martes, 6 de septiembre de 2016

Adiós y hasta luego

No me gustan las despedidas. Hay algunas que son rutinarias, obligadas. No dejan jirones en el alma. Forman parte del normal protocolo de llegadas y salidas. Pero hay otras que parecen un anticipo de la muerte, un corte siempre abrupto en el curso de las relaciones. Mi vida de misionero está llena de saludos y despedidas. Son incontables las veces que he tenido que despedirme de familiares, amigos, colaboradores o conocidos. Con un poco de humor se podría decir que me dedico, entre otras cosas, a despedirme. Lo suelo hacer de manera breve. Detesto esas despedidas interminables que prolongan el desgarro o los abrazos. Tengo un compañero que suele decirle a otro con un poco de sorna: “Te despides más veces que los borrachos”. Un borracho que se precie siempre se inventa una última copa para prolongar la situación. Yo ahorro palabras y gestos, quizá porque pienso que si no hay una verdadera relación, tampoco hay lugar para muchos ritos. Y si la hay, la distancia física no es capaz de interrumpir la presencia.



Me sorprende que hoy muchos jóvenes no usan ya la expresión adiós. Les parece demasiado formal y definitiva. Aunque no vayan a verse durante mucho tiempo, se despiden diciendo un hasta luego. Me gusta esta segunda expresión porque subraya que cuando dos personas se quieren la relación nunca se corta. Aunque pasen semanas, meses o años sin verse, enseguida se ponen a tono. En este sentido, toda separación es solo un hasta luego. Pero me gusta también la primera porque encomienda a Dios la vida de la persona amada. En realidad, la expresión Adiós es un apócope de frases más largas como: “Ve con Dios”, “A Dios te encomiendo”, etc. Decirle a alguien adiós significa abrir la relación a un nivel mucho más profundo que el de los sentimientos. Te dejo con Dios significa que no estás solo y que en Dios nos encontramos siempre más allá del espacio y del tiempo.

Escribo estas notas horas antes de tomar mi vuelo de regreso a Roma, después de más de un mes fuera de casa, en contacto con muchas personas que han iluminado mi vida. 

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