viernes, 19 de abril de 2024

Varsovia no es Gaza


Estoy en el aeropuerto de Varsovia esperando mi vuelo para Roma. Hay mucho movimiento de pasajeros. Me ha costado encontrar un rincón tranquilo para escribir esta entrada. Termina mi semana polaca. Todo ha ido mejor de lo previsto. No dudaba de la hospitalidad de mis hermanos, pero tenía alguna perplejidad con respeto al curso. Esperemos que la semilla sembrada pueda desarrollarse. Como siempre, creo mucho en la creatividad de los jóvenes y la resistencia de los mayores. 

Ayer, en la Eucaristía final, nos fijamos en el  apóstol Felipe como modelo de evangelizador. Movido por el Espíritu Santo, se aproximó al eunuco de la reina de Candaces que viajaba por el camino de Jerusalén a Gaza. Y le ayudó a interpretar el pasaje de la Escritura que estaba leyendo. Tras esa “liturgia de la Palabra”, vino luego la “liturgia sacramental” con la celebración del Bautismo.


Creo que también hoy necesitamos una pastoral de la proximidad a cada persona. No podemos seguir confiando mucho en la pastoral de masas, ni siquiera de grupos. Movidos por el Espíritu Santo, como Felipe, necesitamos aproximarnos con cordialidad a las personas que buscan para ayudarles a interpretar, quizás no la Escritura en un primer momento, sino el libro de su propia vida, de modo que puedan descubrir en él la gramática divina. 

Dios escribe su Palabra en las páginas de nuestras experiencias personales. Con este ejercicio de “lectio divina” existencial es probable que más de uno se decida a seguir profundizando e incluso a pedir el Bautismo. En varios países europeos no para de crecer el número de adultos que, tras un catecumenado tranquilo y personalizado, celebran los sacramentos de la iniciación.


No es fácil practicar esta pastoral de proximidad a cada persona. Siempre aducimos la falta de tiempo, las dificultades para practicar un acompañamiento adecuado, el miedo a mostrar nuestra vulnerabilidad, las trabas para enganchar a las personas con alguna experiencia comunitaria significativa, el riesgo de una posible frustración cuando descubran que la realidad de la Iglesia no es tan atractiva como uno se imagina, etc. 

Estas dificultades son reales, pero creo que tienen menos peso que la confianza en la gracia de Dios. El Señor sabe dar a cada persona lo que necesita en cada momento. Nosotros somos solo una humilde mediación. Llegamos cuando el Espíritu “nos empuja” y nos retiramos cuando nos parece que la persona puede caminar por sí misma o con ayuda de alguna comunidad.

1 comentario:

  1. Cuando leo que “Dios escribe su Palabra en las páginas de nuestras experiencias personales” me ayudas a tomar conciencia de cómo buscamos la Palabra de Dios en el exterior, pocas veces, si no tenemos alguien que nos ayude, vamos a nuestras experiencias personales.
    Gracias Gonzalo porque nos ayudas a que la Palabra nos vaya iluminando. Nos das pistas que nos ayudan a descubrirlo y a tomar conciencia de que “el Señor sabe dar a cada persona lo que necesita en cada momento”. Gracias por tu proximidad.

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