
Del 5 de marzo al 20 de abril hay un largo trecho. Mientras los cristianos recorremos el camino de la Cuaresma, seguirán sucediendo muchas cosas en nuestro mundo. No sabemos cómo evolucionará la salud del papa Francisco durante este tiempo. No sabemos si llegará la paz a Ucrania y en qué condiciones. No sabemos si Donald Trump habrá dado pasos para comprar Groenlandia, anexionarse Canadá y convertir la franja de Gaza en una zona turística. No sabemos si el gobierno de España seguirá haciendo más concesiones para mantenerse en el poder.
La incertidumbre propia de la vida humana se hace más evidente en estos tiempos confusos y acelerados. Lo que sí sabemos es que la Palabra de Dios seguirá viva, ofreciéndonos cada día la luz que necesitamos para no dar un traspiés. La primera invitación que se nos hace en este tiempo de Cuaresma es precisamente a escuchar la Palabra: “Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón” (Sal 94,7).

Como todos los años, en Publicaciones Claretianas hemos editado un librito para acompañar la meditación diaria de las lecturas del tiempo de Cuaresma. Siguiendo el método de la lectio divina, el librito, escrito por Pablo Largo, nos ofrece algunas pautas para leer el texto (lectio), meditarlo (meditatio), orar con él (oratio) y traducirlo en nuestra vida cotidiana (actio). Tiene su sentido abstenerse de comer carne y practicar otro tipo de ayuno, pero es más importante adiestrarnos en la meditación de la Palabra de Dios. Esta sigue siendo una asignatura pendiente del catolicismo español.
Son pocas las personas que han incorporado a sus prácticas espirituales la lectura asidua de la Biblia y la formación bíblica (a poder ser en comunidad) para que no se les caiga la Biblia de las manos. Me sorprendió leer ayer el testimonio de conversión de Larry Sanger, uno de los fundadores de Wikipedia. A medida que iba pasando del ateísmo y luego del agnosticismo a la fe cristiana, fue viendo la necesidad de acercarse a la Biblia y de estudiarla en serio. La Palabra de Dios nunca nos deja indiferentes.

Las lecturas de este Miércoles de Ceniza nos invitan, sobre todo, a la autenticidad y a la discreción. Jesús critica una religiosidad volcada a la apariencia, privada de motivaciones interiores. Si en toda época tienen sentido las palabras de Jesús, en la nuestra -caracterizada por el predominio de la forma sobre el fondo- adquieren una actualidad desconcertante. La vida real no es Facebook, Instagram o Tik-Tok. No estamos obligados a maquillarnos, usar filtros y ofrecer una imagen tuneada para recibir la aprobación de los demás. Estamos obligados a ser nosotros mismos, a vencer la tentación de la hipocresía con la fuerza de la autenticidad. De lo contrario, el ayuno, la oración y la abstinencia no son más que conductas de personas narcisistas que buscan que Dios pulse un like en la aplicación de sus vidas para sentirse a gusto consigo mismas.
La invitación de Jesús no es vaporosa, se centra en cosas concretas: “que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha” (cuando hagas limosna), “entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora al Padre” (cuando ores), “perfúmate la cabeza y lávate la cara” (cuando ayunes). En otras palabras, frente a la tentación de practicar una religiosidad de cara a la galería (con un teléfono móvil documentando todo lo que hacemos), Jesús nos pide actuar desde el corazón para que solo Dios vea lo que somos y hacemos. El cambio es radical.
Comenzamos la Cuaresma y realmente, tenemos por delante un tiempo que, por mucho que queramos programarlo, es imprevisible lo que puede suceder, ya no tanto fuera, como dentro de nosotros mismos.
ResponderEliminarNos llevas a aprender a leer “los signos” que Dios va poniendo en nuestras vidas y, si estamos alerta, son muchos.
Poder leer el testimonio de conversión de Larry Sanger, destacando los diferentes pasos, me ayuda a situarme dónde estoy y hacia dónde voy.
Gracias Gonzalo por introducirnos, desde diferentes perspectivas, en este “camino de conversión” y por presentarnos el librito que puede ayudarnos a vivir este tiempo.