martes, 16 de abril de 2024

Primavera variable


Desde mi balcón veo un prado verdísimo y árboles con hojas nuevas. La temperatura ha caído en picado, pero dentro se está muy bien. Las casas polacas están preparadas para el frío. Escribo la entrada de hoy a trompicones. El horario de trabajo me deja poco tiempo libre. Para colmo, desde Madrid me llegan requerimientos que me obligan a prestarles atención. En algún momento he odiado el WhatsApp, pero así es la vida moderna. Estemos donde estemos, siempre estamos -para bien y para mal- localizables. 

Cada una de las cuatro conferencias diarias -transmitidas por streaming a los misioneros de Siberia y de otras comunidades que no pueden estar presentes- parece una película con subtítulos. Yo hablo en español todo lo despacio y claro que puedo (hay bastantes que entienden y hablan la lengua) y proyecto las diapositivas en polaco, de modo que todos pueden seguir el contenido en su lengua materna. El experimento está funcionando bien. Cuando a veces me salgo del guion, hay un polaco que realiza la traducción consecutiva. Este procedimiento me obliga a ir a lo esencial, ser preciso y conciso, evitar anacolutos, giros innecesarios y jerga castellana. Se pierde espontaneidad, pero se gana claridad y tiempo.


Polonia está viviendo una etapa de contrastes.
Recuerdo que la primera vez que visité el país en el ya lejano 1997, la casa de formación estaba repleta de jóvenes estudiantes de teología. De hecho, tuvieron que alquilar una casa contigua para acogerlos a todos. Eran cerca de 50. Hoy son solo 3, uno de ellos bielorruso. La escasez vocacional, tanto en los seminarios diocesanos como en los centros formativos de los religiosos, es llamativa. La homogeneización con la Europa occidental es cada vez mayor, tanto en sus aspectos positivos como negativos. La “excepción polaca” cada vez es menos excepcional. 

Los jóvenes respiran otro aire. Ya no saben nada de la etapa comunista. No tienen que defender la fe frente a quienes la impugnan. Se pueden permitir “jugar” con ella sin percibir las consecuencias. Europa tampoco es el ogro del que hay que defenderse a toda costa porque representa el cansancio, la ancianidad y la decadencia moral. Percibo en todos más flexibilidad y quizás un punto de resignación y comodidad.


Hablando con algunos que vienen de Rusia, he comprendido un poco mejor el “enigma Putin” y lo que hay detrás de la guerra en Ucrania. Aparte de su deseo de recuperar la gran Rusia, hay también fuertes e inconfesados intereses occidentales en todo lo que está sucediendo. Creo que el papa Francisco lo sabe. Por eso, su posición no es tan tajante como la que exhiben la mayoría de los medios de comunicación europeos y americanos. El drama es que, en este juego de intereses, miles de personas de uno y otro bando están muriendo. Serán otros los que se beneficien de este conflicto incomprensible. 

Una vez más, la realidad es más gris y matizada de lo que nos gustaría. Lo que ocurre es que casi nunca se presenta de manera objetiva. Dependemos, en buena medida, de los filtros de los medios de comunicación. Ya sabemos que todos, aunque se tilden de independientes, se deben a sus amos. No es fácil formarse una opinión objetiva cuando las fuentes están contaminadas. Por eso, es bueno escuchar los testimonios de personas que están en el terreno. En esta asamblea tenemos misioneros que viven en Rusia y en Ucrania, que están en contacto directo con la gente. Sus voces tienen a menudo más valor que las que se difunden a través de los grandes medios internacionales.

1 comentario:

  1. Por lo que escribes, con el tiempo estamos con los mismos altibajos. También aquí han bajado temperaturas y vuelve el frío.
    Nos das una visión amplia de varios aspectos. Sí, una cosa son las noticias de los periódicos, de la tele y la otra poder saber la realidad por las personas que la viven.
    Veo que tienes un trabajo un poco complicado, pero por tu manera de describirlo, se nota que disfrutas, superando las dificultades.
    Como el orgullo puede dejar cegado a la persona que lo vive y no le deja ver los disparates que está haciendo. Le da fuerza para “pisarlo” todo. Es urgente pedirle a Dios que nos conceda la paz a nivel mundial.
    Gracias Gonzalo por toda la información que nos aportas. Buenas noches.

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