viernes, 1 de abril de 2022

Detenerse un poco hace bien

El 1 de abril (o primero de abril como dicen los más puristas) tiene diversas connotaciones según personas y contextos. En este día en 1939 el general Franco firmaba el famoso último parte de guerra. Por eso, durante el régimen franquista en España, la fecha era celebrada como el Día de la Victoria. En países de tradición anglosajona hoy es el April Fool’s Day; o sea, el día de las bromas. En Italia se lo denomina Pesce d’aprile y en Francia Poisson d’avril. Un amigo italiano me ha mandado la copia de un supuesto motu proprio del papa Francisco en el que cambiaba la fecha de las principales festividades cristianas. La Navidad, por ejemplo, pasaba a llamarse la fiesta de la Encarnación del Verbo y, a partir de 2023, ya no se celebraría el 25 de diciembre, sino el último domingo de ese mes. La Pascua de Resurrección sería siempre, en diálogo con los hermanos ortodoxos y protestantes, el primer domingo de abril. Casi caigo en la trampa.

En cualquier caso, el mes de abril lo comenzamos con buen humor. Falta nos hace porque el panorama no está para muchas bromas. Me alegro de que El Debate, un periódico digital de inspiración católica nacido hace apenas medio año (aunque su fundación en formato impreso se remonta a 1910), haya quintuplicado el número de lectores desde su lanzamiento. Necesitamos que se escuchen todas las voces. Creo que, además de la calidad de sus contenidos, también contribuye a su difusión el hecho de que sea completamente gratuito. Hoy ya no se encuentran periódicos generalistas con todas sus secciones abiertas. La mayoría de sus artículos son solo accesibles a los subscriptores.

Dentro de unas horas comenzaré el retiro mensual con mi comunidad. Este es un “privilegio” que la mayoría de los laicos no pueden permitirse. Dejar por uno o dos días al mes el trabajo y el entretenimiento para dedicarse a la oración, la meditación y el diálogo es una práctica común entre los religiosos y los sacerdotes, aunque hay una gran variedad de modalidades. Hay retiros que se reducen a una charla y un momento de oración y otros que ponen el acento en lo que la palabra indica según el diccionario de la RAE: “ejercicio piadoso que consiste en practicar ciertas devociones retirándose por uno o más días, en todo o en parte, de las ocupaciones ordinarias”. 

Quizás en otros tiempos, en los que el ritmo de vida era más sosegado, sobre todo en el mundo rural, no era tan necesario reservar tiempos especiales. Toda la vida era una especie de retiro difuso marcado por el toque de las campanas. Pero hoy, que llevamos por lo general ritmos muy acelerados, sobre todo en el mundo urbano, necesitamos detenernos regularmente para ajustar las coordenadas, no sea que corramos mucho pero extra viam (fuera del camino).

A algunas personas les resulta muy difícil pararse. Sienten el anhelo de hacerlo, pero, por otra parte, tienen miedo de quedarse en silencio con ellas mismas. Es como si de repente, en el silencio, salieran de su cueva todos los demonios escondidos. No soportan detenerse, pacificar sus olas y ver lo que hay en el fondo de su lago interior. Estoy convencido de que si fuéramos capaces de encontrar momentos de quietud y de silencio nos sería más fácil combatir la languidez que padecemos. Caeríamos en la cuenta de que no es necesario estar huyendo siempre de nosotros mismos, de que lo mejor es aceptar lo que somos y buscar un sentido a lo que vivimos. 

Para eso no es necesario salir de la propia casa. Basta reservar un espacio y un tiempo en el que uno pueda estar consigo mismo sin interferencias externas. A algunos les va bien escribir lo que sienten. Otros prefieren rumiar con tranquilidad sus pensamientos. Quienes tienen alguna práctica, encuentran sosiego en la meditación de la Palabra de Dios. Todos podemos orar desde el fondo de nuestro corazón, contarle a Dios lo que nos pasa, experimentar su presencia amorosa en medio de nuestras luchas interiores. Detenerse un poco siempre nos hace bien. 


1 comentario:

  1. Gracias por darnos a conocer este periódico “El Debate”… y la reflexión de las noticias que estamos respirando, las curiosidades del día 1 de abril y el compartir este momento de Retiro.
    Con buena voluntad, todos podemos encontrar ni que sea una mañana o una tarde al mes para este “retirarnos” para darnos cuenta de que “lo mejor es aceptar lo que somos y buscar un sentido a lo que vivimos. “ que será diferente para todos.
    Preguntándome ¿Cómo podemos experimentar la necesidad de “parar y orar”? Me viene a la mente que poder experimentar el salmo 42 nos puede ayudar: “Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas, así te anhela, oh Dios, el alma mía. Mi alma atiene sed de Dios, del Dios vivo…”
    Tengo ganas de destacar lo que escribes al final: “Todos podemos orar desde el fondo de nuestro corazón, contarle a Dios lo que nos pasa, experimentar su presencia amorosa en medio de nuestras luchas interiores… “ Gracias Gonzalo.

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