domingo, 30 de junio de 2024

Basta un pequeño toque


Cerramos el mes de junio con la celebración del XIII Domingo del Tiempo Ordinario. A diferencia de lo que sucedió en 2022, este año el mes de junio ha sido benigno. Hoy incluso tenemos una temperatura fresca en Madrid. Esto ayuda a cerrar la primera mitad del año con calma, sin los agobios de otros veranos tórridos. 

Es probable que muchas personas hayan comenzado ya este fin de semana sus vacaciones estivales. Es la oportunidad para detenerse y no hacer nada. Por desgracia, casi todos caemos en el error de llenar las vacaciones de cosas. El negocio acaba imponiéndose al ocio, pero de esta propensión a llenar el tiempo de actividades (aunque sean lúdicas) podemos hablar otro día.


En el Evangelio de hoy, Marcos nos cuenta dos historias en un solo relato: la de una niña de doce años que está a punto de morir y la de una mujer que padece flujos de sangre desde hacía doce años y que ningún médico había podido curar. A primera vista, parece un error redaccional, como si inadvertidamente una historia se hubiera insertado en otra rompiendo el hilo narrativo, pero las cosas no son tan simples. Marcos tiene una clara intención al proceder de esta manera. 

En ambos casos se habla de mujeres (tengamos en cuenta que en hebreo el término Israel es femenino) y se hace referencia a periodos de doce años. Es obvio que este número repetido alude a las doce tribus de Israel, que -como la mujer hemorroísa o la niña moribunda- se encuentran “desvitalizadas”, han perdido el vigor para vivir (la sangre es vida). En realidad, Marcos no pretende contarnos dos historias privadas, sino ofrecernos una catequesis para Israel.


El núcleo central de esta catequesis es claro: el único que puede curar a Israel de sus graves enfermedades o incluso levantarlo de la muerte es Jesús. La mujer con la hemorragia lo sabe. Por eso, intenta por todos los medios tocar a Jesús en medio del gentío, sabiendo que ese toque -como indica la Ley (cf. Lev 15,19-24)- convertiría a Jesús en un hombre impuro. Incluso hoy los judíos más ortodoxos siguen prisioneros de este tabú. 

La mujer hemorroísa no llega a tocar la carne del Maestro, sino solo el borde del manto. Jesús se da cuenta de que ha salido de él una energía curadora. La mujer se le acerca asustada porque sabe que ese toque ha contaminado a Jesús, pero él no se deja amedrentar. Va más allá de cualquier tabú. No se fija en las normas de pureza legal, sino en la actitud creyente de la mujer: “Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud”. 

En el caso de la hija de Jairo, es Jesús quien la toca y pronuncia las palabras de vida: “Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate)”. Marcos acentúa la autoridad de la palabra de Jesús sobre la muerte porque -como leemos en la primera lectura del libro de la Sabiduría- “Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo los vivientes”.

¿Todavía hay que añadir algo para comprender que Jesús va más allá de cualquier tabú (de ayer y de hoy) y que lo único que pide no es la pureza absoluta sino un poco de fe? Si comprendiéramos a fondo esta actitud del Maestro y la aplicáramos a las complejas situaciones que hoy vivimos, muchas cosas cambiarían en la praxis de la Iglesia. ¡Por suerte, muchos cristianos caminan en esta dirección!



1 comentario:

  1. El comentario que haces hoy me ha llevado al recuerdo de cuando Jesús nos dice que si nuestra fe fuera como un grano de mostaza… Nos pide bien poco y como cuesta confiar.
    Gracias Gonzalo por la catequesis que haces de poder entender la relación que tiene el evangelio de hoy con Israel… el significado del 12. Aclarando términos se comprende mejor el pasaje.

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