martes, 21 de marzo de 2023

Vuelta a la normalidad


Mi despacho en la editorial Publicaciones Claretianas está a cuatro pasos de la sede del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Por la ventana oigo los gritos de unos cuantos manifestantes que se han apostado en la acera derecha de la calle Ferraz, frente a la fachada del edificio en el que murió Pablo Iglesias, el fundador del partido. (El otro Pablo Iglesias, conocido como “el coletas”, sigue vivo, que yo sepa). Supongo que las protestas de los manifestantes tendrán que ver con la moción de censura al gobierno que se está presentando a esta misma hora en el Congreso de los Diputados. No es la banda sonora más agradable para comenzar una jornada de trabajo, pero eso me devuelve a la vida ordinaria tras las tres semanas “extraordinarias” pasadas en Camerún. En la vida ordinaria siempre hay tensiones, incluso en los países que lideran la lista de los más felices del mundo

En la vecina Francia, por ejemplo, llevan varios días de huelgas violentas. Ayer a punto estuvieron de tumbar al gobierno de Emmanuel Macron con una de las dos mociones de censura presentadas en la Asamblea Nacional. Xi Jinping y Putin “escenifican” (como se dice ahora) en Moscú una entente que busca transmitir un claro mensaje a Occidente: “¡Va llegando nuestro turno de mandar en el mundo, el vuestro tiene los días contados!”. Conviene aclarar que, en buena medida, los responsables del tremendo desarrollo económico de China son los países occidentales que hace décadas deslocalizaron sus fábricas al gigante asiático para abaratar los costes de producción. Ahora, el gigante se aprovecha de las lecciones aprendidas y de los dólares embolsados.


Me visita el dueño de la imprenta con la que trabajamos.
Charlamos en mi despacho y luego tomamos un café en un bar cercano. Se ve que es un hombre con tablas, uno de esos “self-made men”, como dicen los gringos. Me cuenta que cuando empezó el negocio hace ya muchos años su padre le dio 4.000 pesetas para empezar. Hoy factura millones. Está siempre pendiente de los últimos avances tecnológicos para mantener la imprenta actualizada. Nuestro contable se jubila. Es el momento de la gratitud. Su sustituto ya está aprendiendo el oficio. No es fácil pasar de los calores tropicales a la primavera madrileña, pero el liderazgo se aprende ejerciéndolo. No es solo cuestión de talleres y cursos. 

Mientras todas estas cosas suceden, la Cuaresma sigue su curso implacable. Las primeras flores anuncian que la Pascua está ya muy cerca. Donde hay Pascua hay futuro, por más que a uno se le quiten las ganas de seguir luchando cuando se desayuna con noticias desastrosas. “Tenéis que seguir anunciando que la vida se puede vivir de otra manera”, me decía el dueño de la imprenta. No lo he entendido solo como una insinuación a seguir imprimiendo libros con ellos, sino como una invitación a creer en la fuerza del Evangelio, una buena noticia siempre.


Mientras tecleo a toda prisa la entrada de hoy, estoy escuchando en el trasfondo al presidente Pedro Sánchez en su discurso de respuesta a la intervención de Ramón Tamames, candidato a la presidencia presentado por Vox. El tono de Sánchez es suavemente irónico. Se sabe ganador. Aprovecha, pues, la coyuntura para un ejercicio de chulería dialéctica. Concede pequeñas cosas al candidato para que, tras el guante de la cortesía, se esconda mejor el cuchillo del asesinato (dialéctico, se entiende). 

Desconecto. Se me hace muy difícil prestar atención a un juego algo esperpéntico con las cartas trucadas. ¿Era necesario llegar hasta aquí? ¿Aprenderemos a dirimir los asuntos públicos de otra manera? Quien nos ha engañado sistemáticamente, no tendrá ningún empacho en engañarnos de nuevo usando los mejores trucos de la magia política, mil veces ensayados en todos los escenarios autocráticos del mundo y fácilmente reconocibles. Conmigo que no cuenten ni siquiera como espectador de este espectáculo circense.

1 comentario:

  1. Después del fin de semana, se suele decir “volvamos a la normalidad” Y yo, muchas veces me pregunto: “actualmente, ¿qué es volver a la normalidad?” Estamos saturados de noticias de todo tipo y colores, no tenemos tiempo a digerir una que ya sale otra… vivimos demasiado acelerados… Estoy pensando en lo difícil que se pone la vida y/o la ponemos nosotros… Vale la pena confiar en que después de las nubes sale el sol.

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