jueves, 27 de febrero de 2025

Palabras antiguas para tiempos nuevos


Rezando esta mañana a las 6,30 el Oficio de Lecturas, me he detenido en unas palabras del monje irlandés san Columbano (643-615) que, aunque escritas en el siglo VII, parecen dirigidas a los hombres y mujeres de hoy: “A Dios ningún hombre vio ni puede ver. Nadie, pues, tenga la presunción de preguntarse sobre lo indescifrable de Dios, qué fue, cómo fue, quién fue. Éstas son cosas inefables, inescrutables, impenetrables; limítate a creer con sencillez, pero con firmeza, que Dios es y será tal cual fue, porque es inmutable”.


Una de las características del hombre moderno (no tanto del posmoderno) es su fe ciega en la razón. Immanuel Kant supo expresarlo con claridad: “Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía del de algún otro. Sapere aude! ¡Ten valor para servirte de tu propio entendimiento! Tal es el lema de la Ilustración”. 


¿Con quién nos quedamos: con el antiguo san Columbano o con el moderno Kant? ¡Con los dos! Tenemos que tener el valor de servirnos de nuestro propio entendimiento para investigar la realidad que es aprehensible con la razón. Y tenemos que creer con sencillez y con firmeza en el Misterio que nos desborda. Los racionalistas se quedan con la razón y tiran por la borda la fe. Los fideístas se agarran a la fe y desprecian la razón. La historia está llena de enfrentamientos continuos y de exclusiones mutuas. El balance es un empobrecimiento de la experiencia humana. 

¡Bienaventurados quienes han aprendido a pensar y a creer, a investigar y a fiarse, a cultivar la ciencia y a vivir de la fe! Haberlos haylos, pero no es lo que más se lleva hoy. Hace falta mucho coraje y mucha humildad para esta aventura.




1 comentario:

  1. Gracias por ir poniendo luz en el camino de la vida…
    Hay etapas en las que vivimos muy superficialmente, sin ser muy conscientes de ello y nos ayudas a despertar diciéndonos: ¡Bienaventurados quienes han aprendido a pensar y a creer, a investigar y a fiarse, a cultivar la ciencia y a vivir de la fe!
    Un buen resumen con pocas palabras: “Hace falta mucho coraje y mucha humildad para pensar y creer”.

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