miércoles, 12 de marzo de 2025

Han pasado cinco años

Sí, han pasado cinco años desde que empezamos a vivir la pesadilla de la pandemia. Recuerdo que por aquellas fechas escribí en este blog que “estábamos en guerra”. Con el paso del tiempo vamos descubriendo datos que nos pasaron desapercibidos en aquellos primeros días de confusión. Vemos con más claridad los heroísmos y las miserias de muchos. 

Se insistía entonces en que, tras la crisis, saldríamos más fuertes. Supongo que ese término era polisémico. Podía significar que, vencido el virus, nos habríamos vuelto más lúcidos, más resilientes, más solidarios, más cuidadosos y quizá hasta más religiosos. Dudo mucho de que este haya sido el balance a cinco años vista.

Lo que percibo con claridad es que, tras el confinamiento forzoso, creció el afán por viajar. De hecho, el turismo está registrando récords históricos.  Parece que todos necesitamos movernos, salir, conocer otros lugares, casi como si estuviéramos huyendo de los fantasmas domésticos. Pero poco más. 

No veo indicadores de que se haya reforzado la sanidad pública (como se pedía con insistencia en aquellos días) o de que haya crecido de manera significativa la ética del cuidado. Creo, más bien, que ciertas prácticas de “distanciamiento social” (como se decía entonces) se han convertido en hábitos. Veo a las personas más individualistas que hace cinco años, más cerradas en su caparazón afectivo, con menos ganas de implicarse en las relaciones interpersonales.

Tampoco la crisis significó una mayor conciencia de nuestra fragilidad y una mayor apertura a Dios. No creo que muchas personas hayan hecho esta lectura. Lo que percibo es, más bien, un deseo de pasar página cuanto antes, de superar la pesadilla colectiva y de recuperar la normalidad. Lo cual significa que, si se produjera otra pandemia de parecidas características, volveríamos probablemente a cometer los mismos errores. 

Nos cuesta mucho aprender de la experiencia. Preferimos refugiarnos en una suerte de amnesia colectiva para ahorrarnos el esfuerzo de pensar, analizar y anticipar respuestas. Quienes padecieron muy de cerca las consecuencias de la pandemia porque perdieron a seres queridos siguen cargando con pesadas cruces que no encuentran fácil alivio. Cinco años es muy poco tiempo para hacernos cargo de la dura Cuaresma colectiva que entonces vivimos, pero no conviene olvidarla.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo con la visión que nos expones de post-pandemia… Ha habido un giro importante en la sociedad, con un cambio de valores y una visión de la vida más a corto plazo… “Hoy podemos, vete a saber mañana qué pasará”. Es una expresión bastante generalizada entre la gente que le tocó, el dolor, muy de cerca y que es una experiencia que nunca se olvidará.

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