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Oigo las declaraciones de un historiador que asegura que hacia 2050 llegaremos al final de la era industrial y se abrirá paso la era digital que lleva gestándose desde hace décadas. Considera que estos cambios de era se producen cada 250 años aproximadamente. Esta opinión me recuerda la tesis del británico John Glubb, que también consideraba que la duración media de los imperios que han existido a lo largo de la historia era de unos 250 años.
Es arriesgado convertir estas opiniones en una especie de teoría de la historia, pero no cabe duda de que el modo de vida “moderno” (nacido tras la revolución francesa y la revolución industrial a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX) se está desintegrando mientras se abre paso otro regulado por la inteligencia artificial. Como ha sucedido en otros cambios de ciclo histórico, en las etapas de transición no se acierta a distinguir el bien del mal, los grandes ideales menguan y se abre paso una suerte de “sálvese quien pueda”.
El panorama no parece muy alentador, sobre todo para quienes hoy son niños y jóvenes. Lo más fácil -pero también lo más ineficaz- es abandonarse a sentimientos de derrota y pesimismo. No merece la pena llorar por un modelo de vida que está desapareciendo, por más que haya sido el nuestro durante una buena parte de nuestra existencia. Hay que concentrar las energías en fecundar el que está emergiendo.
La fe cristiana tiene la capacidad de mantenerse lozana en diferentes moldes culturales. Logrará también iluminar con la luz del Evangelio la era digital. Para ello, es necesario recrear la experiencia original, no darla por supuesta. Esta ha sido la gran prioridad del papa Francisco desde el comienzo de su pontificado. Los cristianos necesitamos redescubrir “la alegría del Evangelio” (Evangelii gaudium). Sin ella, no podremos vivir como hermanos (Fratelli tutti), ni sabremos cuidar de la casa común (Laudato Si’).
Gracias Gonzalo por el resumen aclaratorio que nos haces del “cambio de era”. Estoy de acuerdo contigo cuando escribes (refiriéndote al modelo de vida que está desapareciendo) “… hay que concentrar las energías en fecundar el que está emergiendo…”
ResponderEliminarGracias por darnos “pistas” para que podamos descubrir “la alegría del Evangelio, el vivir como hermanos y cuidar de la casa común”, a través de las Encíclicas del Papa Francisco.