lunes, 27 de marzo de 2023

Ya es primavera


Ayer por la tarde anduve 15 kilómetros a pie por las calles de Madrid en compañía de un amigo mío colombiano. Comenzamos nuestro periplo en el hospital Gregorio Marañón para visitar a un enfermo. Después continuamos por el parque del Retiro y por un dédalo de calles del centro de Madrid hasta acabar contemplando la puesta del sol en los jardines de Debod, junto a la plaza de España, muy cerca de mi casa. Tanto mi amigo como yo tuvimos la impresión de que todo el mundo se había lanzado a la calle para disfrutar del primer domingo de primavera. ¡Y eso que el cambio al horario de verano nos había robado una hora de sueño! 

La temperatura era suave, soplaba una brisa fresca, muchos árboles presentaban ya algunas hojas tiernas. Las praderas del Retiro y de otros parques y jardines estaban salpicadas de grupos de jóvenes. Abundaban los turistas extranjeros, pero también los habitantes de Madrid. Las muchas terrazas de las calles madrileñas estaban a rebosar. La Gran Vía se asemejaba a un Amazonas de gente que iba en ambas direcciones. Parecía que todos llevábamos mucho tiempo deseando la primavera. Es como si el renacimiento de la naturaleza fuera una parábola de nuestro propio deseo de renacer.


En el hemisferio norte el comienzo de la primavera suele coincidir con el final de la Cuaresma y la llegada de la Pascua. La creación entera participa de la resurrección de Jesús. Lo que parecía muerto vuelve a la vida. Si no fuera porque el “milagro” sucede puntualmente todos los años, no creeríamos que fuera posible que un árbol desnudo se cubriese de hojas en pocos días. Los antiguos eran más sensibles que nosotros a estos cambios de la naturaleza. Para bien y para mal, vivían más pegados a ella. Quizás, por eso, eran más “naturalmente” religiosos. Comprendían bien el misterio de la muerte y de la vida. 

Nosotros, hombres y mujeres de cultura urbana, presumimos de sensibilidad ecológica, pero, en realidad, la mayor parte de nuestros hábitos denotan que nos hemos hecho a un estilo de vida muy artificial. No seríamos capaces de vivir mucho tiempo como lo hacían nuestros antepasados hace unos cuantos siglos. Quizás por eso mismo se nos hace más difícil leer a Dios en este libro maravilloso. 


A mí me encanta el otoño, pero reconozco que la primavera contagia vida, aunque a algunos les produce un cóctel de alergias y una suave depresión. Necesitamos luz y calor. Estamos tan circundados de malos presagios que necesitamos saber que, a pesar de todo, incluyendo el calentamiento global, las estaciones siguen su curso inexorable. Es verdad que algunos dicen que las cuatro estaciones clásicas (¡tan “vivaldianas” ellas!) se están reduciendo a dos (invierno y verano), pero eso todavía no es tan evidente. 

Por el momento, podemos disfrutar de una suave transición entre los rigores del invierno (no particularmente duros este año) y los del estío (que se anuncian extremos). Con los árboles verdes y las flores nuevas en los jardines nos será más fácil vivir e interpretar esa Pascua “florida” que está a la vuelta de la esquina. Y, con ella, un año más, que la vida es más fuerte que la muerte y que todo lo que está asociado a la vida (amor, paz, alegría, solidaridad) acaba triunfando sobre las malas hierbas del odio, la guerra, la tristeza y la indiferencia.



1 comentario:

  1. Con el día más largo, y con un tiempo suave ya apetece tomar algún paseo, aunque lo que anduviste ya es más que un paseo. Gracias por obsequiarnos con estas fotos, preciosas.
    Cada estación tiene su característica que nos ayuda a vivirla… La primavera rebosa vida… toda la vegetación es nueva y a pesar de la escasez de agua nos obsequia con una gran variedad de colores… Pasamos de la muerte a la vida en todos los aspectos.
    La vida ajetreada que llevamos nos lleva a no tomarnos tiempo para contemplar y como consecuencia nos resulta difícil “leer a Dios” en el libro de la naturaleza. Es todo un lujo poder hacerlo.
    Gracias por insinuarnos que la primavera nos habla de vida, como también la Pascua de Resurrección que viviremos. Naturaleza y vida se unen… Pasamos de la muerte a la vida en todos los aspectos.

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