martes, 8 de junio de 2021

Pinchazo en la farmacia


Sí, ayer, después de haber hecho mi reserva por Internet, recibí la vacuna monodosis de Janssen en una farmacia un poco alejada de mi domicilio. Todo se desarrolló con rapidez y amabilidad. Una de mis hermanas me dijo que la vacuna de Johnson & Johnson es la que algunos gobiernos nacionales y regionales están aplicando a la gente de la calle porque así no tienen que citarlos para una segunda dosis, lo cual resultaría difícil dada su vida nómada. Confieso que, tras escuchar esta información, me sentí a gusto identificándome con los sin techo. Hasta cierto punto, también yo soy un nómada, aunque lleve ya varios meses sin moverme de Roma por causa de la pandemia. 

Me vacuné porque las autoridades sanitarias recomiendan hacerlo, pero no porque estuviera deseándolo con vehemencia. Sin ser en absoluto negacionista, creo que estamos asumiendo un riesgo colectivo. Confío en que las consecuencias negativas de las vacunas sean menores que los evidentes daños producidos por el virus. El tiempo nos lo irá diciendo. En todo caso, la apuesta mundial no es inocua. El objetivo es acabar con la pandemia cuanto antes, pero desconozco si hay otros intereses además de los puramente sanitarios… y económicos. No olvidemos que el asunto de las vacunas está moviendo miles de millones de euros y dólares. ¿Quién sale ganando y perdiendo en este negocio global?

Esta misma mañana empiezo un curso de cuatro días sobre “Liderazgo discerniente”. Me atrae la idea de volver a ser alumno en las aulas de la Pontificia Universidad Gregoriana (mi antigua alma mater) y compartir un tiempo con profesores cualificados y compañeros y compañeras de diversas procedencias. Como se estila en los cursos modernos, antes de empezar ya me he sometido a dos largos cuestionarios online y he tenido que leerme un artículo introductorio para ir calentando motores. 

Cada vez que nos preguntamos cómo acompañar y liderar a otros, en realidad estamos preguntándonos cómo nos estamos conduciendo nosotros mismos. Nos proyectamos más de lo que creemos. En el mundo empresarial, el liderazgo es un tema estrella sobre el que se ha escrito mucho en las últimas décadas. En el mundo eclesiástico se procede de otro modo, pero todos podemos aprender unos de otros. No sacralizo el modelo eclesiástico (por más que haya servido a la Iglesia durante un par de milenios), pero tampoco el empresarial (por más que resulte muy eficaz en el campo productivo). A objetivos diversos, modos y métodos diversos.

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, no está mal precisar la diferencia entre “eficiencia” (capacidad para lograr un fin empleando los mejores medios posibles), “eficacia” (capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera) y “efectividad” (cuantificación del logro de la meta y también capacidad de lograr el efecto que se desea). O sea, que “efectivo” y “eficaz” son términos prácticamente sinónimos. La diferencia está entre “eficiente/efectivo” y “eficaz”. Quizá un ejemplo ayude a entender mejor la diferencia. Una ley es “efectiva” si se aplica (no si se queda en letra muerta) y es “eficaz” si sirve para lo que fue hecha. Y lo mismo puede decirse de una medicina o de una vacuna. Espero que tanto la vacuna Janssen de ayer como el curso de hoy que ya se han demostrado “efectivos” (o sea, reales) sean también “eficaces” (o sea, que cumplan el objetivo para el que fueron creados).

Por cierto, Roma ya es de nuevo la ciudad alegre y bulliciosa de los tiempos prepandémicos. Han vuelto los turistas, la Fontana de Trevi se llena de visitantes y los bares, restaurantes, trattorie y otros establecimientos han recuperado su actividad casi normal. Parece que el verano, ya a la vuelta de la esquina, se anuncia como la estación del despegue. Esperemos que lo mismo pueda suceder en otros países, sobre todo en los que atraviesan ahora una situación difícil como la India, Brasil, Argentina y Colombia. 

Mi temor es que, tarde o temprano, salte con fuerza a África y se produzcan tragedias como las sucedidas en Europa, Asia y América. Cada día que pasa es un tiempo ganado para encontrar tratamientos eficaces (¿o era efectivos?) y ensanchar las campañas de vacunación. La OMS y los gobiernos de todo el mundo estarán tomando buena nota de lo que hay que hacer y de lo que hay que evitar en el caso de que padezcamos otra pandemia. La experiencia con el Covid-19 tiene que servirnos de enseñanza. La herida tiene que convertirse en cicatriz. 

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