viernes, 8 de octubre de 2021

Hablemos de crisis

Las frescas mañanas madrileñas ayudan también a mantener fresca la mente. La necesitamos para abordar algunas crisis que en estos últimos días están estallando con fuerza. Se ha hecho público el informe independiente sobre la pederastia clerical en Francia. Ha tenido un enorme impacto en la opinión pública. El papa Francisco se hizo eco de él y el presidente Macron “llamó a consultas” al presidente de la Conferencia Episcopal Francesa. Lo que ha hecho la Iglesia en Francia es un acto de verdad, justicia y valentía, un ejercicio de “purificación de la memoria” sin el cual no se puede seguir caminando. Hay demasiadas víctimas de los abusos clericales como para esconder su dolor bajo la alfombra. Merecen respeto, escucha y resarcimiento. 

Cada vez me convenzo más que uno de los factores que más ha influido en el descenso de la práctica religiosa en Europa es el descrédito de la Iglesia. ¿Cómo puede seguir confiando en ella alguien que de niño o joven ha sido abusado por uno de sus representantes? Detrás de muchos abandonos y deserciones hay una confianza defraudada, traicionada. No superaremos esta crisis sin un esfuerzo valiente y coral por afrontar esta y otras lacras, de manera que el anuncio de la “buena noticia” de Jesucristo sea de verdad liberador. Sin confianza no hay fe. 

Soy religioso sacerdote. Creo que la mayoría de mis hermanos viven su vocación de manera auténtica, pero eso no significa que podamos hacer oídos sordos a las muchas situaciones de abuso e hipocresía que se dieron en el pasado y que se siguen dando hoy. Junto a las medidas judiciales, psicológicas, espirituales, formativas y económicas, necesitamos caminar hacia un modelo de Iglesia en el que no sea posible que una parte de ella se sienta con derecho a abusar de sus semejantes. El clericalismo es el caldo de cultivo que permite que algunas perversiones se desarrollen y hieran a las personas. 

Tengo mucha esperanza en que los pasos que vamos dando hacia una Iglesia más sinodal (y, por tanto, más fraterna, transparente y corresponsable) ayuden a superar estas lacras históricas. Si en algún momento la “salvación” de la Iglesia vino a través de órdenes y congregaciones religiosas que apostaron por la radicalidad evangélica en tiempos de mediocridad generalizada, creo que hoy esta “salvación” está viniendo de la mano de muchos laicos que están descubriendo la fuerza de la vocación cristiana y no se resignan a ser meras “ovejas” de sus pastores. Esta toma de conciencia, junto a una formación cada vez más sólida, nos ayudará a superar la crisis y a pasar de una Iglesia piramidal a otra sinodal en la que todos asumamos nuestra responsabilidad de acuerdo a los carismas y ministerios recibidos.

Ayer tuvo lugar en Roma la “oración por la Paz”, junto a la imponente mole del Coliseo. La comunidad de Sant’Egidio consiguió reunir al papa Francisco y a otros líderes religiosos del mundo bajo el lema “Pueblos hermanos, tierra futura”. Ya sé que hay algunos católicos a los que no les gustan este tipo de reuniones porque las consideran un ejemplo de sincretismo puro y duro. Hablan incluso de conspiraciones masónicas y presiones diabólicas. Este tipo de lenguaje se pone de moda cada vez que la Iglesia da un paso hacia adelante y uno tiene que ir más allá de sus propios límites mentales y afectivos. 

¿Es diabólico el esfuerzo por orar juntos y buscar caminos de paz en un mundo fragmentado? ¿O no es, más bien, “dia-bólico” (literalmente “lo que separa”) el esfuerzo de algunos católicos integristas por boicotear cuantas iniciativas tenga el papa Francisco al que despectivamente llaman Su Argentinidad? Hasta ahora me he mantenido un poco al margen de estas polémicas en el Rincón, pero están alcanzando tal grado de ignorancia, manipulación y agresividad que me siento obligado a decir una palabra. Procuraré ceñirme a lo que sé (no simplemente a lo que dicen los medios) y haré un esfuerzo por prestar atención a la parte de verdad que puedan esconder las críticas, pero sin transformar las normales polaridades eclesiales en problemas insolubles o en abismos que nos separen

1 comentario:

  1. Gonzalo, se agradecen las aclaraciones que haces. Hay noticias y números que parecen inverosímiles...
    Necesitamos que nos acompañes en este tema, para saber encontrar fuentes fiables.
    Muchísimas gracias.

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