viernes, 6 de mayo de 2022

Tiempo de callar


Fue una coincidencia. Ayer abrí el blog a eso de las 3 de la tarde y me encontré con que el contador de visitas registraba un número capicúa: 739.937. Tomé nota. Son muchas las personas que se acercan diariamente a este Rincón. Mis visitas no se cuentan. Si no, se alteraría el significado de los números.

La de hoy hace la entrada número 1.992. Faltan ya solo ocho para llegar a las 2.000. Cuando alcance esta cifra redonda dejaré de escribir, pero no cerraré el blog. Creo que es bueno hacer una pausa. Yo la necesito y muchos lectores la estarán deseando. Las actividades previstas para el mes de junio no me van a permitir atender diariamente mi cita con los lectores. Pondré el cartelito de Cerrado por vacaciones (quiero decir, por mutaciones).


Por otra parte, seis años escribiendo y leyendo casi todos los días el mismo Rincón puede hacerse pesado. Esperemos que la interrupción me ayude a descubrir nuevos modos y perspectivas. Hoy la gente se inclina más por Tik-Tok, Youtube y otras plataformas, por mensajes audiovisuales, breves, incisivos y a menudo un tanto insustanciales. Cada vez se hace más cuesta arriba leer un articulito de 500 palabras. Vivimos en la cultura de la velocidad y la superficialidad.

O quizás es mejor callar. No es necesario estar todo el tiempo hablando y escribiendo. Como dice el Eclesiastés, “hay tiempo de hablar y tiempo de callar” (Ecle 4,7). En el silencio maduran las cosas importantes. Veremos lo que depara el paso del tiempo.


Hoy viernes termino mi taller en Weissenhorn. No ha resultado exactamente como había programado, pero puede que haya sido más provechoso. Nunca antes había vivido una experiencia de placentera reclusión como esta. Me gusta mucho estar con la gente, pero también disfruto con la soledad. Cada cosa a su tiempo. Hoy ha amanecido con lluvia primaveral. 

Mientras organizo mi viaje a Frankfurt y mi regreso a Madrid pienso que, si todos tuviéramos al año tres o cuatro días para pararnos, reflexionar sobre lo que estamos viviendo, compartirlo con otros y tomar alguna resolución de futuro, seguramente todo iría mucho mejor. 

Pero, por desgracia, no es fácil. A menudo no se dan las condiciones externas (tiempo, lugar, recursos económicos, etc.), pero con más frecuencia nos faltan las disposiciones internas (pereza, apatía, miedo, etc.). Internet nos brinda muchas posibilidades de hacer encuentros online. Aunque no tienen la fuerza de los presenciales, pueden suplir algunos de sus objetivos.


En Alemania he revivido el valor de la “dulce rutina”. Acostumbrado a ir de un lugar a otro, encontrarme con gentes diversas y realizar actividades variadas, durante esta semana he disfrutado del silencio, la soledad y la repetición cadenciosa de acciones sencillas. 

Por las tres ventanas de mi amplia habitación veía los tejados de las casas vecinas y, a lo lejos, un bosquecillo que rodea los campos de cultivo. Sobre el verde del trigo, divisaba las manchas amarillas de los sembrados de colza. Como en Alemania no suele haber persianas en las ventanas, me entraba la luz desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la tarde. Podría decir que las noches se me han hecho cortas. No he necesitado reloj. El ciclo natural  luz-oscuridad ha sido mi referencia. Con él he recordado una lección necesaria para la vida: tras la noche, viene siempre el amanecer. Nunca hay que perder la esperanza.



2 comentarios:

  1. Muchísimas gracias por no cerrar el blog. Contiene mucha vida, mucha información y muchos momentos de acercarnos a Dios, ha sido una fuente donde hemos podido “beber”… y podremos continuar “bebiendo” y ayudándonos a interiorizar.
    Cuando nos comentas de hacer una pausa, escribes: “Yo la necesito y muchos lectores la estarán deseando.” Por mi parte, entiendo que tú la necesitas, me imagino que no es fácil ir encontrando material y/o ideas para ir acompañando, a pesar de que ha sido ir compartiendo aquello que tu ya has “digerido”… pero eso de desearlo como lectores, no creo que se dé, pues nadie ha estado obligado a seguir el Blog. Personalmente lo echaré de menos.
    Pues sí, unos días al año, nos viene bien parar, siempre nos lleva a un cambio y al compartirlo con otros nos enriquece mucho más, nos aporta más luz… ¿Será posible algún otro Retiro como los que pudimos vivir? Y ¿algún encuentro online? Guardo muy buen recuerdo de todo ello.
    Gracias por recordarnos que: “tras la noche, viene siempre el amanecer. Nunca hay que perder la esperanza.” Va bien que, de vez en cuando, alguien nos lo recuerde.
    Enhorabuena Gonzalo y muchísimas gracias. Seis años de permanencia y 2.000 entradas son un gran regalo que nos has aportado y con ello has propiciado un cambio y un camino certero en nuestras vidas. Gracias.

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  2. Gracias por recordar la importancia de vivir en concordancia con el Eclesiastés
    Buen regreso a Madrid

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