martes, 11 de octubre de 2016

Buenos días y algo más

La incomunicación nos va matando lentamente. Cuando alguien no nos habla o cuando nosotros dejamos de hablarle a alguien vivimos una especie de asesinato. Sin las palabras de los demás no sabemos quiénes somos. Por eso, es tan importante practicar el arte de la comunicación a todos los niveles. Esto es particularmente necesario en las familias y en las comunidades porque son ámbitos en los que compartimos la vida, no solo el trabajo o la diversión. Es verdad que en la comunicación humana hay varios niveles. A menudo, nos movemos en el de la cortesía. Con muchas personas apenas pasamos de ahí: “Buenos días, buenas tardes, ¿cómo estás?”. En el ámbito académico o laboral compartimos, además, muchas informaciones de diverso tipo: desde los resultados de un partido de fútbol hasta asuntos relacionados con el estudio o la profesión. Si hay suficiente confianza y libertad de expresión nos atrevemos también a dar nuestra opinión sobre los más diversos temas relacionados con la política, la economía, el sexo, la religión, el deporte, etc.

Pero solo en el ámbito de la amistad solemos compartir los sentimientos; es decir, ese fondo emocional que acusa el impacto que nos han producido las diversas experiencias de la vida. No resulta fácil decir: Me siento solo, me siento derrotado, me siento feliz, me siento incomprendido, me siento expectante”. Los varones, en particular, no hemos sido muy educados para este tipo de comunicación. 

Los sentimientos revelan mucho de nosotros, son una puerta de acceso a la intimidad. Por otra parte, tememos que sean tratados como simples opiniones; es decir, que sean argüidos o rechazados por los demás. Por eso no abundan las personas dispuestas a comunicarse a este nivel. Y, sin embargo, es el que más nos libera y enriquece. 

En la comunicación de sentimientos funciona una regla de oro que, bien administrada, se convierte en una poderosa palanca de crecimiento personal. La regla es sencilla, conocida y practicable: “Cuando comparto mis sentimientos negativos (tristeza, agresividad, pereza, celos, envidia, etc.), éstos pierden gran parte de su fuerza destructora. Por el contrario, cuando comparto mis sentimientos positivos (alegría, satisfacción, esperanza, ilusión, etc.), éstos se refuerzan”. Las personas que encuentran ámbitos en los que es posible practicar este tipo de comunicación exorcizan de esta manera sus demonios y refuerzan sus ángeles; es decir, comunicándonos a este nivel podemos superar la negatividad que a menudo nos bloquea y desarrollar todas las fuerzas positivas que llevamos dentro. ¿No es así como vamos creciendo en libertad y felicidad?

Os dejo con un vídeo de Nacho Lozano, un tipo que me parece simpático y creativo. Que tengáis un buen día. Hoy puede ser una buena oportunidad para comunicarnos a un nivel más profundo con algunas de las personas que tenemos cerca. 


1 comentario:

  1. Querido Gonzalo,
    Me alegra mucho poder reafirmar con tus reflexiones aquello que siempre he sentido, el comunicar los sentimientos aporta mucho más de lo que creemos que nos pueda quitar, es más, nos potencia. Gracias por tu compartir con este ansioso foro de escucha. Voy tarde en la lectura de posts. Un abrazo y feliz día.

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