miércoles, 24 de julio de 2024

Será culpa del calor


No es fácil concentrarse en el trabajo cuando el termómetro marca 38 grados y en algunas zonas 40. Desde ayer, Madrid es un horno. He pasado la mañana en San Lorenzo del Escorial. También allí el calor era asfixiante. Quien se lo pueda permitir, huirá durante el próximo puente de Santiago. Pienso en las personas que residen en viviendas mal acondicionadas. Sé que hay algunos a los que les gusta el calor. A mí me mata, pero, antes de matarme, me pone de mal humor, así que procuro defenderme como puedo. Evito salir a la calle en las horas más calurosas. 

Incluso a las 7 de la mañana, que es ahora mi tiempo de paseo, se nota ya el agobio. Si a eso se añade la suciedad de algunas calles, es difícil empezar el día con buen humor. No entiendo por qué muchas personas arrojan al suelo latas de bebidas, cajetillas de tabaco vacías y todo tipo de desperdicios teniendo abundantes papeleras a unos cuantos metros. En las escalinatas de algunos lugares emblemáticos hay botellines de cerveza y chicles pegados. Los empleados de la limpieza urbana no dan abasto, sobre todo en los alrededores de la Puerta del Sol, Callao y Gran Vía. Aunque todos podemos cometer descuidos, observo que en la mayoría de los casos se trata de grupos de adolescentes y jóvenes, los mismos que suelen decir: “¡Para eso hay gente que barre!”.


Me enoja esta falta de civismo. Madrid podría ser una ciudad preciosa -de hecho, lo es- pero cada vez está más descuidada. Las hordas de turistas y el incivismo de muchos locales la van deteriorando poco a poco. ¡Con lo fácil que sería mantenerla limpia y cuidada si todos pusiéramos algo de nuestra parte! Supongo que esas mismas personas que arrojan al suelo tantos desperdicios no harán lo mismo en sus casas. Algo parecido podría decirse de quienes pasean infinidad de perros por las calles. Hay algunos que van provistos de lo necesario para recoger los excrementos, pero en la mayoría de los casos los canes hacen lo que les place sin que sus dueños se preocupen lo más mínimo. ¡Al fin y al cabo, la ciudad no es de nadie! 

Hace un par de semanas vi este aviso en un pueblo de Cataluña: “El perro es tuyo, pero la caca es de todos”, escrito en catalán naturalmente: “El gos és teu, però la caca és de tots” (o algo parecido). En fin, que el calor excesivo hace que todavía lleve peor el olor a orina en algunos lugares y la sensación de que cada uno hace de su capa un sayo. Si -lo que no va a suceder- se me ocurriera llamar la atención a alguien, me imagino la cascada de insultos que recibiría. El incivismo se ha adueñado de los espacios públicos y nadie puede rechistar. ¡A ver si baja la temperatura cuanto antes!

3 comentarios:

  1. El incivismo lo tenemos todo el año, cuando hace frío y cuando hace calor… Con la calor aumenta el malhumor, el responder sin respeto y aparece basura por todas partes porque la gente, mayoritariamente jóvenes, hacen vida en la calle… Y si llegas a pasar por barrios en los que abunda la droga, en diferentes presentaciones, ya todo es menos soportable y nadie puede llamar la atención bajo ningún concepto. Y esto se vive en ciudades y también en pueblos pequeños… Y si solo fueran excrementos de animales los que nos encontráramos!!!
    Gracias Gonzalo por tu reflexión.

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  2. Así es en Latinoamérica, que triste

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  3. Totalmente de acuerdo!
    Al final de leerlo me he reído, es tan decepcionante cómo va bajando el nivel de educación que solo queda... un poco de humor para afrontar los calores , los malos olores y las grandes ciudades.... y poner nuestro granito de arena dentro de lo.posible..

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