martes, 25 de abril de 2023

No hay puerta sin marco


Le tengo mucha simpatía al evangelista Marcos cuya fiesta celebramos hoy. Os ahorro las explicaciones sobre la verdadera identidad de este personaje y sobre su relación con el evangelio que lleva su nombre. No existen pruebas definitivas acerca de quién fue el autor de este evangelio ya que el texto no incluye ninguna indicación precisa. Como se sabe, la tradición cristiana ha atribuido el evangelio a Marcos, discípulo de Pedro. Se trata de un personaje citado en las epístolas de Pablo de Tarso (concretamente en Col 4,10), en los Hechos de los apóstoles (Hch 12,12-25; 13,15; 15,37), donde es presentado como compañero de Pablo​ y en la primera epístola de Pedro, que lo llama “mi hijo” (1 Pe 5,13). 

Aunque algunos críticos modernos cuestionan la verosimilitud de esta tradición, no parece haber ninguna razón convincente por la cual los primitivos cristianos tuvieran que adjudicar la autoría de este evangelio a un personaje oscuro que no fue discípulo directo de Jesús, en lugar de atribuírsela a uno de los apóstoles, como sucede con otros evangelios (Mateo y Juan). Así que, de momento, hasta que la investigación nos dé otro sobresalto efímero, nos quedamos con Marcos como autor de este evangelio.


Más allá de estas discusiones, que probablemente interesan poco a la mayoría de los lectores de este blog, el evangelio de Marcos, que consta de 16 capítulos, relata la historia de Jesús de Nazaret desde su bautismo hasta su resurrección. A diferencia de los otros dos sinópticos (Mateo y Lucas), no hace ninguna referencia a la vida de Jesús anterior al comienzo de su predicación (es decir, a su infancia, adolescencia y juventud en Nazaret). Marcos concuerda con Pablo en que lo verdaderamente importante en Jesús es su muerte y su resurrección. 

Se podría decir, pues, que su evangelio es un relato minucioso de estos acontecimientos finales precedidos de una larga introducción. No obstante, a diferencia de Pablo, en esta “larga introducción” Marcos se ocupa también de consignar los hechos y dichos más importantes de Jesús, teniendo en cuenta que los destinatarios de su evangelio son creyentes que no proceden del judaísmo y que, por tanto, ignoran las tradiciones judías. Eso explica, por ejemplo, que siempre traduzca al griego las expresiones arameas o hebreas que aparecen en el texto.


Un joven amigo mío empezó a pensar en bautizarse después de haber leído de un tirón el evangelio de Marcos hace poco más de cuatro años. ¡Tal fue el impacto que le produjo encontrarse con el Jesús que aparece en este breve relato! Es, por una parte, un Jesús muy humano, pero, por otra, su identidad divina queda clara de principio a fin para el lector contemporáneo. De hecho, el evangelio comienza con estas palabras: “Comienzo [génesis] del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Mc 1,1). Hacia la mitad del libro, es Pedro, como representante del mundo judío, quien confiesa la identidad de Jesús: “Tomando la palabra Pedro le dijo: «Tú eres el Mesías»” (Mc 8,29). Poco después de la muerte de Jesús, desde las filas del mundo pagano, “el centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios»” (Mc 15,39). Es claro que el autor del evangelio quiere mostrar a los lectores que
la realidad más profunda del hombre de Nazaret es su filiación divina. 

Si yo tuviera que recomendar a alguien que apenas conoce a Jesús por dónde empezar, no dudaría en sugerirle que leyera con calma el evangelio de Marcos. Es probable que no entienda todo, que haya pasajes oscuros que se le escapan por completo y que se sienta desbordado. Pero es más probable todavía que el magnetismo de Jesús acabe seduciéndolo y atrapándolo. 

Jugando con las palabras, podríamos decir que este evangelio es el marco más adecuado para traspasar la puerta que lleva al encuentro con el Mesías. ¡Ojalá muchos cristianos y buscadores pudieran hacer la experiencia!



3 comentarios:

  1. Gracias Gonzalo por la introducción que nos haces del evangelio de Marcos. No conocemos todos los detalles, somos muchos que desconocemos “el marco”.
    Volver a leerlo con estas pautas, seguramente podré descubrirlo como si fuera nuevo.

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  2. Muchas gracias, Gonzalo. Me gusta mucho cómo escribes. Tuve la oportunidad de escucharte la misa de miércoles santo en Vinuesa y, desde entonces te leo todos los días. Saludos.

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  3. Por cierto, me llamo Cecilia y soy casi soriana.

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