6YWkxLQH_UlwQ/w640-h480/epulon3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Jesús quiere poner de relieve <b>el fuerte contraste entre dos estilos de vida,</b> la brecha que separa dos mundos, aunque estén físicamente cercanos. El “abismo” que se ha creado en la tierra entre los que tienen mucho y derrochan se reproduce en sentido contrario en el cielo. El gran problema del rico comilón (eso es lo que significa la palabra “epulón”) es que <b>no se dio cuenta a tiempo de este abismo y, por tanto, no hizo nada para superarlo.</b> Vivió de manera inconsciente, demasiado centrado en sí mismo y sus intereses. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>Nosotros tenemos a Jesús.</b> Su vida y su palabra nos hablan con claridad del mundo que Dios quiere. No hace falta que se produzca ningún milagro. Si todos somos hijos del mismo Padre, no puede haber tantos “abismos” entre los hermanos. Las consecuencias son claras.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/jyqmeFvbfIU" width="320" youtube-src-id="jyqmeFvbfIU"></iframe></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-5332470397112312492024-02-28T13:22:00.008+01:002024-02-28T19:52:25.928+01:00Desde mi ventana<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkANJ_dhP6Bx2dXDDyEZrpuvjL6EyvtW7IcgcVOhQbRJMOi8_IPLuon1JNfeD2FIMRMqETSdcG0SRTCJMi6SilV7bAsmrTKvQj9K1z7N8Q8m-OR1yL_H8HJfbBkw06iQFyzjtMYvsYtr-iEMfq-Jp0jLCN0oXqJPkeFWthDuZRlIsWpwU3IFaGsmbakAY/w640-h288/VR2.jpg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">He estrenado en mi despacho de trabajo <b>ventanas aislantes</b>: una da al norte (por donde suele soplar en estos meses de invierno un viento frío) y la otra al oeste (por donde me entra el sol templado de la tarde). Desde que las han instalado, la calefacción ya no calienta el patio (como sucedía antes cuando el calor se escapaba por las viejas y desajustadas ventanas de hierro), sino que se queda dentro. <b>Ahora da gusto trabajar en este espacio bien iluminado, insonorizado y climatizado. </b>Aquí me concentro para recibir a personas, responder correos, atender llamadas y escribir artículos. Mis colaboradoras lo llaman irónicamente <i>el</i> <i>confesionario</i>.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;">Pero si mi vida se redujera a este silencioso y confortable habitáculo por las mañanas y a mi cuarto comunitario por las tardes, <b>correría el riesgo de aislarme de la vida real. </b>O de verla solo a través de esas otras ventanas (Windows) de internet. La soledad creativa y gestora tiene sentido si se alimenta regularmente con <b>el pulso de la calle,</b> con la fuerza de los encuentros interpersonales, con la experiencia de realidades que hoy nos afectan a todos. <b>Me da miedo una espiritualidad de despacho, demasiado aséptica y ordenada. </b>Este es el riesgo de algunos sacerdotes y laicos que realizan una especie de “teología ficción” desde su torre digital. No basta leer y escribir. <b>Hay que salir, caminar, tocar, escuchar, hablar, comer, sufrir;</b> en definitiva, hay que vivir para que la reflexión sea siempre una palabra segunda que busca comprender la palabra primera que es la vida.</span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWRwecUY1uE4cJHHQLqpKjsCfKbqaLSi5Uxn4SexjZXRdCIl8qcX7B8rorrwDrh9jlQpstrvKQngRdeD5tP2aIOkUeU0dTxg4odpmEnhUC1uG3hJgEwghj4OlmM7E9Tc5LeXYgSMu3YJQkyi32sKouaAMJAhB9FUC2WTDQYJ35TIGKkt_Xb05W_qndrG4/w640-h288/VR3.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>El camino cuaresmal nos pone siempre en contacto con la vida concreta. </b>Nos lanza a los escenarios en los que las personas sufren porque les han diagnosticado un cáncer o no les alcanza el sueldo para pagar las facturas mensuales. Lo más importante no es que nosotros “veamos” estas realidades y procuremos reaccionar. <b>Nuestro análisis de realidad suele ser a menudo muy distorsionado, lleno de puntos ciegos, prejuicios e intereses.</b> </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Lo que importa es que <b>Dios “vea” la situación de las personas</b> (como “vio” el sufrimiento del pueblo hebreo en Egipto) <b>y nos envíe a hacer algo “en su nombre”.</b> Cuando somos nosotros los que tomamos la iniciativa, por bienintencionada que sea, solemos fracasar. Cuando nos adherimos a la iniciativa de Dios, <b>entonces se producen frutos de conversión y solidaridad.</b> Por eso, la pregunta cuaresmal es: ¿Cómo está viendo Dios nuestro mundo? ¿Cómo está viendo nuestra Iglesia? ¿Cómo ve nuestras comunidades familiares, parroquiales y religiosas?</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin_fBawcvnEOKvm6R_FYSJzrj21k_WeRFesRrMfJvnQFyAjvjv1kReTxdnFIXpEKof14vHXabp7Iq-ZkxuU_hcjSFJPk7c4O-ro_CEBNJ8Q6Iw4ECWojvHYecF_KGtBO1rhKscjHo-cdqZ_tryxejB3SFICG8BGFs72JBt3jWHenVnT342iR370u2nlh0/w640-h288/VR1.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;"><b>Estamos viviendo un momento muy delicado:</b> ¿Ve Dios que nos aproximamos sin remedio a una tercera guerra mundial? ¿Ve que la Iglesia, lejos de avanzar hacia la unidad, corre el riesgo de fragmentarse todavía más? ¿Ve nuestras comunidades desalentadas e ineficaces? <b>Son las preguntas que me vienen a la cabeza mientras examino los muchos indicadores de crisis que percibo.</b> Cuando Macron habla ya de la posibilidad de enviar tropas francesas a Ucrania o cuando Suecia (un país tradicionalmente neutral) pide su ingreso en la OTAN, ¿no nos están diciendo que temen una invasión de Europa por el flanco este (es decir, desde Rusia)? O cuando el Vaticano pide examinar las conclusiones del camino sinodal alemán o toma otras medidas, ¿no nos advierte del peligro de cisma? Hay muchas personas que me hacen comentarios en este sentido. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b>Pero quizás Dios ve otros aspectos de la realidad que nos pasan desapercibidos.</b> Quizás se fija más en el sufrimiento de quienes trabajan cuanto pueden y apenas consiguen lo necesario para subsistir, en las personas que son abandonadas o descartadas (incluidos muchos ancianos en las sociedades desarrolladas), en los jóvenes que, ahítos de casi todo, no encuentran sentido a la vida y se abandonan a la depresión o a las adicciones. Es bueno que la Palabra de Dios (no solo nuestros análisis sociológicos o teológicos) <b>nos ayude a descubrir el “punto de vista” de Dios</b> y, en consecuencia, lo que nosotros podemos hacer enviados por Él.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-31912356656121927142024-02-27T11:31:00.021+01:002024-02-27T15:45:07.208+01:00Un libro a cuatro manos<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJp6NocYoiF89yq9Zxe2ALFvGSmTmlxI5p_44PXwzHwk5p1Ct-T6pM83iHJBsgYBoh8vfc4YWRLQYnLCV_cPFiV7anf9SHna5YTpAlMIMWmLXSU0PYXiRACK0OLPGh5SpbKShUqYBskbMqqdveLhccosFBnTTW5iiyQ5WGhxZCD2v_dgQkAn_rB10KRN8/w640-h360/IMG_5437.jpeg" /></div><br /><span style="font-family: georgia; font-size: large;">El sábado escribí ya sobre la presentación del libro <a href="http://www.publicacionesclaretianas.com/catalog/hablando-con-heriberto-garcia-arias" style="font-style: italic; font-weight: bold;">Hablando con Heriberto García Arias. Confesiones de un sacerdote digital</a><b style="font-style: italic;"> </b>en los estudios de TRECE y en el salón de actos del ITVR de Madrid. El <a href="https://www.youtube.com/watch?v=g_fRAPzttxQ"><b>vídeo de la sesión</b></a> acumula más de 1.300 visualizaciones. Intuyo que la mayoría de los visitantes provienen de Estados Unidos, México y el resto de Latinoamérica donde el padre Heriberto es muy conocido. En esas latitudes es frecuente el uso de las redes sociales. En España es también común entre los jóvenes, pero <b>noto bastantes reticencias en las personas adultas. </b>Perciben más los indudables riesgos que las potenciales ventajas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Quizá no les falte razón, pero -como casi todo en la vida- <b>es cuestión de discernimiento y adiestramiento.</b> Un cuchillo, por ejemplo, es un utensilio potencialmente muy peligroso. No está permitido subir a un avión con uno en el equipaje de mano. Sin embargo, como es también muy útil, <b>desde niños aprendemos a usarlo con destreza y prudencia. </b>No conozco a ningún padre que les prohíba el uso del cuchillo a sus hijos hasta que cumplan 18 años. </span><b style="font-family: georgia;">Algo parecido podría decirse de las redes sociales.</b><span style="font-family: georgia;"> </span><span style="font-family: georgia;">De poco sirve la prohibición absoluta. Lo que importa es educar en su uso prudente y moderado.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMyT7hTY9JhBnTXOPzLemAZrCLOBK3PVw5Dn69dFASw1lV2UXjJstarye-9ngRjCa-eiOAWIljR8pYxFbvtAUotDN43rErJpT6pCPHuoh2GG2Q8wAA6-XWCxafc2mHS0aOdUej67zmNlYxclRaB7rlR2TlNjKQLSW_NFbL2mh9tBkT5iSaq1HvhSj39zM/w640-h360/IMG_5463.jpeg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">De todos modos, hoy no quiero escribir sobre este asunto, sino <b>sobre la hermosa experiencia de haber escrito un libro “a cuatro manos”.</b> Como he contado en <b><a href="https://elrincondegundisalvus.blogspot.com/2023/09/una-conversacion-esperada.html">otras entradas</a></b> -y recordé en la presentación del pasado viernes- <b>el libro arranca de una larga conversación entre el padre Heriberto y yo grabada con mi teléfono móvil</b> a finales de verano durante nuestro encuentro en Mérida. Naturalmente, el libro no es la mera transcripción de lo registrado aquel día. Una vez “picado” el texto -como se dice en el argot editorial- hubo que suprimir muletillas y repeticiones, acortar las frases, introducir conectores, sugerir sinónimos, etc. <b>A esta tarea artesanal nos dedicamos de octubre a diciembre.</b> Heriberto trabajaba en Roma mientras yo lo hacía en Madrid. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><b><br /></b></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><span><b>Pulido el texto, fue revisado de nuevo, tanto por él como por mí. </b>Era importante que Heriberto se sintiera a gusto con lo que se iba a imprimir, que reflejara bien su experiencia y su pensamiento. En esta segunda revisión él suprimió algunas cosas innecesarias y añadió otras (por ejemplo, la experiencia vivida en torno a la muerte de su abuelo, acaecida pocas semanas después de haber hecho la grabación) que consideraba relevantes para que el lector comprendiera bien su mensaje. Por mí parte, retoqué algunas preguntas, articulé el texto en capítulos y apartados y <b>escribí pequeñas introducciones y conclusiones a cada capítulo </b>para contextualizarlo mejor y lograr que </span></span><span style="font-family: georgia;">la conversación </span><span style="font-family: georgia;">fluyera con orden y ligereza.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVRzKZw1m2BjdVERacBW5zw5k0AZgFc-Y0hs83mmAgZnH0WmNpH5HBajDAIpx68-ZsKLvbNuh8ziZneqSjWtiRavLlgCHKNzz60sFvvVRARB9XUmgNn5Jaztuod63wOaM1T9tl9RRNVAIWI-gKHemsTUoVOaEuVWKrSuchQhL7VVLq_pBPtIFQa-P9r5A/w420-h640/libro%20portada.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">Detrás del texto -que sigue conservando el estilo oral- hay muchos intercambios de <i>WhatsApp</i> y videollamadas hasta que consideramos que estaba listo para ser impreso, presentado y distribuido. <b>No se trata de un texto literario o académico, sino testimonial.</b> Aunque la forma tiene su importancia, lo que cuenta es la experiencia que late en sus páginas. A veces, el exceso de literatura puede convertir en postiza una experiencia que tiene fuerza por sí misma, sin los artificios a los que son tan dados los literatos profesionales. <b>Nuestro objetivo no era tanto que quedara un libro bonito, sino auténtico.</b> Y que, en la medida de lo posible, pudiera ayudar a los jóvenes a hacer un mejor uso de las redes sociales y a los evangelizadores digitales a <b>aprender de los aciertos y errores</b> de alguien que tiene ya una dilatada trayectoria en este campo.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">¿Qué hay en el trasfondo de alguien que elabora vídeos de poco más de un minuto? ¿Se reduce todo a pequeñas píldoras visuales? ¿Cómo es <b>la persona que está detrás de este </b></span></span><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><b>“personaje público”,</b> que así es como denomina <i>Facebook</i> a quienes tienen muchos amigos en su cuenta? Un libro permite <b>explicar con calma y profundidad </b>lo que las redes presentan de manera breve e impactante. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;"><span>Jugando con el lenguaje tecnológico, se podría decir que <b>Heriberto es un evangelizador “digital” y yo un evangelizador “analógico”</b>, por más que también yo tenga una discreta presencia en el mundo de internet a través de este blog. La combinación de ambas perspectivas y experiencias hace del libro una especie de <b>producto híbrido:</b> es una obra <i>impresa</i> (pertenece a la galaxia Guttenberg) que trata de un trabajo <i>virtual</i> (pertenece a la era digital). <b>Confieso que ha merecido la pena el esfuerzo compartido</b>. Por algo Jesús dijo: <i>“Id de dos en dos a predicar el Evangelio</i></span></span><i style="font-family: georgia;">”. </i><span style="font-family: georgia;">Esta es precisamente la frase que escribí en el ejemplar que le dediqué a Heriberto. Él, por su parte, escribió lo siguiente en el ejemplar que me firmó: </span><span style="font-family: georgia;"><i>“Hemos hecho lo que teníamos que hacer”.</i> La vida sigue. Hay mucho por vivir. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><object class="BLOG_" contentid="2982e6461356e16a" height="266" id="BLOG_video-2982e6461356e16a" width="320"></object></div><br /><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5429668053847382950.post-13544788658932291122024-02-25T06:57:00.011+01:002024-02-25T11:08:38.892+01:00La otra cara de la moneda<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggYNIR7mH8G6jdSiR1XF9UWHvPgFcEe7qs-tOjkfqNprn0JuBsrdD-5diweqcXPGVeeDuo9HnyBuT909wNkVtoB2vYFnKnZnQVZCtUhC0csqi0ORZRPQNNFJbaNaEG0qNtY3YD6jrEb23jYKGL-wqNtq1sFe7FbR7RUrhcBV0fzjTK479PIxniFQzZYMg/w640-h360/trans1.png" /></div><br /><span style="font-size: large;"><span><span style="font-family: georgia;">En el monte hace menos calor que en el desierto. El domingo pasado nos alejábamos con Jesús del bullicio para ser empujados por el Espíritu Santo a un lugar solitario en el que las pruebas se hacían más evidentes. Hoy, </span><a href="https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/evangelio-del-dia/?f=2024-02-25" style="font-family: georgia;"><b>segundo domingo de Cuaresma</b></a><span style="font-family: georgia;">, subimos con Jesús y con sus amigos Pedro, Santiago y Juan a un monte alto para experimentar <b>la otra cara de la moneda</b>. Es verdad que a lo largo del camino de la vida somos puestos a prueba para ver cuál es la solidez de nuestras convicciones y valores. </span></span><span style="font-family: georgia;">Pero también es verdad que, como Jesús, de vez en cuando </span><b style="font-family: georgia;">tenemos algunas experiencias de “transfiguración”</b><span style="font-family: georgia;"> en las que vislumbramos quién es él y quiénes somos nosotros. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia; font-size: large;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="font-family: georgia;">Es como si se nos anticipara la meta final en algunas metas volantes de nuestra carrera. De esta forma, podemos seguir el camino </span><b style="font-family: georgia;">con la certeza de que vamos en buena dirección</b><span style="font-family: georgia;"> y con la esperanza de que no hay fracaso o muerte que no sean derrotados por la resurrección. Los apóstoles necesitaron la experiencia del monte para no dudar de Jesús -aunque luego dudaron- y para saber que la luz de Dios que lo envuelve es más definitiva que la sangre que lo va a empapar al final de su vida, aunque </span><b style="font-family: georgia;">tardaron tiempo en comprender verdaderamente lo que habían visto</b><span style="font-family: georgia;">.</span></span></div><span style="font-family: georgia;"><div style="text-align: justify;"><br /></div> </span><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhEsbk15WEgol8XmFUwvw025hW7aVB2_i708QG-deKKXkpSP1FCJf6IyF2nFU5nYBFyDw8oEgJGiAuFwPZA_xp6w6IL-F1bIPxw5KHkq9VGraPtHo7aJLWA3grZDIPJxPXrQNuldgSErIw5lTybuNI32TnTBqR6-y6tUaN6JGsho0Xuu9xoatqv-uEvcLM/w640-h356/trans2.jpg" /></div><span style="font-family: georgia;"><br /><span style="font-size: large;">La pedagogía cuaresmal de la Iglesia nos presenta en las primeras semanas de Cuaresma <b>las dos caras de la experiencia cristiana: </b>la del desierto y la del monte, la de la prueba y la de la confirmación, la de la oscuridad y la de la luz; o sea, las dos caras de la moneda del misterio pascual.<b> Sin ellas no entendemos quién es Jesús y tampoco entendemos quiénes somos nosotros.</b> Tenemos que saber que en la vida tendremos pruebas, que vivir el amor no va a ser área fácil. </span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;">Pero <b>necesitamos también experimentar el consuelo de la transfiguración.</b> Solo después de subir a la cima de este monte (en la que, como los apóstoles, quisiéramos quedarnos para siempre) podemos descender al valle de la vida cotidiana con la certeza de que <b>Dios está con nosotros</b> (segunda lectura) y de que él sigue pronunciando siempre la fórmula de nuestra verdadera identidad: <i>“Tú eres mi hijo amado”.</i> Sin esta experiencia de filiación divina, las cruces de la vida (soledad, enfermedad, traición, pecado) se nos hacen insoportables.</span></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: georgia;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>Unknownnoreply@blogger.com1