miércoles, 28 de abril de 2021

Elogio de la eñe

En los últimos días estoy viviendo de préstamos. Los agradezco mucho. Una prima me envió el vídeo con la nueva grabación del “Himno a la Alegría”. Ayer comenté el artículo del New York Times que me mandó un amigo costarricense acerca de la languidez como estado de ánimo general durante la pandemia. Y hoy quiero sacarle jugo a un mensaje de WhatsApp que me hizo llegar otro amigo de Madrid. Se trata de algo ligero. No todos los días podemos arremangarnos para arreglar el mundo. A veces, basta con que disfrutemos un poco de las pequeñas o grandes cosas, como, por ejemplo, de la lengua que usamos en este Rincón. Suelo repetir que nuestra verdadera patria es más la lengua que hablamos que el territorio en el que hemos nacido, aunque todo tenga su importancia. Si bien el Día de la Lengua Española en las Naciones Unidas se celebró el pasado 23 de abril, nunca es tarde para hablar de ella. Yo nací en Castilla, tierra nutricia de esta lengua universal, también conocida como castellano. 

Hay algunas curiosidades que nos pueden servir para abrir boca, a modo de aperitivo. El español es la segunda lengua del mundo por número de hablantes nativos, solo detrás del chino. Es el tercer idioma más popular en Internet, aunque ocupa un segundo puesto en las redes sociales. Es la lengua oficial (de iure o de facto) en 21 países, sobre todo en América. México tiene el mayor número de hispanohablantes, seguido de Colombia y España. Nada menos que unos 4.000 términos del español proceden del árabe; por ejemplo, aceituna, azúcar, almohada, alféizar y arroz. El Quijote es la segunda obra más traducida a otras lenguas después de la Biblia. Estas y otras muchas curiosidades se pueden encontrar en cualquier artículo o libro que hable sobre la lengua española.

Hoy quiero fijarme en la letra eñe (ñ), que es la letra española por antonomasia. Hasta el Instituto Cervantes la ha adoptado en su logo. Acerca de su origen, se dice que, en la Edad Media, los amanuenses idearon un plan para ahorrar tiempo y pergamino acortando las palabras con letras dobles. Combinaron las dos figuras en una y dibujaron en la parte superior una pequeña virgulilla (~), a modo de sombrero. Por lo tanto, una palabra como “annus”, en latín, se convirtió en el español “año”. La letra fue incorporada oficialmente en el diccionario de la Real Academia Española en 1803. 

España aprobó una legislación que protegía la inclusión de la eñe en el teclado de los ordenadores. Yo escribo con un ordenador italiano. En la tecla correspondiente a la eñe figuran tres símbolos (ò, ç y @), pero me apaño bastante bien cambiando la lengua en “preferencias de idioma”. La letra eñe aparece en más de 17.700 palabras en español, así que hay que darle la importancia que se merece. Otras reflexiones de más calado no me vienen ahora. Quizá no es necesario hacer una metafísica de la eñe. Basta con escribirla con propiedad y nunca usarla como arma arrojadiza.

El mensaje que me envió mi amigo de Madrid contenía un poema escrito por Hugo Pazos desde Perú. Se le podría aplicar aquel ripio de: “Aunque como poesía no tiene gran valía, / como poema amoroso es, sin duda, ingenioso”. Lo de amoroso viene por su amor desmesurado a la letra eñe, jajaja. Ahí va tal cual lo he recibido:

  El Triunfo de la Eñe

(Hugo Pazos)

En el idioma español
la eñe es muy importante
y en todo computador
debe ser una constante.

Tan importante es la eñe
que sin ella yo no sueño
y, aunque te parezca extraño,
ni me estriño ni me baño.

Aunque sin eñe no hay daño,
resultaría dañino
que nos faltara el empeño
y no existiera el cariño.

No verías a mi limeña
con su linda piel de armiño,
tampoco habría cabañas
para albergar a los niños.

Sin eñe yo no te riño,
aunque tampoco regaño
y mira que no te engaño,
si te digo que te extraño.

Sin beber un vino añejo
en una criolla peña,
¿qué gracia tendrá el mañana?

¿Acaso habría buñuelos
o chuños para la niña,
como los hacía la abuela
con sus trocitos de piña?

No existiría el otoño
sin la eñe en nuestras letras
y tampoco habría moño,
donde prender las peinetas.

Habría sido muy extraño
que Bill Gates no la pusiera,
¡quedaría como el tacaño
más grande de todo el año!

Bueno, basta de regaños
porque ya me vino el sueño
y aunque pongo mucho empeño
los ojos no me acompañan.

Termino pidiendo a todos
los que hablan el español,
defiendan la eñe… ¡coño!,
que así el idioma es mejor.

Si no existiera la eñe,
¿cómo quedaría el "Feliz Año"
o cómo imperativamente
se pronunciaría "Cumpleaños"?


1 comentario:

  1. Buen día.
    ¿Tendremos una referencia biográfica de Don Hugo Pazos?
    Tan bello e importante es su poema como la importancia para nuestro idioma de la “ñ”.
    Sino no la tenemos, ¿podremos preguntarle a su amigo de Madrid?

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