miércoles, 10 de febrero de 2021

The Boss también reza, camina y espera

Se llama Bruce Springsteen, pero sus admiradores lo conocemos como The Boss (el jefe). Es un tipo Born in the USA. Tiene nueve años más que yo. Desde que era adolescente sigo su música. Me parecía inspirada y poderosa. Hacía un tiempo que le había perdido la pista. Acabo de reencontrarme con él a través del vídeo The Middle (el medio o el centro) que anteayer se vio en la retransmisión de la Superbowl americana, cuando casi todo el país suele estar pendiente del televisor. Es obvio que el vídeo es un anuncio patrocinado por la marca Jeep. Pretende apelar a las “esencias” de Estados Unidos en un momento en el que el país vive una gran polarización y una fuerte crisis de identidad. Pero confieso que me ha gustado ver de nuevo a un maduro Springsteen (ya tiene 71 años) estacionando un viejo jeep junto a una pequeña capilla blanca, perdida en el paisaje inmenso que la rodea. En la parte frontal de la capilla hay un sencillo ambón, una cruz y un corazón incrustados en una silueta del país hecha de madera y pintada con los colores de la bandera americana. La diminuta capilla de madera conocida como US Center Chapel se encuentra en el centro geográfico de los Estados Unidos, en Lebanon, en el estado de Kansas. Todo un símbolo.

Viajar hacia ese lugar por una infinita carretera que surca los espacios abiertos es una metáfora de ese viaje al “centro” que The Boss quiere proponer a sus polarizados compatriotas. El vídeo, que no dura ni dos minutos, retrata bien la América de Bruce Springsteen, pero esta vez no a través de sus canciones, sino de un conjunto de imágenes y palabras. Es hermoso comprobar que el corazón, el centro de esta América, se encuentra en una diminuta capilla (casi una maqueta) que siempre está abierta para acoger  a cualquier viandante o peregrino.

En realidad, The Middle es como un resumen visual de toda la producción del cantante estadounidense, una enciclopedia iconográfica a través de la cual Springsteen, una vez más, se propone como el cantante de una América que, huérfana de su identidad, está llamada ahora a encontrarla en la unidad. En el vídeo desfilan los símbolos que han acompañado siempre a The Boss: la libertad, el viaje, los caballos, la pureza perdida y por recuperar, el héroe solitario que entra y sale de la historia y el mito. Ahí está todo el universo retórico que Springsteen ha amado y devuelto durante años. Con su voz ronca, Springsteen hace una apuesta por el centro social y político desde el centro geográfico de su inmenso país: No es un secreto que el centro ha sido un lugar difícil de alcanzar últimamente. Entre el rojo y el azul. Entre el siervo y el ciudadano. Entre nuestra libertad y nuestro miedo. Ahora bien, el miedo nunca ha sido lo mejor de lo que somos. Y en cuanto a la libertad, no es propiedad sólo de unos pocos afortunados. Nos pertenece a todos. Seas quien seas, seas de donde seas. Es lo que nos conecta. Y necesitamos esa conexión. Necesitamos el centro.

En The Middle encontramos el lenguaje que ha acompañado siempre a Springsteen: la oscuridad, la luz, las montañas, el desierto, la redención. Se trata de un lenguaje que conecta con la visión americana que tenía Martin Luther King. Recordemos unas palabras suyas pronunciadas en 1963: “Con esta fe saldré a cavar un túnel de esperanza a través de la montaña de la desesperación. Con esta fe saldré contigo y convertiré los oscuros ayeres en brillantes mañanas”. Como un eco de la profecía del líder negro, Springsteen dice en el vídeo: “Nuestra luz siempre ha encontrado su camino a través de la oscuridad. Y hay esperanza en el camino... más adelante”.

Aunque desde el comienzo de su existencia como nación en Estados Unidos hay una neta separación entre Iglesia y Estado, la escatología cristiana ha estado siempre presente en su proyecto colectivo. Incluso un personaje del siglo XXI como Barack Obama ha titulado su libro de memorias A promised land (Una tierra prometida). Cualquiera que tenga algún amigo norteamericano (incluso entre los más escépticos) habrá comprobado cómo este sueño de un futuro mejor forma parte de su identidad colectiva. 

Me pregunto si no necesitamos algo parecido en la vieja Europa: una visión de futuro, un sueño que nos permita no ser víctimas de nuestros infinitos matices y de nuestras polaridades extremas. Incluso el papa Francisco ha publicado recientemente un libro titulado “Soñemos juntos: el camino a un futuro mejor”. Es verdad que desde hace décadas vivimos el ocaso de las ideologías y que es muy difícil encontrar un relato que nos agrupe a todos. A falta de sueños comunes, se han disparado los sueños de grupos (proyectos nacionalistas, propuestas xenófobas, etc.). El verdadero sueño es siempre abierto e inclusivo, enraizado en la historia y transformador. 

No necesitamos solo proyectos de recuperación postpandémica, sino sueños que nos permitan intuir cómo puede ser el futuro que necesitamos. Los científicos, los técnicos, los economistas y los políticos tienen la misión de transformar los sueños en proyectos realizables. Pero necesitamos también profetas y soñadores que nos ayuden a vislumbrar horizontes. Sin ellos, corremos el riesgo de limitarnos a gestionar nuestra mediocridad. Creo que Bruce Springsteen forma parte de ese grupo de artistas, poetas y filósofos que saben conectar con las aspiraciones profundas de los seres humanos y expresarlas en lenguaje artístico. Él canta, pero también reza, enciende una vela, camina y espera. Sí, espera un futuro mejor en el que se abra paso la esperanza de formar los Estados Re-Unidos de América. Y lo hace como un ser humano frágil y contradictorio, no como un ídolo adorable o un ángel caído del cielo; es decir, como cualquiera de nosotros. 

[Para ver el vídeo y leer el texto de Bruce Springsteen, pinchar aquí].

3 comentarios:

  1. Qué buen homenaje al Boss, Gonzalo. Aunque sea un anuncio, anima a pensar en un futuro mejor basándose en lo que nos une. Gracias por seguir animándonos a renacer cada día aspirando a nuestra mejor versión. Un abrazo, Iván.

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  2. Necesitamos también un Springsteen por aquí...

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  3. En este tiempo de pandemia estoy descubriendo que hay mucha gente que "reza" e intenta "confiar" y muchas veces desde una espiritualidad bien sencilla.
    Es la Iglesia que para muchos no es aceptada y viven la esppiritualidad que han ido construyendo a su medida.

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