lunes, 21 de marzo de 2022

Oficios peligrosos

Marcha de los trabajadores del campo ayer en Madrid

Llueve suavemente sobre Madrid. Parece que tendremos cuatro días pasados por agua. Es un buen modo de empezar la primavera tras un invierno demasiado seco. Ayer domingo me di un largo paseo por el centro, incluyendo el parque del Retiro. Pude ver de cerca a muchos de los participantes en la multitudinaria marcha organizada por los hombres y mujeres del campo “contra la escalada de los precios, el abandono del campo y la inacción del ejecutivo de Pedro Sánchez”. Las gorras y chalecos naranjas ponían una nota de color en un día gris y tranquilo. Tuve ocasión de hablar con algunos de ellos que me preguntaron dónde podían encontrar un restaurante para comer o cómo se llegaba a la plaza mayor. Me pareció una marcha pacífica, ordenada y justa. 

Los medios digitales más afines al gobierno (por ejemplo, el periódico El País) redujeron la noticia a un espacio secundario. ¡Menos mal que hoy los periódicos tradicionales y las televisiones (tanto públicas como privadas) están perdiendo peso en favor de otros informadores independientes que aprovechan YouTube y otras plataformas para acercarnos la actualidad con menos filtros de intereses corporativos! Los ciudadanos nos estamos cansando ya de la telebasura (comandada en España por la berlusconiana Tele 5) y de los silencios y distorsiones de los periódicos subvencionados.

Profesor Javier Fernández Aguado

De todos modos, hoy quería escribir sobre un detalle que me llamó la atención del webinar (seminario digital) en el que participé el viernes por la tarde. Cada mes, más o menos, la Universidad Gregoriana de Roma nos propone un encuentro online de un par de horas, alternativamente en español e inglés, con expertos en el mundo del liderazgo. Es una forma de refrescar y completar los contenidos del curso sobre “Discerning Leadership” (liderazgo discerniente) que hicimos los participantes en junio y septiembre del año pasado. 

El invitado del webinar del pasado viernes fue el profesor español Javier Fernández Aguado. Durante algo más de una hora nos estuvo hablando sobre el tema “Gobernar es escuchar y decidir”. Entre otras cosas, hizo alusión a un libro suyo titulado “2.000 años liderando equipos. Enseñanzas del management más exitoso (directivos y líderes)”. Me resultó muy interesante su exposición,  a la que siguió un animado diálogo. Me detengo en un asunto que tocó de pasada, pero que a mí me pareció interpelante. Habló de tres oficios “peligrosos” porque, con demasiada frecuencia, quienes los desempeñan se creen que son dios (pongamos la palabra con minúscula para no sacar las cosas de quicio) y se comportan como si fueran omnipotentes.

Algunos oficios potencialmente "peligrosos"

El primero es el de “médico”. El control que tienen sobre la salud de los pacientes los aureola de manera exagerada hasta el punto de que muchos, incluso los mal pagados, se sienten muy por encima de la media social. Deciden sobre la vida y la muerte con una seguridad que haría temblar a quienes conocen por dentro su fragilidad personal y a veces su incompetencia profesional. 

El segundo es el de “profesor universitario”. Muchos de ellos tienen tal concepto de sí mismos, de los artículos y libros que escriben (quienes los escriben), que se extrañan, año tras año, de que no les concedan el Premio Nobel en alguna de sus ramas. Siempre andan  cabreados con el mundo porque sus colegas y el resto de los mortales no reconocemos su preclara inteligencia y su magisterio universal. 

Por último, el oficio de “sacerdote católico”. También entre el clero hay un buen número de representantes que se creen poco menos que Dios en la tierra. La teología del “in persona Christi” (actuar en nombre de la persona de Cristo) no hace sino reforzar muchas veces un yo frágil y, sin embargo, pagado de sí mismo. 

Quizás a estos tres ejemplos señalados por el profesor Fernández Aguado podríamos añadir el de algunos “políticos” (que, a cargo del presupuesto público, se sienten omnipotentes) y el de algunos “periodistas” (que pontifican sobre cualquier asunto desde los púlpitos informativos, aunque no sepan de la misa la media).

En ninguno de los casos anteriores se podría hablar de auténtico liderazgo, por más que estos “dioses diminutivos” se sientan muy importantes y crean que ejercen una gran influencia sobre las personas. Habría que hablar, más bien, de personalidades mediocres y de abuso de poder. Conviene, pues, que estemos en guardia y que no nos dejemos manipular fácilmente, por más que esa manipulación venga de figuras socialmente reconocidas.

1 comentario:

  1. Gracias por toda la información, muy interesante del liderazgo, que nos ofreces y que podemos valorar que bien llevado es muy positivo, pero mal llevado puede hacer mucho daño… Según sea el liderazgo ejercido, puede humillar o puede animar a las personas que se relacionan con ellos.
    Hay mucha manipulación y engaño en nuestra sociedad.

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