jueves, 5 de mayo de 2022

Líderes tranquilos


No vi ayer el partido del Real Madrid contra el Manchester City, pero los entendidos dicen que no es fácilmente explicable una remontada épica (otra más) como la que se vivió anoche en el Bernabéu. Parece que el vídeo energético que Ancelotti le puso a la plantilla antes del encuentro y la llamada “magia de Bernabéu” surtieron efecto. El vídeo recogía otras remontadas gloriosas del equipo en la actual temporada. El caso es que, sea como fuere, el 28 de mayo el Real Madrid disputará la final de la Champions League contra el Liverpool en París. Aunque el mérito principal recae en los jugadores, que son quienes sudan la camiseta, alguno tendrá también su técnico sesentón. 

Con un discurso menos épico pero bien trabado, me sorprendió también el tono y el contenido de la intervención de Alberto Núñez Feijoo en un acto organizado por el periódico El Debate. Frente a la política espectáculo, el líder gallego del PP apostó por el cambio tranquilo y por la gestión persuasiva. Reivindicó su edad y su trayectoria política como avales para ser el próximo presidente del gobierno español si gana las elecciones generales. 

Parece que está pasando la moda de los políticos jovencísimos, apuestos  e inexpertos. Varios se han quemado en poquísimo tiempo, desde Pablo Iglesias a Pablo Casado pasando por Albert Rivera, etc. A casi todos les gustaba lanzar cohetes, pero ya se sabe que, en el caso de los fuegos artificiales, tras el resplandor inicial, en poco tiempo no queda nada. Los restos se precipitan al suelo.


Me parece que tanto el italiano Carlo Ancelotti como el gallego Alberto Núñez Feijoo son, cada uno a su modo, dos líderes tranquilos. Ambos frisan la sesentena. Ya no tienen necesidad, como los líderes jóvenes, de llamar la atención y venderse a cualquier precio para ser famosos. Ambos son bien conocidos y han demostrado de lo que son capaces en sus respectivos campos, aunque, como es natural, no sean del gusto de todos. No los traigo a colación como modelos de nada, sino por el mero hecho de que, en una sociedad que ensalza lo juvenil hasta el paroxismo, ambos reivindican el papel de las personas maduras en funciones de liderazgo. Uno es entrenador de fútbol al máximo nivel (con cinco ligas ganadas en diferentes países) y otro es un político autonómico (con tres mayorías consecutivas en Galicia) que aspira a ser presidente del gobierno central.

Creo que en los últimos años hemos pagado el precio de un excesivo rejuvenecimiento en la política. Líderes que apenas sobrepasaban la treintena, con poca o nula experiencia de gestión, han saltado en poco tiempo al primer plano de la política y con igual premura han desaparecido o están a punto de hacerlo. Su osadía no estaba al mismo nivel que su preparación y su experiencia. No basta con ser. Hay que saber estar y resistir. Un buen liderazgo no se nutre solo de cualidades sobresalientes y mucho menos de operaciones mediáticas y algunas performances espectaculares. Por lo general, estos líderes artificiales son flor de un día. 

Los buenos líderes, como el buen vino, necesitan tiempo para envejecer y madurar. Hay vinos jóvenes (en torno a un año de conservación) y vinos crianza (entre cuatro y cinco años), reserva (entro ocho y diez años) y gran reserva (quince años o más). Me parece que, tras los numerosos experimentos fallidos con políticos “jóvenes” (sin apenas experiencia), ha llegado el momento de descorchar algunos políticos “reserva” o “gran reserva” que ayuden a poner templanza y buen gusto en un panorama político convulso y avinagrado. Es hora de recuperar figuras que fueron orilladas en los últimos años y que pueden aportar una gran contribución a la vida social desde la competencia, la experiencia, la integridad y la serenidad. No es poca cosa en los tiempos que corren. Nos libraríamos de muchas torpezas que hemos pagado caro.


La apariencia física y la fotogenia suelen decrecer con la edad. La sabiduría y la templanza suelen aumentar. No creo que ahora necesitemos productos de mercadotecnia, sino personas (hombres o mujeres) sabias y templadas, como lo fue Angela Merkel en Alemania o como lo es ahora Mario Draghi en Italia. Para tiempos movidos, necesitamos líderes tranquilos. De agitar las masas y luego manipularlas y desencantarlas ya se encargan algunos cantamañanas. 

3 comentarios:

  1. Y yo me pregunto: ¿no sería pues saludable que en los Equipos de Gobierno de las Congregaciones religiosas se incluyeramos personas con la experiencia que dan los años? Creo que hoy hacen mucha falta.

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  2. Estoy de acuerdo contigo en que necesitamos líderes con experiencia de vida y esto en todos los campos además del político… También en el campo sanitario he ido descubriendo que se necesitan líderes maduros que sepan aportar, como bien dices: “una gran contribución, en la política, en la sanidad y otros campos, desde la competencia, la experiencia, la integridad y la serenidad.”
    Por algo se decía: la experiencia es la madre de la ciencia.
    Gracias Gonzalo por ir aportando luz en temas que están muy candentes.

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  3. Entiendo q te sientas identificado por la edad,como yo
    Pero también es cierto q con la madurez se pierden muchos valores ,se q no era momento hablar de ello
    Lo importante es el respeto a los demás y cuantas veces los políticos "serenos"lo pierden insultando

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