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Crece la preocupación por la salud del papa Francisco. Los medios de comunicación adelantan las piezas informativas por si se produjera su fallecimiento en los próximos días o semanas. Compruebo que los principales periódicos italianos abren con esta noticia en portada. Le dedican más atención que los españoles. No sabemos cómo va a evolucionar. En las iglesias se reza por la salud del Papa.
Conozco bien el ambiente que se crea en estas ocasiones porque lo viví de cerca cuando falleció san Juan Pablo II hace casi 20 años. El caso de Benedicto XVI fue diferente. Murió casi diez años después de haber presentado su renuncia al ejercicio del ministerio petrino.
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La película Cónclave, estrenada el año pasado, imagina lo que podría suceder a la muerte del Papa. No se menciona a Francisco, pero todo hace suponer que se trata de él. Creo que no es el momento de hacer cábalas, sino de orar y reflexionar.
A mí me ha ayudado mucho la lectura de Esperanza, la autobiografía de Francisco publicada hace unas semanas. En realidad, más que una autobiografía al uso, se trata de una especie de “confesiones” en las que el Papa habla de lo que nos está sucediendo hoy en el mundo y en la Iglesia a partir de las experiencias que ha ido viviendo a lo largo de su dilatada vida. Esta conexión entre el presente y el pasado nos ayuda a comprender mejor sus acentos pastorales.
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El otro día, en el contexto de una boda, me preguntaron qué pensaba sobre el papa Francisco. No me anduve con rodeos. Salté del plano afectivo al eclesial. Lo importante no es si me cae bien o mal, si es demasiado porteño o suavemente italiano, sino lo que su pontificado está suponiendo para la Iglesia de este tiempo. Respondí con pocas palabras: “Está poniendo el dedo en algunas llagas; por eso, a algunos les cae mal”. El paso del tiempo nos permitirá discernir con más objetividad su pontificado. Su lógica, desde luego, no es la lógica “vaticana” a la que hemos estado acostumbrados durante siglos. Se necesitaba una sacudida.
Ahora es tiempo de orar.
Solo oración para que se cumpla la voluntad de Dios en el, lo que sigue le corresponde al Espíritu.
ResponderEliminarConfiamos en Dios que se hará su voluntad. 🙏
ResponderEliminarPues sí, tiempo de orar… orar para que se cumpla la voluntad de Dios en el Papa Francisco y en la Iglesia… y para que el pueblo, plural, sepa acoger y discernir ante los eventos posibles.
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