lunes, 5 de julio de 2021

De nuevo en Fiumicino

De nuevo en Fiumicino. Hay mucha gente. Parece un día de los tiempos prepandémicos. Hace un calor húmedo. Se me pega la ropa al cuerpo. Tras varias jornadas llenas de compromisos, empiezo una nueva etapa más relajada. Necesito digerir con calma las muchas cosas vividas en los últimos días. Siempre los viajes en avión me ayudan a desconectar para conectarme de nuevo. Ponerme en “modo avión” no significa solo activar una función de mi móvil, sino, sobre todo, cambiar de actitud personal. Algo nuevo va a comenzar. Dios me va a salir al encuentro en situaciones inesperadas. Debo estar atento. Lo decisivo no es tanto lo que ocurre fuera cuanto el modo como lo vivimos por dentro. Noto en las personas un deseo de salir, de abrirse al mundo, de romper el cerco del confinamiento. Me parece increíble la capacidad que tenemos los humanos de comenzar de nuevo una y otra vez.

Antes de salir de casa, me he despedido de alguno de nuestros empleados italianos. Todos me han dicho que mañana debo apoyar a la selección italiana en su partido contra la española. Es una forma de decirme que 18 años en Roma pesan lo suficiente como para que mi corazón esté un poco dividido. Yo deseaba que esa confrontación se hubiera producido en la final, pero la suerte ha querido que se anticipe a una de las semifinales. Como se suele decir en casos semejantes, que gane el mejor, pero que, si es posible, el mejor sea la selección española. Nobleza obliga. Espero ver el partido en buena compañía para poder ejercer una discreta y leal oposición.

Tengo ganas de ver a muchas personas que hace tiempo que no veo, pero, por otra parte, no quisiera alterar su ritmo. Y, sobre todo, no quisiera traspasar los límites de aquellas que todavía no se sienten seguras como para hacer vida social. Cada uno tenemos nuestra manera de situarnos. Hay alguno muy lanzados y otros muy retraídos. En el fondo, la pandemia es un ensayo más, de los muchos que nos presenta la vida, para poner a prueba nuestras actitudes y destrezas. No es lo mismo vivir a la ofensiva que a la defensiva, de manera reactiva que proactiva. Mientras tecleo apresuradamente estas notas en una de las salas del aeropuerto, oro por el papa Francisco. Al parecer, se está recuperando bien de la operación de colon a la que fue sometido ayer. Life goes on. 

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