lunes, 5 de agosto de 2019

La magia del verano

Me gusta fijarme en los mensajes de las camisetas (o remeras, o poleras o T-shirts) que constituyen la prenda típica del verano. La mayoría de los mensajes suelen ser muy originales y hasta divertidos.  Recuerdo uno que vi hace años en un concierto en el Circo Máximo de Roma que me llamó mucho la atención. Decía así: “Se non passi alla storia, passerai alla geografia” (Si no pasas a la historia, pasarás a la geografía). Pero hay muchos otros. Por ejemplo: “Papá siempre tiene razón (en letras muy grandes) cuando mamá no está cerca (en letras muy pequeñas)”; “Soy edición limitada”; “No soy raro, soy único”; “Qué bonito es estar loca y andar suelta”; “El matrimonio es la principal causa de divorcios”; “Sé una voz, no un eco”; “Ahorra agua, bebe cerveza”;  “Lee libros, no camisetas”; “Cómo me gustaría ser feo 1 minuto para ver lo que se siente”; “De mayor quiero ser pequeño”; “No llames karma a las cosas que te pasan por imbécil”; “Si no tardas mucho te espero toda la vida”; “No soy un completo inútil, por lo menos sirvo de mal ejemplo”; “Noches de desenfreno, mañanas de ibuprofeno”. 

Abundan muchísimo los mensajes en inglés con todo tipo de combinaciones llamativas: “Make money, not friends”; “Pain is temporary, pride is forever”; “Handle with care”, “Keep calm and… (diferentes palabras)”, etc. Y, por supuesto, hay innumerables camisetas con mensajes sexuales, a cual más procaz. Pongo solo algún moderado botón de muestra: “No necesito sexo (en letras muy grandes), el gobierno ya me jode bastante (en letras muy pequeñas)”; “Mi cerebro es mi segundo órgano favorito”; “No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual”; “Hombre de buenas costumbres busca mujer que se las quite”; “Soy virgen, te lo juro por mis hijos”. Y muchas otras que no me atrevo a reproducir.

Hace años conocí en Morelia (México) a un grupo de jóvenes cristianos que se dedicaban a fabricar camisetas con mensajes cristianos. A veces se trataba de textos bíblicos; otras, de frases poéticas, inspiradoras o provocativas, que iban desde “Conéctate a Jesús” o “Cuidado: alma en construcción” hasta “Cristo murió por mí, yo vivo por él”. Hoy abundan por todas partes. Los grupos cristianos las encargan para campamentos, campañas de solidaridad, conciertos, excursiones, etc. Se imitan los logos y tipos de letra de marcas famosas, se juega con las formas y colores. El muestrario –sobre todo en inglés– es inabarcable. Me parece que el mercado lo dominan las diferentes denominaciones pentecostales, aunque no faltan camisetas “católicas” originales. Sin ir más lejos, estos días me han regalado dos de colores atrevidos. Una es de un rojo intenso con la leyenda “Claret, hombre de fuego”; la otra es violácea, con un corazón y una cruz formando un logo elemental. Aunque no soy muy aficionado a llevar camisetas, reconozco que en verano son prácticas y frescas. Si además de baratas llevan un mensaje interpelante, ¿qué más se puede pedir?

Me llamó la atención la que llevó hace un par de días una de las participantes en el taller que dirijo en El Escorial. Decía así: “In summer dreams come true” (En verano los sueños se hacen realidad). Me pareció un mensaje “profético” porque precisamente el sábado traté el tema de los sueños dentro del itinerario de Indagación Apreciativa. ¿Será verdad que el verano es una estación propicia a los sueños? ¿Influirán en nosotros la luz y el calor? Es probable que el inverno se asocie a la tumba de la vida y el verano a su esplendor. Quizás por eso nos parece que en verano podemos hacer muchas cosas vedadas –o por lo menos limitadas– durante la estación fría. Podemos nadar, viajar, contemplar el cielo estrellado, quedarnos charlando en la calle, asistir a un concierto al aire libre, animarnos en una fiesta, tomar una cerveza con los amigos en una terraza hasta las tantas de la madrugada… 

Podemos imaginar que las cosas pueden ser de otra manera. ¿Quién no recuerda algún amor adolescente asociado a los meses de estío? La magia del verano consiste en salir de nuestra cueva emocional y entrar en un juego creativo con otras personas y con la naturaleza. A quienes les gusta el mar, disfrutan nadando o navegando; quienes prefieren la montaña aprovechan para darse largas caminatas, ascender cumbres u organizar acampadas. Es como si en verano la vida fuera más vida, las emociones tuvieran más color, los encuentros fueran más placenteros. Quien esto escribe disfruta con el otoño y el invierno, pero no puede sustraerse a la “magia del verano”. Acabo de enterarme de que esta expresión es también el título de una película de Morgan Freeman. No gana uno para sustos.

1 comentario:

  1. También el color de la camiseta nos dice algo del estado de ánimo del que la elige...
    Buen verano!!!

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