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Si uno acostumbra a leer los periódicos digitales o impresos a diario, ya sabe a lo que se expone: un grave riesgo de confusión y desesperanza. Vamos de sobresalto en sobresalto. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca le ha pillado a Europa con el pie cambiado. No parece que sea fácil encontrar respuestas rápidas y eficaces. Se vio en la minicumbre informal celebrada ayer en París.
Algunas personas me han confesado que para evitar estas sacudidas continuas han decidido reducir al mínimo su consumo de información. Puede que en algunos casos sea lo más saludable. Pero para la mayoría de nosotros resulta difícil sustraernos a lo que sucede en nuestro mundo. La solución no consiste en esconder la cabeza, sino en aprender a interpretar y digerir lo que sucede.
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Hay unas palabras de Jesús que nos ofrecen luz en los momentos de confusión:
“Estad atentos a que nadie os engañe, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Mesías, y engañarán a muchos. Vais a oír hablar de guerras y noticias de guerra. Cuidado, no os alarméis, porque todo esto ha de suceder, pero todavía no es el final. Se levantará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá hambre, epidemias y terremotos en diversos lugares; todo esto será el comienzo de los dolores. Os entregarán al suplicio y os matarán, y por mi causa os odiarán todos los pueblos. Entonces muchos se escandalizarán y se traicionarán mutuamente, y se odiarán unos a otros. Aparecerán muchos falsos profetas y engañarán a mucha gente, y, al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría; pero el que persevere hasta el final se salvará” (Mt 24,4-13).
Jesús no nos pide que resolvamos los conflictos. A menudo, se nos escapan de las manos. Lo que nos pide es que no nos dejemos llevar por las noticias catastrofistas y, sobre todo, que perseveremos en la fe y la confianza, que creamos firmemente en que la historia nos se le escapa a Dios de las manos, por confusa y violenta que pueda parecernos.
Cierto que el momento que vivimos es complicado y peligroso. Es verdad que muchas personas inocentes lo están pasando muy mal. Que se están cometiendo a diario atrocidades en distintos lugares del planeta Tierra. Nos queda orar, confiar en la divina Providencia y recordar que en cualquier lugar y situación "Nunca seremos probados por encima de nuestras fuerzas". Toca sufrir, orar, ESPERAR QUE ESCAMPE y dar gracias al Señor por la paciencia que demuestra con esta Humanidad del siglo XXI.
ResponderEliminarAnte toda la situación mundial, compleja, que estamos viviendo y que resulta difícil comprender, me quedo con dos puntos que nos citas y que, si conseguimos vivirlos, encontraremos más paz y serenidad en medio de todo el bullicio que hay.
ResponderEliminarLa solución no consiste en esconder la cabeza, sino en aprender a interpretar y digerir lo que sucede.
Jesús nos pide que… “perseveremos en la fe y la confianza, que creamos firmemente en que la historia nos se le escapa a Dios de las manos, por confusa y violenta que pueda parecernos”.
Gracias Gonzalo por ayudarnos en esta reflexión.