jueves, 18 de febrero de 2021

Geometría imposible

Aunque cada vez me gusta menos escribir sobre política, tarde o temprano tenía que decir algo sobre lo que está sucediendo en mi querida Italia en las últimas semanas. Acaba de empezar el tercer gobierno de la presente legislatura. Hace el número 67 desde 1946. Lo que en otros países sería calificado como una anomalía democrática, aquí se llama “geometría variable”. No olvidemos que estamos en el país en el que las pizzas son redondas, se guardan en cajas cuadradas y se comen en porciones triangulares. No encuentro un símbolo mejor para expresar lo que vivimos. Solo en los pueblos viejos y sabios, con un riquísimo pasado a las espaldas, es posible vivir esta geometría que con los parámetros usados en otros países quizá deberíamos calificar de “imposible” más que de variable. En España, por ejemplo, no estamos acostumbrados a estas sabrosas pizzas políticas.

El imposible gobierno de Mario Draghi es un grupo formado por 23 ministros, de los cuales 8 son técnicos sin afiliación partidista y 15 provienen de 6 partidos políticos distintos y distantes: desde La Liga de Matteo Salvini (situado en un extremo de la derecha) hasta los progresistas Izquierda, Ecología, Libertad (Nichi Vendola) y Partido Democrático (Nicola Zingaretti), pasando por el tradicional Forza Italia de Silvio Berlusconi, el centrista Italia viva de Matteo Renzi y el controvertido movimiento 5 estrellas del cómico Beppe Grillo y sus “grillini”, que parecen hacer honor a su nombre porque algunos cantan (y desafinan) como auténticos grillos.  ¿Cabe algún ingrediente más en esta sopa jardinera?

Supongo que en el resto de Europa se mira con curiosidad lo que está pasando en Italia. Es probable que en otros lugares del mundo no interese tanto. Hay asuntos más urgentes de los que ocuparse. Pero no deja de ser llamativo que ayer Mario Draghi obtuviera 262 votos (de 320 posibles) a favor después de un largo discurso de 50 minutos en el Senado italiano. He leído el texto íntegro y lo he traducido para los lectores del Rincón. En él se nota claramente el influjo del magisterio del papa Francisco. Como anécdota, hace unos diez años se decía con una pizca de ironía que Roma estaba gobernada por dos alemanes.  En efecto, en la cátedra de Pedro se sentaba el alemán Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) (2005-2013) y el alcalde era un político cuyo apellido denotaba también raíces germánicas: Gianni Alemanno (2008-2013). Ahora se podría decir que estamos gobernados por dos jesuitas. En el Vaticano está el jesuita Jorge Mario Bergoglio (papa Francisco) y en el palacio Chigi gobierna el jesuita Mario Draghi. No es que el primer ministro italiano pertenezca a la Compañía de Jesús, pero estudió el bachillerato con los jesuitas de Roma y aprendió un modo de hacer (caracterizado por el discernimiento) que lo ha acompañado en los distintos cargos que ha ocupado hasta ahora. Va a necesitar mucho discernimiento y un poco de mano izquierda para no naufragar en la travesía más difícil de su larga vida profesional. 

Como signo de esta sintonía, el profesor Draghi citó expresamente al papa Francisco en su discurso de ayer, algo que no se entendería en países como España, por ejemplo. Transcribo la referencia traducida al español: “Como ha dicho el Papa Francisco, “las tragedias naturales son la respuesta de la tierra a nuestro maltrato. Y creo que si le preguntara al Señor qué piensa, no creo que me dijera que es algo bueno: nosotros fuimos los que arruinamos la obra del Señor”. Proteger el futuro del medio ambiente, conciliándolo con el progreso y el bienestar social, requiere un nuevo enfoque: la digitalización, la agricultura, la salud, la energía, el sector aeroespacial, la computación en la nube, la escuela y la educación, la protección de los territorios, la biodiversidad, el calentamiento global y el efecto invernadero son diferentes caras de un desafío multifacético que ve en el centro el ecosistema en el que se desarrollarán todas las acciones humanas”. En otras palabras, es necesario pasar del ego-centrismo al eco-centrismo. 

No sé lo que nos depararán los próximos meses. Lo más probable es que pronto empiece el pim-pam-pum de los partidos. Pertenece al modo ordinario de hacer política. Uno tiene que justificar su sueldo haciendo oposición. Pero, más allá de las razones de fondo, hay dos razones coyunturales que aseguran una mínima estabilidad: la gestión de los 210.000 millones de euros que Italia recibirá a lo largo de los próximos seis años del Fondo de Recuperación de la Unión Europa (aquí todos lo llaman Recovery Fund, que queda más técnico) y el hecho de que, si se convocan elecciones, el parlamento resultante tendría muchos menos senadores y diputados, tal como se aprobó en referendum el pasado septiembre. Los actuales parlamentarios quieren estirar al máximo la duración de su cargo para no quedarse sin las prebendas que reciben. Creo que la apuesta del presidente Sergio Mattarella por un hombre de experiencia como Mario Draghi puede contribuir a que Italia (como ha sucedido en otras crisis del pasado) salga de esta coyuntura fortalecida y cohesionada. El discurso de Draghi no fue retórico. Evitó los largos circunloquios, tan típicos del modo de hablar italiano, y se refirió a hechos concretos de manera concisa y clara. 

Traduzco las últimas palabras de su discurso: “Este es el tercer gobierno de la legislatura. No hay nada que sugiera que pueda hacerlo bien sin el apoyo inquebrantable de este Parlamento. Es un apoyo que no descansa en la alquimia política, sino en el espíritu de sacrificio con el que mujeres y hombres han afrontado el último año, en su vibrante deseo de renacer, de volver más fuertes y en el entusiasmo de los jóvenes que quieren un país capaz de realizar sus sueños. Hoy, la unidad no es una opción, la unidad es un deber. Pero es un deber guiado por lo que estoy seguro que nos une a todos: el amor a Italia”. Los periódicos italianos han subrayado mucho eso de que “la unidad no es una opción, la unidad es un deber”. Cuando está en juego un bien superior como la necesidad de afrontar una crisis de proporciones colosales, la llamada de Draghi adquiere tonos proféticos. Esperemos que encuentre una respuesta sostenida en el tiempo. El comienzo parece prometedor.


ENCUENTRO ZOOM DE CUARESMA


Día: Viernes, 19 de febrero.

Hora: de 6 a 7,30 de la tarde (hora de España e Italia).

Tema: Antivirus de Cuaresma.

Enlace:

 

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