viernes, 13 de enero de 2023

El príncipe y el arzobispo


Esta semana se habla mucho de dos libros que están dando la vuelta al mundo. El primero se titula Spare. Ha sido escrito en inglés por el príncipe Harry, duque de Sussex. En español se vende con el título “En la sombra”, aunque yo hubiera conservado la traducción literal de spare, que significa “repuesto”. El segundo, escrito en italiano, se titula Nient'altro che la verità. La mia vita al fianco di Benedetto XVI (Nada más que la verdad. Mi vida al lado de Benedicto XVI). Su autor es el arzobispo Georg Gänswein, secretario particular de Joseph Ratzinger, ayudado por el periodista Saverio Gaeta. 

El libro del príncipe Harry no lo he leído ni pienso hacerlo. Me conformo con algunos extractos de prensa. El del arzobispo Gänswein casi lo he terminado. Ayer, en el vuelo de Madrid a Roma, devoré muchas páginas. Confieso que a mí no me interesa demasiado si el príncipe William agredió físicamente a su hermano o si a este se le congeló el pene en una expedición al Polo Norte. Pero sí me interesa lo que el arzobispo Gänswein cuenta, desde su posición privilegiada, sobre los últimos decenios de la historia de la Iglesia.


Viendo el oportunismo editorial de ambos libros (el primero se vende entre la muerte de Isabel II y la coronación de Carlos III y el segundo a las dos semanas escasas de la muerte de Benedicto XVI), me pregunto por las verdaderas intenciones de ambos libros. ¿Se trata de una contribución a la historia o de un particular ajuste de cuentas con el pasado? Yo entiendo que un personaje famoso escriba sus memorias hacia el final de su vida, como relectura de una trayectoria vital. Me cuesta aceptar que con menos de 40 años se puedan escribir unas “memorias” en sentido estricto. En el caso del arzobispo, no se trata de un joven con escaso recorrido, pero hubiera sido más decente haber esperado un tiempo razonable tras la muerte del papa emérito. La discreción sigue siendo una virtud. 

En el pasado, muchos personajes relevantes escribieron sus memorias como legado histórico, como ayuda para comprender mejor acontecimientos y personas. Hoy muchos famosillos escriben sus memorias para hacer caja. Los editores saben que para que tengan éxito tienen que adobarlas con una pizca de cotilleo, sexo, medias verdades y juicios hirientes sobre personajes vivos. La fórmula ha sido ensayada en numerosas ocasiones. Me temo que tanto el príncipe inglés como el arzobispo alemán han caído voluntariamente en esta trampa, pero los lectores no somos tontos. Sabemos distinguir un libro oportunista de una obra madura.


Si de algo me ha servido leer una buena parte del libro de Gänswein es para confirmar lo que ya sabía desde mis tiempos romanos. El mundo vaticano está sometido a las mismas miserias que otros ámbitos. La única diferencia es que en este caso se cubren a menudo con el envoltorio de la hipocresía, la diplomacia y una falsa pátina de piedad. Nada de esto me quita la fe. No soy de aquellos que se enojan y dicen: “Pues ya no creo en nada”. En el Vaticano se da a gran escala lo que se da en el seno de las familias, grupos y comunidades. Es verdad que uno esperaría mayor competencia y ejemplaridad, pero abunda el clericalismo, el carrerismo y un estilo mafioso que impregna muchas actuaciones. 

Comprendo que en ese ambiente una persona como Benedicto XVI se sentía como pez fuera del agua, a pesar de que vivió en él desde 1981 hasta su reciente muerte. Por eso, no acertó en el nombramiento de algunos de sus colaboradores y se sintió cada vez más impotente para marcar el rumbo de una nave con una pesadísima inercia histórica. Es claro que entre los curiales hay personas excelentes, pero ni siquiera ellas pueden cambiar un estilo que parece perderse en la noche de los tiempos. Cada vez comprendo más a quienes miran con recelo este mundo sin que eso signifique abdicar de su fe en Jesús y de su confianza en la Iglesia.

1 comentario:

  1. Coincido contigo que, a según a que edad, no se escriben las Memorias… son las de una parte de la vida y ésta puede dar tantos giros que tendrá que escribir un segundo volumen que se parecerá mucho a lo escrito o será totalmente diferente…
    Cuando comentas de las Memorias del Papa Benedicto XVI, nos dices que se te confirman cosas que ya sabías, pero que no te quitan la fe.
    A mí, se me ocurre pensar que “ya estamos vacunados un poco de noticias que no comprendemos”, pero LA FE es otra cosa… Si tengo experiencia de Dios en mi vida, las influencias externas, no me cambiarán. A veces, cuando se comentan los disparates más graves, la fe más se refuerza.
    Gracias Gonzalo por ayudarnos a relativizar muchas cosas y “agarrarnos” a Dios y a pedirle luz y fuerza para no decaer.
    Buena estancia en Roma.

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