lunes, 8 de enero de 2024

Vuelta al tajo


Hoy hemos amanecido en Madrid con una temperatura que se aproximaba a los 0 grados. El invierno muestra sus garras. Parece que los próximos días serán incluso más fríos, aunque sin llegar a las temperaturas gélidas que están teniendo en el norte y el centro de Europa. Tras las dos semanas de Navidad, hoy comenzamos el Tiempo Ordinario que, con el paréntesis de la Cuaresma (que empieza el 14 de febrero) y el tiempo pascual (que empieza el 31 de marzo con el domingo de Pascua), nos acompañará hasta el 30 de noviembre. 

Son 34 semanas en las que la Palabra de Dios nos irá iluminando, exhortando, corrigiendo, consolando y, en definitiva, alimentando en nuestro itinerario de fe. Es bueno tomar la resolución de escucharla cada día y de meditarla con algunos de los subsidios que están a nuestro alcance. Casi sin darnos cuenta, notaremos que vamos saliendo de la rutina y encontrando nuevas profundidades en nuestra vida.


Ayer dediqué bastante tiempo a responder los muchos mensajes de felicitación que recibí con motivo de mi cumpleaños. Tuve que ser muy escueto por falta de tiempo, pero no me gusta dejar ninguno sin responder. Aprecio mucho que una persona amiga, o un simple conocido, se tome la molestia de enviar sus saludos por medio de las redes sociales. La mayoría me llegaron a través de WhatsApp y Facebook. Son ya muy pocos los que llegan por correo electrónico. Todos hemos ido haciendo una emigración a las redes que con facilidad podemos consultar en nuestro teléfono móvil y que no exigen mucho esfuerzo.

Aprovecho la entrada de hoy para dar las gracias a todos los lectores del Rincón que me recordaron y oraron por mí. Creo mucho en el poder de la oración. Formamos una red de intercesores que solidariamente nos abrimos a la gracia de Dios y nos dejamos transformar por ella. Gracias de corazón. 


Después de la comida de cumpleaños con mi comunidad, di un paseo con una de mis hermanas por el centro de Madrid. Hacía una tarde fría, pero muy luminosa. Al llegar a la plaza de España, me sugirió que subiéramos a la terraza del hotel Riu (Rooftop 360) que se encuentra en la planta 27. Desde allí, las vistas panorámicas de la ciudad de Madrid son increíbles. Había mucha gente. Tuvimos que esperar bastante tiempo en la cola para asomarnos al famoso balcón de vidrio que te deja suspendido en el vacío a una altura de unos 100 metros. 

Ahí experimenté, una vez más, un fenómeno que está en alza. Muchos de los turistas parecían modelos profesionales. Se atusaban el cabello, se quitaban los abrigos, adoptaban poses exageradas y disparaban fotos sin cuento. Daba la impresión de que no les interesaba gran cosa contemplar Madrid desde ese puesto privilegiado, sino que lo que pretendían era hacer fotos llamativas para colgarlas después en las redes sociales y presumir de haber estado en un sitio de moda. 

Confieso que a mí esto me importa un pimiento, por no decir algo más grosero. Pero lo que sí disfruté fue la contemplación de Madrid desde una perspectiva nueva. Estoy acostumbrado a callejear por Madrid y a conocer la ciudad a ras de suelo. En alguna rara ocasión he sobrevolado la ciudad, pero nunca la había visto desde la altura que ofrece el famoso edificio España. Reconozco que fue un inesperado y original regalo de cumpleaños. Muchas gracias.



1 comentario:

  1. Gracias Gonzalo por saber disfrutar de diferentes momentos y manifestarlo. Aprendemos de ti. Nos ayudas a valorar lo más pequeño que, muchas veces, nos pasa inadvertido.
    Pues sí, vuelta al tajo, dejamos atrás fiestas que nos recuerdan diferentes etapas de la vida, sobretodo de la infancia, por pocos días, porque muy pronto nos encontraremos con las celebraciones de Cuaresma y Pascua. Intentaré continuar dejándome iluminar por la Palabra de Dios, confío que tu nos ayudarás en ello.

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