domingo, 22 de julio de 2018

Compasión frente a evasión

El texto bíblico con el que abrí el retiro con los claretianos de Brasil es precisamente el que se lee en el Evangelio de este XVI Domingo del Tiempo Ordinario. Jesús invita a sus apóstoles a retirarse y descansar un poco después de que éstos “le contaron todo lo que habían hecho y enseñado” (Mc 6,30) en sus correrías misioneras por las aldeas vecinas. El retiro comienza con un agradable paseo en barca, lo que no está nada mal para abrir boca: “Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado” (v. 32). Con lo que no contaban era con el entusiasmo del grupo de fans. Se ve que los apóstoles habían causado muy buena impresión a aquellas gentes. Por eso, “muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron” (v. 33). Está claro que el recorrido terrestre resultaba más directo que el acuático, pero parece que Jesús tenía ganas de surcar el lago y no sentía prisa por llegar al sitio escogido. Lo que sucede después es toda una lección de discernimiento y de flexibilidad pastoral, por usar una expresión de nuestro tiempo.

Cuando desembarcan y ven a la multitud, se produce una doble reacción. Jesús, que era el organizador del retiro, tenía muchos motivos para sentirse contrariado. Aquella multitud de fans no les iban a permitir descansar como había planeado. Sin embargo, en vez de reaccionar con despecho y malas maneras, “se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas” (v. 34). ¡Adiós al retiro, muchachos, tenemos trabajo! El evangelio de este domingo se detiene aquí, pero el relato de Marcos continúa. Los apóstoles, al ver que ya se hacía tarde, reaccionaron con cajas destempladas: “El lugar es despoblado y la hora está avanzada, despídelos para que vayan a los campos y a las aldeas vecinas a comprar algo para comer” (vv. 35-36). Su reacción es comprensible y hasta parece razonable. ¿Quién les ha mandado a estos fans venir a deshoras? Si se han arriesgado a hacerlo, que ellos se las arreglen. No es responsabilidad de los amigos de Jesús. Que cada palo aguante su vela.

Al final, el retiro se frustra. O mejor, se transforma en un cursillo acelerado de estrategia pastoral. Mientras los discípulos quieren quitarse el muerto de encima con un seco “despídelos”, Jesús, compadecido de ellos, “se puso a enseñarles muchas cosas”. El contraste es evidente: compasión (Jesús) frente a evasión (discípulos) Es inevitable comparar estas dos reacciones con las que nosotros solemos adoptar cuando una realidad imprevista rompe nuestros planes. Muchas personas reaccionan lavándose las manos o mostrando impaciencia, desdén y hasta rabia. Otras, por el contrario, no tienen inconveniente en postergar sus proyectos y atender con humanidad a las necesidades urgentes. Mucho me temo que hemos ido ganando sensibilidad con respecto a nuestra privacy, a nuestro derecho al descanso y a las vacaciones, y hemos ido perdiendo la capacidad de abrirnos a las necesidades de los demás y anteponerlas a las nuestras. En Europa estamos precisamente en tiempo de vacaciones y retiros veraniegos. Conozco a personas que no renuncian a estos “derechos” por nada del mundo, caiga quien caiga. Otras, sin embargo, no tienen reparo en dar prioridad a las necesidades de los demás y luego se toman algunos días de descanso. El evangelio de este domingo es un espejo en el que podemos mirarnos para ver de qué lado estamos. O compasión o evasión.

Por cierto, además de orar hoy por la paz y la reconciliación en Nicaragua, no estaría mal echar un vistazo al discurso de Barack Obama en Sudáfrica con motivo del centenario del nacimiento de Nelson Mandela. Es un canto encendido a uno de los personajes que mejor han encarnado el ideal de reconciliación en las últimas décadas. Más allá de las simpatías o antipatías que despierte el expresidente norteamericano, me parece de justicia reconocer que Obama es uno de los grandes oradores que hoy existen en el mundo. Su discurso es un ejemplo de contenido y forma. Siempre aprendemos de los grandes.


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