lunes, 13 de julio de 2020

Tres amigos, tres libros

Ayer domingo, a las 8 de la tarde, después de varias semanas de espera, empezamos nuestro itinerario de Ejercicios Espirituales por Internet. Los participantes provienen, sobre todo, de España, Colombia, México, Guatemala, Brasil, Panamá y otros países latinoamericanos. Y, en menor número, hay también gente de Italia, Portugal, Francia, Reino Unido y Polonia. Incluso alguno se ha apuntado desde Congo o Costa de Marfil. La lengua es una barrera porque en esta ocasión todo será en español. Esperemos que nos dejemos guiar por la Palabra de Dios para no errar el objetivo.

Mientras seguimos nuestro camino hasta el próximo sábado 18, me hago eco de tres libros que sus autores me regalaron la semana pasada. Los tres están escritos por personas amigas. El primero es del cardenal Aquilino Bocos. Se titula Arraigados y arriesgados. El segundo lo firma mi amigo de infancia, el obispo Raúl Berzosa. Se titula ¡Déjate sorprender por tu Dios y por los hermanos! El tercero, el más pequeño, está escrito al alimón por los portugueses Tony Neves y Artur Teixeira (compañero mío en el gobierno general). Se titula A quatro mãos em clave de Fá y Sol. Naturalmente, no he tenido tiempo de leerlos todavía porque la semana pasada estuve muy ocupado con otros asuntos, pero sí he podido ojearlos (es decir, echar un vistazo) y hojearlos (es decir, pasar páginas).

El libro del cardenal Bocos tiene un título sugestivo. Solo podemos tomar decisiones arriesgadas, audaces, cuando estamos arraigados. No hay frutos sin raíces. Es un volumen de 422 páginas que recoge 10 artículos y conferencias sobre temas que tienen que ver con la espiritualidad claretiana. El subtítulo explicita su oportunidad: “Siguiendo las huellas de Claret en el 150 aniversario de su muerte”. Me llaman la atención algunos capítulos como “Pensamiento y praxis de proximidad en la historia de la Congregación” o “Vivir claretianamente la tercera edad”. Más allá de sus contenidos, que serán muy útiles para los misioneros claretianos, me sorprende que una persona mayor (el cardenal Bocos cumplió hace un par de meses 82 años) siga conservando lucidez para pensar y paciencia para escribir. Y que sus escritos no naufraguen en la investigación sobre el sexo de los ángeles, sino que aborden cuestiones muy actuales que necesitan ser pensadas y no solo descritas. Yo, que soy un enamorado del “enfoque narrativo”, me hago cargo de la necesidad que tenemos de pensar las cosas, de desentrañar su inteligibilidad. Desde que era estudiante he oído muchas veces eso de que “no hay nada más práctico que una buena teoría”. Pensar las cosas nos ayuda a encontrar sus raíces. De esta manera, podemos revitalizar nuestro ser para que produzca frutos de calidad y tome decisiones arriesgadas. Quizá la banalidad actual es consecuencia de un déficit de pensamiento. Pareciera que solo tenemos tiempo para consumir y entretenernos, no para meditar.

El libro de mi coetáneo Raúl Berzosa, regalado mientras tomábamos algo en una terraza del centro de Roma, recoge diversos escritos suyos entre el verano de 2018 y la primavera de 2019, un tiempo que el autor pasó primero en el monasterio benedictino de Calcat (Francia), luego en Roma haciendo un mes de Ejercicios Espirituales y finalmente en una parroquia de Bogotá (Colombia). También el subtítulo es una declaración de intenciones: “El arte de vivir como resucitados”. El obispo Raúl, buen pensador y mejor comunicador, va enhebrando una serie de reflexiones sobre las sorpresas de Dios, el Padrenuestro y las sorpresas de los hermanos. Termina con una serie de oraciones clásicas que él personaliza: el Benedictus (que rezamos en laudes), el Magníficat (que rezamos en vísperas) y el Nunc dimittis (que rezamos en completas). Raúl es muy dado a dividir y subdividir mucho los textos. Para mi gusto, se pierde algo de fluidez, pero tal vez se gana en claridad expositiva. Raúl, como buen burgalés, tiene la anchura y la luminosidad de la meseta castellana. El estilo es el hombre. Yo creía que esta frase era de Ortega y Gasset, pero parece que la sentencia original “Le style c’est l’homme même” la escribió el naturalista francés Georges-Louis Leclerc (1707-1788), en su disertación inaugural tras su elección como uno de los “cuarenta inmortales” de la Academie Française. Dime cómo escribes y te diré quién eres. Belleza y claridad no se excluyen. En su dedicatoria, Raúl me califica de “amigo, hermano y maestro de espiritualidad”. Acepto con gratitud los dos primeros calificativos. El tercero me queda tan grande que casi me sonroja.

Por último, el libro de Artur Teixeira, escrito en portugués con su amigo Tony Neves (religioso espiritano), recoge algunos textos breves que ambos han ido publicando en las redes sociales durante los meses de la pandemia, concretamente desde el 19 de marzo (solemnidad de san José) hasta el 31 de mayo (solemnidad de Pentecostés). El título se sirve del lenguaje musical: “A cuatro manos en clave de fa y sol”. Parece que es el nombre de un proyecto de solidaridad al que se destinan los beneficios de la venta del libro y otras muchas acciones puestas en marcha durante este tiempo. Hay 12 artículos en clave de fa y 14 en clave de sol. Todos vienen precedidos por un breve prefacio escrito por el cardenal portugués José Tolentino de Mendonça. Me ha hecho sonreír un parrafito extraído del primer artículo. Traduzco del portugués: “Por nuestro ADN lusitano, a todos nos gusta ser los primeros, si es posible los mejores del mundo, los más veloces, los más fuertes, llegar más lejos, ser líderes en este o en aquel campo, pero, en la actual coyuntura epidémica, cedíamos de buena gana (y sin cobrar) el lugar más alto del podio a quien quisiera aceptarlo”. Acompañar estos tiempos difíciles con algunas reflexiones nacidas al hilo del camino recorrido tiene algo de logoterapia y, al mismo tiempo, de misión pastoral. Se agradecen iniciativas como esta. Gracias, Artur, por tu detalle. 

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