jueves, 27 de junio de 2019

Los cristianos "cantamañanas"

No me resulta fácil explicar a mis amigos latinoamericanos el sentido de una palabra que usamos en el español de España y que es casi desconocida por estas tierras. El contexto y el tono determinan su verdadero significado. No es muy frecuente, pero está registrada en el diccionario de la RAE, que la define así: “persona informal, fantasiosa, irresponsable, que no merece crédito”. La palabra en cuestión es cantamañanas. De un cristiano se suele decir que es fiel, coherente, comprometido, entregado, tradicional, progresista, etc. O también lo contrario; infiel, incoherente, etc. Pero nunca he oído calificar a un cristiano de cantamañanas. Y, sin embargo, es el término que me viene a la mente cuando pienso en algunos cristianos que se pasan todo el día usando (y abusando) el lenguaje de moda, pero sin tomarse en serio sus consecuencias. Hablan de Iglesia en salida, opción por los pobres, atención a los emigrantes, compromiso ecológico, buenas prácticas, vida sostenible, espiritualidad holística, comunidad intercultural, economía solidaria… y otras muchas expresiones hoy en boga. Las usan en conversaciones informales, reuniones, escritos, publicaciones en internet, etc. Haciéndolo, se suben a la cresta de la ola y pasan por cristianos ultramodernos, pero luego su vida suele transcurrir por otros cauces. Son los primeros en gastar dinero sin remilgos, les gusta vestir ropa de marca y “pasear” con ocasión o sin ella, sustituyen el estudio por cuatro tópicos bien adobados, buscan siempre el aplauso popular y se cansan enseguida cuando emprenden algún compromiso. Su lenguaje encandila, pero la experiencia dice que no se puede contar con ellos para un trabajo serio y duradero. Siempre aparece otra novedad que los seduce. Son como mariposas que van de flor en flor. Los tildo de cantamañanas y no de infieles porque su incoherencia es más fruto de un pensamiento informal y fantasioso –incluso de un narcisismo infantil– que de una verdadera actitud inmoral.  

Un cristiano cantamañanas embarca a otros en travesías que él (o ella) no está dispuesto a realizar. Entre un cristiano utópico y un cristiano cantamañanas hay la misma diferencia que entre un revolucionario (alguien que quiere cambiar la sociedad, a veces de manera violenta) y un follonero (aquel que arma bulla sin saber bien por qué ni para qué). El cristiano utópico sueña con una vivencia nueva y auténtica del Evangelio y se esfuerza por caminar en esa dirección. Al cristiano cantamañanas se le va la fuerza por la boca. Hoy dice una cosa y mañana puede decir la contraria. En el fondo, le da igual porque en ningún caso está dispuesto a asumir los riesgos y opciones que implican sus palabras. Lo que dice persigue otros objetivos: quedar bien, estar a la moda, lavar la propia conciencia, ser invitado a eventos en los cuales se piensa de ese modo, etc. El cristiano cantamañanas –no confundirlo con el cristiano que busca con seriedad un cambio– tiene también su uniforme de batalla y su estilo de comunicación.  Le suelen gustar las camisetas con mensajes llamativos, lleva pulseritas de colores en la muñeca izquierda, cuelga en Facebook o Instagram fotos impactantes contra la sociedad de consumo, el calentamiento global, la venta de armas y el sursum corda, envía por WhatsApp cuantos vídeos puedan ser calificados de novedosos y alternativos, etc. Le gusta polemizar con aquellos que, sin renegar de estos asuntos, introducen en ellos notas críticas o cuestionan algunas expresiones. Al cristiano cantamañanas le gusta presumir de su actitud antijerárquica, de acudir a algunas manifestaciones y de mostrar que no hay frontera ideológica que no haya visitado. Opina de casi todo con un descaro proporcional a su ignorancia.

Confieso que me cansan los cristianos cantamañanas. Su incurable verborrea y el abismo entre lo que dicen y hacen acaban produciendo en mí una reacción que no es saludable. A veces me aparto de un asunto importante por el modo fantasioso, simplista e incoherente como es presentado por los cantamañanas. Tengo que estar muy en guardia frente a este riesgo.

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