sábado, 18 de febrero de 2023

Algunos hombres buenos


Estoy ya en Madrid después de una escala de tres horas en Abu Dhabi. Estaba deseando pasar del calor al frío, pero me he encontrado con un día casi aceptable. Antes de embarcar en Bangalore, curioseé en una de las librerías del aeropuerto. Encontré los típicos libros de usar y tirar. Anoté algunos títulos: “Cómo perder peso en vez de perder la mente”, “¿Por qué soy hindú?”, “Aprende a meditar”, 
“Caminos inteligentes para lidiar con gente difícil”, “Todo está jodido. Libro sobre la esperanza”, “El más grande libro de autoayuda es el escrito por ti”, “De Hollywood al Himalaya. Un viaje de curación y transformación”, etc. 

Me sorprendió un libro pequeño escrito por una persona a la que admiro, el científico y político Abdul Kalam (1931-2015), una de esas personas que soñó con la transformación de la India en un país desarrollado sin perder su alma. El libro se titula “My Journey. Transforming Dreams into Action” (o sea, “Mi viaje. Transformar los sueños en acción”). Era una especie de autobiografía escrita al llegar a la altura de los 80 años. No lo compré, pero estuve ojeándolo un buen rato. Necesitamos contar historias de personas prominentes que son también sensatas y buenas. Estamos tan saturados de noticias que hablan de políticos corruptos, curas abusadores, artistas escandalosos y deportistas violadores, que cuando conocemos la historia de un hombre o una mujer que se han esforzado por buscar la verdad y han sido fieles a ella, respiramos hondo.


En la clase política india abunda la corrupción. La BBC acaba de producir un reportaje en el que documenta casos llamativos en los que está implicado el primer ministro. Los medios de comunicación social de la India apenas se han hecho eco porque están controlados por los tentáculos económicos del BJP, el partido nacionalista hindú que está en el poder liderado por Narendra Modi. ¿En qué país no hay alianzas entre la política, la economía y la prensa? Como nos hemos acostumbrado a que esto sea así y nos cuesta imaginar que deje de serlo, llama más la atención el caso de un político competente, popular y honrado. 

Algunos de sus discursos podrían pasar a la historia como pasaron los de Gandhi, Martin Luther King o Nelson Mandela. Por otra parte, mostraba un respeto enorme a las demás religiones porque consideraba que constituían un tesoro de humanidad que había que preservar y promover. Rara era la vez en que, en sus discursos, él que era musulmán, no hiciera referencia a algún pasaje del Nuevo Testamento o a enseñanzas de la tradición hindú o budista. ¡Parecido a lo que hacen nuestros políticos actuales, que a menudo serpean por el suelo de la vulgaridad y los extremismos!


¿Por qué hay personas como Abdul Kalam? Porque poseen una interioridad tan rica que no necesitan refugiarse en el poder o el dinero. Es más. Esas pasiones humanas les parecen casi de mal gusto. Son personas a las que ningún cheque puede comprar, personas libres que, una vez cumplida su misión, se retiran con la misma sencillez con que la empezaron. No necesitan que les rindan pleitesía. No acuden a restaurantes caros, ni viajan en coches de lujo, ni vacacionan en paraísos reservados a los privilegiados. Su riqueza personal no se puede comprar con dólares. ¿Hay algún lugar donde se venda la sabiduría, la integridad o la sencillez? Estas son las personas por las que yo siento admiración. 

No tengo, en principio, nada contra los artistas y deportistas de moda, ni contra los empresarios que facturan millonadas, ni contra las personas que viven de llenar las páginas del papel cuché, pero casi nunca me dicen nada. Son estrellas fugaces. Brillan un momento y desaparecen. Admiro más bien a gente como Abdul Kaman que, sin buscar la fama, se convierten en verdadera “luz del mundo”. Estoy seguro de que si los niños y jóvenes conocieran más vidas como estas (lo que antaño se llamaba “vidas ejemplares”) no se sentirían tan seducidos por los youtubers que tienen cuentas millonarias o por muchos personajes famosos que basan todo en una inteligente explotación comercial de su cuerpo o de sus habilidades.

Frases de Abdul Kalam

1. "Todas las aves se refugian cuando llueve. Pero el águila evita la lluvia volando por encima de las nubes".

2. "No descanses después de tu primera victoria porque si fracasas en la segunda, más labios te esperan para decir que tu primera victoria fue sólo suerte".

3. "No todos tenemos el mismo talento. Pero todos tenemos las mismas oportunidades de desarrollar nuestros talentos".

4. "Tienes que soñar antes de que tus sueños se hagan realidad".

5. "El fracaso nunca me alcanzará si mi definición de éxito es lo suficientemente fuerte".

6. "No soy guapo, pero puedo dar la mano a alguien que necesita ayuda. La belleza está en el corazón, no en la cara".

7. "Los mejores cerebros de las naciones pueden encontrarse en los últimos bancos de las aulas".

8. "No puedes cambiar tu futuro, pero, puedes cambiar tus hábitos, y seguramente tus hábitos cambiarán tu futuro".


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