sábado, 19 de septiembre de 2020

Aprovechando que hoy es san Jenaro

Dentro de unas horas termino el retiro de tres días que he dado a los claretianos de la Provincia de Santo Tomás de la India. Teniendo en cuenta que, a causa de la pandemia de Covid-19, no es posible viajar ahora mismo al país asiático, lo he hecho en directo a través de mi canal de YouTube. Esto me ha obligado a pegarme un buen madrugón debido a la diferencia horaria de tres horas y media. La primera meditación comenzaba a las 6 de la mañana; la segunda, a las 11,30. Son soluciones de emergencia que no me satisfacen del todo, pero que nos permiten no tirar la toalla en estos tiempos difíciles. Internet nos ayuda a tejer una red mundial de relaciones en la que todos sentimos que formamos parte de una gran familia. 

Sigo con mucha preocupación lo que está pasando en mi país, y más concretamente en Madrid. Me temo que la acumulación de tensiones de todo tipo (concentradas en las plataformas mediáticas) puede acabar estallando en algún momento. Por eso, echo de menos líderes con templanza y mirada de onda larga. Aquí en Italia las cosas parecen más calmadas, pero en cualquier momento puede formarse la tormenta perfecta. Casi toda América sigue acumulando contagios y muertes. Parece claro que la cosa va para largo.  Lo que no sé si va para largo es nuestra paciencia. Los ánimos se van desgastando. Una persona o un grupo con la moral baja pueden tener reacciones incontrolables. De hecho, se están multiplicando los casos de violencia, robos y suicidios. Muchos se preguntan hasta dónde vamos a llegar y hasta cuándo podremos resistir. No basta con cantar “Resistiré” (canción que tuvo su boom en los meses de marzo y abril) en un ejercicio de voluntarismo extremo, sino de cultivar las raíces que nos permiten nutrirnos y resistir en tiempos de inclemencia y ayudarnos unos a otros.

En este clima de tensa serenidad, esta tarde celebraremos la ordenación diaconal de un claretiano salvadoreño en nuestra basílica romana del Corazón de María. En ella es fácil asegurar la distancia de seguridad. Para facilitar el seguimiento de la celebración por parte de su familia y de sus amigos, transmitiremos la ceremonia por YouTube y Facebook. Hoy se ha convertido ya en una práctica normal este tipo de transmisiones. Es una forma de acercar los eventos a quienes no pueden participar físicamente en ellos. Yo me voy a dedicar a hacer la traducción simultánea del italiano al español, de modo que los salvadoreños puedan entender bien lo que celebramos. Es una tarea pesada, pero, de vez en cuando, me gusta hacerla. Al fin y al cabo, la vocación misionera tiene algo de interpretación. 

Los misioneros nos pasamos la vida “interpretando” los signos de los tiempos para ver qué nos quiere decir Dios en las personas y acontecimientos e “interpretando” la Escritura para ver cómo puede iluminar lo que vivimos. Este Rincón es, en cierto sentido, un ejercicio diario de interpretación, así que supongo que no me costará demasiado ponerme los auriculares, activar el micrófono, escuchar con atención e ir interpretando lo que sucede. Por otra parte, una de mis varias vocaciones frustradas (junto a la arquitectura y la música) es el periodismo. Contar lo que vemos y oímos es un modo de comprenderlo mejor. Una experiencia nunca se termina hasta que no la contamos. La expresión es el último eslabón de una cadena que incluye la percepción y la conciencia.

Hoy se celebra en Nápoles la fiesta de san Jenaro, del que los napolitanos se confiesan muy devotos. Todos los años, en un día como hoy desde hace unos 400 años, se licúa la sangre del santo. La Iglesia no habla de milagro, sino de prodigio. La tradición popular considera de mal augurio que la sangre no se licúe, como ocurrió en septiembre de 1939 cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, o en 1943, cuando la ciudad de Nápoles fue ocupada por los nazis. Todos se preguntan qué pasará este año 2020, el año de la pandemia. En el momento de escribir estas líneas, no sé si se ha producido la licuefacción o no. Pase lo que pase, no es el momento de echar más leña al fuego, sino de compartir experiencias y mensajes que nos ayuden a vivir el momento presente con serenidad. No es nada fácil. Un día leemos que la vacuna está al caer. Al día siguiente nos dicen que no llegará antes de finales de 2021 o a mediados de 2022. Al principio nos aseguraban que quienes habían padecido la enfermedad quedaban inmunes frente a ella. Ahora se multiplican los casos de reinfectados. 

Los mensajes contradictorios no solo proceden de Donald Trump (sería un milagro que en su caso fueran coherentes), sino de las autoridades sanitarias y de los políticos de turno. A todos parece sobrepasarnos una realidad para la que no tenemos respuestas precisas y oportunas. Una solución de emergencia que algunos amigos míos han tomado es abstenerse de leer y escuchar noticias. La sequía informativa proporciona una relativa tranquilidad. En mi caso, no funciona porque soy un adicto a la información. Sigo creyendo aquello de que “sin información no hay opinión”, pero tal vez tengo que revisar mis principios en aras de la salud mental.

2 comentarios:

  1. Única lectura recomendable para tratar de analizar con cierta tranquilidad de espíritu las noticias y los signos de erstos tiempos, este Rincón y las lecturas de la misa del día. Gracias Gonzalo por tu vocación. Como dice tu santo fundador hoy, el misionero solo se dedica a tratar de llevar el amor de Dios a todos y acepta incluso las calumnias con amor.
    Abrazos

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  2. Yo sí que he optado por reducir mucho mi acceso las noticias, son deprimentes y además a los que tenemos que trabajar solo consigue ponernos de los nervios y que vayamos al trabajo muertos de miedo, mis alumnos merecen otra cosa, merecen mi alegría, mi capacidad de transmitir seguridad y positividad, esperanza y confianza... Para eso necesito un poco más de Evangelio y un mucho menos de noticias.

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