lunes, 11 de noviembre de 2024

A largo plazo


Dentro de unos minutos salgo para el aeropuerto. Termina así mi intensa y hermosa semana romana. Ayer participé en el Ángelus en una abarrotada plaza de san Pedro. Hacía una mañana serena. El Papa dijo algo que me resultó chocante, casi divertido. Hablando de los escribas, afirmó que “miraban a los demás «desde arriba» (esto es muy feo, mirar al otro desde arriba)”. Después de esa frase, esperaba que bromease con su propia situación porque él también estaba hablando “desde arriba” (ex finestra) a una multitud reunida “abajo”, en la plaza. Sin embargo, no hizo ninguno de sus habituales comentarios jocosos. 

Acabado el rezo, abriéndome paso entre una marea de gente, me encontré con un amigo con el que compartí el paseo, la comida y la conversación por las callejuelas del Trastevere también abarrotadas de romanos y turistas. A pesar de que las obras dificultan moverse por Roma, muchos quisieron aprovechar un domingo apacible para echarse a la calle, romper la monotonía de la semana laboral y disfrutar del suave sol del otoño.


El Papa volvió a referirse a la DANA que asoló la Comunidad Valenciana. Pasan los días y siguen las consecuencias de la tragedia. Todos concuerdan en que lo mejor está siendo la ola de solidaridad, pero también llegará el cansancio a los voluntarios que con tanto entusiasmo se han echado a la calle. Los medios de comunicación no podrán mantener el foco demasiado tiempo para huir del hartazgo informativo. No es fácil distinguir entre el derecho a una información veraz y el aprovechamiento mediático de una situación que tiene algunas aristas morbosas. Es hora de imaginar soluciones a largo plazo que eviten consecuencias tan desastrosas como las que ahora estamos padeciendo. Lo que se invierta hoy se ahorrará mañana. 

Necesitamos políticos con visión que no se limiten a gestionar el presente y a paliar los daños actuales. Los millones de euros conseguirán reconstruir la zona, pero ¿cómo se reconstruye un corazón destrozado? ¿Qué tipo de apoyo psicológico y espiritual se puede donar a las personas que se han visto sometidas en pocas horas a cambios sustanciales en sus vidas? Aquí las comunidades cristianas pueden poner en marcha una tarea de acompañamiento a largo plazo que no deje a nadie sin el apoyo que necesita. Este es un desafío que no puede quedar desatendido.

2 comentarios:

  1. Gracias Gonzalo.
    Decías ayer que si estamos en una etapa débil puede que nos lleve a una de mayor fecundidad.
    Son ciclos, Europa está un poco decadente , pero confiando de Dios todo seguirá su curso y se fortalecerá la fe y los valores.
    La gente está sedienta de Dios y muchos no lo saben aún , habrá que seguir poniendo nuestro granito de arena.
    Y ante lo de Valencia las comunidades cristianas les den el apoyo más necesario de todos
    "La esperanza no defrauda" dice el Papa.

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  2. Estoy de acuerdo contigo, Gonzalo. Con millones de euros reconstruiremos y haremos callar los gritos de desesperación… Pero yo me pregunto si la ayuda llegará lo mismo a un empresario que a aquellas personas que viven en el silencio, que no son visibles para la sociedad, que han llegado a la ancianidad desde una vida dura, que la “dana” no les ha podido robar nada material porque ya no lo tenían y lo peor es que les ha dejado “sin el techo” que apenas han podido construir… y quizás también les ha robado alguna vida de seres queridos… y me adhiero a tu pregunta: ¿cómo se reconstruye un corazón destrozado? ¿cómo se reconstruye un corazón infantil dañado por todas las consecuencias?
    Gracias Gonzalo por llevarnos a la reflexión y ayudarnos a descubrir “lo invisible”.

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