martes, 29 de marzo de 2016

Héroes anónimos

El tiempo de Pascua es una invitación a abrir los ojos para caer en la cuenta de que estamos rodeados de gente buena. Algunas personas han saltado a la fama. Todo el mundo las conoce: por ejemplo, Teresa de Calcuta o Vicente Ferrer en la India. Se ha hablado, incluso, de la felicidad según Vicente Ferrer. En el ámbito de España es muy famoso el  P. Angel García, presidente de Mensajeros de la Paz. En Italia hay también un buen grupo: la comunidad de San Egidio, don Luigi Ciotti, don Antonio Mazzi y muchos otros hombres y mujeres. En los países de quienes leéis este blog habrá, sin duda, otras muchas personas famosas empeñadas en entregar su vida al servicio de los pobres. Todas ellas nos han despertado de nuestro letargo. Estamos agradecidos por su testimonio de entrega a tiempo pleno; a veces, de manera heroica. Casi todas ellas han puesto en marcha instituciones que prolongan su compromiso con los más necesitados. Muchas han recibido reconocimientos públicos, desde el Premio Nobel de la Paz (Madre Teresa) al Príncipe de Asturias de la Concordia (P. Ángel García).

Cada uno de nosotros tenemos nuestra lista de los ángeles (hombres y mujeres) que hoy siguen anunciando buenas noticias, que son mensajeros de resurrección. Los que saltan a los medios son, en realidad, muy pocos. Si caen bien, son aupados, se convierten pronto en héroes de la solidaridad. Pero, como sucede con todas las estrellas mediáticas, pueden ser también denostados. El ejemplo más claro es el de la beata Teresa de Calcuta. A veces, los héroes famosos se ven sometidos a la presión de la fama. Corren el riesgo de volverse un poco arrogantes, malhumorados y narcisistas, olvidando el principio evangélico: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. Sus defectos suelen ser del tamaño de sus virtudes. Unos pocos acaban siendo intratables, megalómanos, admirados pero no queridos. Por otra parte, los mismos que los engrandecemos, llegado el caso, los vapuleamos. Es el precio de una caridad demasiado pública, de una popularidad expuesta a los baremos del mercado.

Por eso es bueno recordar que hay muchas personas que, sin cámaras de televisión, están dando lo mejor de sí mismas para hacer un mundo más respirable y humano. Son los héroes anónimos. Quizá tú mismo o tú misma eres uno de ellos. No hacen ruido. No tienen conciencia de estar cambiando el mundo. Les disgustaría ser tratados de profetas. Hacen lo que les pide el corazón: padres y madres de familia que cuidan a sus hijos con cariño, profesionales que cumplen su tarea con responsabilidad y espíritu de servicio, artistas que ponen un poco de belleza en nuestras vidas grises, voluntarios que dedican su tiempo a ayudar a los más vulnerables, etc. Pienso también en la inmensa red de comunidades religiosas (sobre todo, femeninas) que están discretamente donde se precisa su ayuda. Todas estas personas son verdaderos héroes anónimos. A todos ellos (hombres y mujeres) va dedicada está canción que compuso hace años el cantautor cristiano Luis Alfredo
Su nombre no saldrá mañana en el periódico
Ni a mediodía su rostro en la televisión
Pero les aseguro que mi amigo es un héroe
De esos que dan su vida, por amor.

Tendrá veinte años poco más o menos
Y los ojos despiertos como un volcán
Una sonrisa fácil, aunque de hablar reservado
Y le encanta el fútbol y salir a bailar. 

Hasta aquí me dirán nada de particular
Nada que justifique que le vayas a cantar
Pero el fin de semana cuando cierra los libros
Mi amigo se viste de Superman. 

Porque es un héroe
Un héroe anónimo
Un héroe (oe oe oe)
Un héroe anónimo
Es un héroe oh si
Un héroe. 

Tiene toda una sala solo a su cargo.
Diez o quince niños, yo diría que mil
Y a cada uno de ellos llama por su nombre
Y cada uno de ellos le responde papá. 

A Antonio de quince le da de comer en la boca.
Al Rata de once le está enseñando a andar.
Y por la noche, después que los ha acostado a todos,
se mete en la cama a escuchar a Maná. 

Y el lunes en la facultad se hablará de mil cosas.
Cada uno tendrá una historia que contar
Pero mi amigo que tiene una sonrisa fácil
Es más bien reservado a la hora de hablar.

Aquí tenéis el vídeo con la interpretación del autor, Luis Alfredo Díaz:


Y aquí otro, con la interpretación del cantante argentino Daniel Poli:


1 comentario:

  1. Hay muchos héroes anónimos como bien dices... A mi, cuando se habla de este tema, me viene siempre a la mente las personas que están cuidando, durante años, de un familiar enfermo, con enfermedad degenerativa, sin esperanzas de mejora, al contrario, va deteriorando y con el amor que le cuidan, incluso cuando no les conoce...
    Su testimonio me lleva a pensar si yo haría lo mismo en su lugar.

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