
Las noticias sobre la salud del Papa suben y bajan como una montaña rusa. Algunos días los partes médicos suenan un poco más positivos (no tiene fiebre, respira con normalidad, etc.) y otros encienden las señales de alarma (crisis respiratoria, insuficiencia renal leve, etc.). ¿Por qué los medios de comunicación están siguiendo tan de cerca su evolución? ¿Por qué los cristianos miramos tanto la figura del Papa? Vale la pena recordar las graves palabras del canon 331 que quizás muchos desconocen: “El Obispo de la Iglesia Romana, en quien permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles, y que había de transmitirse a sus sucesores, es cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra; el cual, por tanto, tiene, en virtud de su función, potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente”.
No se dice nada semejante de ningún otro líder mundial. Es más, fuera del contexto eclesial, hablar de una potestad “suprema, plena, inmediata y universal” suena a absolutismo puro y duro. Y, sin embargo, este primado del Papa nunca se entiende -ni se realiza- al margen de la colegialidad de los obispos (sucesores de los apóstoles) y de la sinodalidad de todo el Pueblo de Dios. Primado, colegialidad y sinodalidad son tres modos necesarios e interrelacionados de ser Iglesia.

No sabemos cómo va a evolucionar la salud del Papa en los próximos días, aunque hay muchos indicadores que hablan de un deterioro progresivo. Más allá de la simpatía, antipatía o indiferencia que suscite en nosotros la persona de Jorge Mario Bergoglio, estamos ante el pastor de la Iglesia universal, sin cuyo ministerio la Iglesia no es la Iglesia de Jesucristo. Además de orar por su salud y por que se haga siempre la voluntad de Dios, un católico busca con sinceridad hacer suyas las orientaciones que el Papa, inspirado por el Espíritu Santo, da a la Iglesia de cada tiempo.
Solo desde una actitud de libertad, respeto y obediencia, se puede proponer el propio punto de vista, sobre todo en aquellas cuestiones que son discutibles y que no pertenecen al “depósito de la fe”. La madurez de un creyente no se mide por su grado de “papismo” más o menos intenso, sino por la responsabilidad de contribuir a la edificación de la Iglesia aportando el propio carisma y respetando el ministerio de Pedro. No siempre es fácil combinar ambas actitudes. Por alguna razón, cuando queremos poner de relieve que alguien se extralimita en algo, pierde el sentido de la proporción y el equilibrio, decimos que es “más papista que el Papa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.