jueves, 28 de octubre de 2021

Dadles vosotros de comer

No quiero que pase más tiempo sin hacerme eco de un par de mensajes que considero relevantes por su contenido y por su procedencia. La semana pasada dos cocineros famosos nos han ayudado a poner una pizca de humanidad en nuestras vidas un poco lánguidas a causa de la pandemia. Ambos creen que la comida es un arma revolucionaria para la transformación del mundo. O sea, que piensan como Jesús. También el maestro de Nazaret dio de comer a los hambrientos, nos pidió que nosotros continuáramos haciendo lo mismo y hasta se quedó para siempre con nosotros en forma de comida. Si Jesús se ha hecho pan, también nosotros debemos hacernos pan para que muchos descubran a Jesús. Es un viaje de ida y vuelta.

El jueves 21 de octubre, Pepe Rodríguez (1968), cocinero manchego y jurado de MasterChef, pronunció en la catedral primada de Toledo el pregón del DOMUND que podéis ver y escuchar en el vídeo que sigue. Lo primero que llama la atención es su estilo desenfadado y directo de comunicar. Se parece poco a esas homilías didácticas y abstractas que son frecuentes en algunos sacerdotes. Todo el mundo puede entender su mensaje. Como cristiano que es, se hizo eco de las palabras de Jesús que encabezan la entrada de hoy: “Dadles vosotros de comer”. Ante los problemas que hoy tenemos no podemos escurrir el bulto. Con profunda admiración y gratitud, reconoció el testimonio de los misioneros: “Creo que los misioneros podrían ser los discípulos que siguen oyendo ese “dadles vosotros de comer” y, en lugar de escaquearse, dicen: “¡Oído, cocina!”. Personas normales y corrientes —como ustedes, como yo, como cualquiera— que no escurren el bulto, sino que se fían del Jefe de Cocina que les llama a la tarea de dar de comer y repartir el pan”.

Y luego, como un aviso a navegantes, aludió a la importancia de los valores en una sociedad como la nuestra: “En el mundo en el que yo trabajo, como en todos los ámbitos, los valores son fundamentales. En un equipo de cocinas, nada puede funcionar igual sin esa aportación de cada uno, que hace que, como dice el papa Francisco, “el todo sea más que las partes, y también más que la mera suma de ellas”. Esas cualidades que se requieren en una cocina las vemos “al cuadrado” en los misioneros: la importancia de escuchar, de aportar, de estar aprendiendo siempre; la importancia del sacrificio, de volverlo a intentar, de trabajar sin tirar la toalla; la importancia de superarnos y de ayudar a que otros se superen y nos superen, sin generar dependencias”. 

Da gusto escuchar palabras como estas. Nos devuelven la confianza en las muchas personas (famosas o no) que están “dando de comer al mundo” con su trabajo diario, su generosidad y su sentido de familia humana.

Pregón del DOMUND (Pepe Rodríguez):


Al día siguiente, otro cocinero famoso, el asturiano José Ramón Andrés Puerta (1969), casi de la misma edad que Pepe Rodríguez, pronunció un emotivo discurso al recibir el Premio Princesa de Asturias de la Concordia. También él cree en el poder transformador —casi diríamos sacramental— de la comida. Sin hacer alusiones a Jesús, habló de la comida como fuente de dignidad:La gente no quiere nuestra limosna, sino nuestro respeto”. Con todo el equipo de su organización World Central Kitchen intenta dar de comer a la gente en todos aquellos lugares en los que hay necesidades provocadas por las guerras, los desastres naturales, etc. Igual que no se debe desperdiciar comida, tampoco se puede desperdiciar la vida de las personas. ¿No es esta una manera excelsa de reconocer su sacralidad aunque no se hable explícitamente de Dios? 

Él, un asturiano-catalán-español que vive en Washington, se considera un inmigrante del mundo: Los inmigrantes construimos puentes, entendemos que el mundo necesita más mesas largas donde la comida pueda servir para unirnos y no muros más largos que nos mantengan separados”. Los cocineros son como embajadores de fraternidad. Donde algunos políticos de medio pelo enfrentan a las personas por cuestiones identitarias o intereses económicos, los cocineros se dedican a dar de comer a todos, sin distinción de ideologías, razas o culturas.

¿No practicó también Jesús la diplomacia de los manteles? Si en vez de multiplicar tantas reuniones inútiles fuéramos capaces de comer juntos, muchas cosas podrían cambiar. Jesús sentó a la misma mesa al publicano Mateo y al zelota Simón. Comer juntos nos ayuda a conocernos más, superar prejuicios y tomar conciencia de que todos formamos parte de la misma familia humana. Las consecuencias sociales que se derivan son evidentes. Así que dar de comer es de lo mejor que podemos hacer para que este mundo nuestro siga adelante.

Discurso Premio Princesa de Asturias (José Andrés):



1 comentario:

  1. Hoy, Gonzalo,tu haces de puente entre nosotros y los dos cocineros… ¡Cuántos mensajes recibimos y que nos interpelan! Me pregunto: ¿seremos capaces de dar respuesta? Vale la pena escucharles. Intento quedarme con algunos mensajes:
    Agradezco el Pregón de Pepe Rodríguez,con que sencillez habla agradecido, valorando a los misioneros y con qué profundidad, comunica aquello que vive.
    Dice de los misioneros: “Personas normales y corrientes —como ustedes, como yo, como cualquiera— que no escurren el bulto, sino que se fían del Jefe de Cocina que les llama a la tarea de dar de comer y repartir el pan”.
    Todos podemos ser misioneros… todos estamos llamados a repartir el pan.
    Y José Ramón Andrés Puerta que se considera un inmigrante del mundo.
    De sus mensajes me han resonado:
    La gente no quiere nuestra limosna, quiere nuestro respeto.
    Los emigrantes construimos puentes y añado que no solo ellos, todos estamos llamados a hacerlo.
    Necesitamos un mundo en que la comida sea la solución, no sea el problema.
    Alimentemos el mundo de esperanza.
    Gracias Gonzalo.

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