martes, 15 de agosto de 2017

Asunta es nombre de mujer

Europa se paraliza en la mitad de agosto. El ferragosto es sagrado en Italia. Francia celebra con gran solemnidad la Asunción de la Virgen María. Y no digamos España, donde un porcentaje altísimo de pueblos y ciudades celebra sus fiestas patronales coincidiendo con esta festividad mariana. Mientras me dispongo a celebrar la Eucaristía de esta jornada tan especial, evoco la emoción vivida anoche en la tradicional ceremonia de La Vela, quizás el acto religioso que más personas concentra en la iglesia parroquial de Vinuesa. El rito no dura más de veinte minutos. Acompañada por la dulzaina y el tamboril, la mayordoma de la Cofradía de la Virgen del Pino, ataviada con mantilla española o con el tradicional traje de piñorra, ofrece una vela de cera de abejas a “la excelsa Patrona, Nuestra Señora la Virgen del Pino”. Después, un coro popular, formado por cuantos quieren incorporarse a él y acompañado por una orquestilla de cámara, entona la Salve Regina de Hilarión Eslava. La algarabía que precede al rito se convierte entonces en un silencio estremecedor. Muchos me han confesado que en los diez minutos que dura la Salve desfila por su mente la película de su vida y, de manera especial, el recuerdo de los seres queridos. El acto se cierra con la bendición impartida por el párroco, a la que sigue, fuera ya de la iglesia, el tradicional refresco.

La Vela es como una mini-vigilia que prepara para la fiesta de hoy. Aquí, en Vinuesa, nadie habla de la Asunción de la Virgen María. Todos se refieren a esta fiesta como “el día del Virgen”. Hay una discreta brecha entre la solemnidad litúrgica y la celebración popular. O quizás no. Al fin y al cabo, la pequeña estatua románica de la Virgen encaramada sobre un pino es un símbolo de esa asunción que la Iglesia celebra. La formulación de fe es conocida: “María fue asunta en cuerpo y alma a los cielos”. Nadie usa esta palabra – asunta – en el habla cotidiana. Está casi reservada al misterio de María. La misma que fue preservada de pecado original (inmaculada) es ahora preservada de la corrupción de la carne (asunta). No es fácil captar el significado de estos dogmas en un contexto como el nuestro, en el que todo lo que se refiere al origen y al final de la vida está sometido a una gran nebulosa. Hay personas que se atienen estrictamente a lo que la ciencia puede decir sobre ambas realidades, que, en realidad, es bastante poco. Otras se abandonan a todo tipo de creencias y supersticiones. La fe cristiana, por su parte, es contundente en el fondo y muy parca en la forma. Lo que hoy celebramos es que María, tras su vida terrena, entró en la esfera de Dios sin experimentar la corrupción corporal que acompaña todo proceso de muerte física. La ciencia no tiene nada que decir al respecto. Permanece en un silencio respetuoso. La fe ve en la experiencia de María una anticipación del destino que nos espera a todos los seres humanos. Por eso, la fiesta de la Madre es también la fiesta de los hijos.

Las lecturas de este día no se refieren directamente a este misterio. La Escritura no habla explícitamente de la asunción de la Virgen María a los cielos, pero nos ofrece claves para dar un significado a este hecho extraordinario. María es la “mujer fuerte” que vence al dragón (es decir, el mal que quiere acabar con el hijo nacido de su seno). María es la madre de la esperanza porque ha experimentado que “nada ni nadie puede apartarnos del amor de Dios”. Y María es, ante todo, una mujer de fe (“Dichosa tú que has creído”) y de alegría (“Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador”).

Muchas felicidades a todas las mujeres que llevan el nombre de Asunción, Asunta o cualquier de sus derivados.

1 comentario:

En este espacio puedes compartir tus opiniones, críticas o sugerencias con toda libertad. No olvides que no estamos en un aula o en un plató de televisión. Este espacio es una tertulia de amigos. Si no tienes ID propio, entra como usuario Anónimo, aunque siempre se agradece saber quién es quién. Si lo deseas, puedes escribir tu nombre al final. Muchas gracias.