En el momento de escribir estas notas
ha
entrado ya la primavera en el hemisferio norte. En Madrid no lo ha hecho con un
derroche de sol y una cohorte de flores, sino con
una nueva borrasca que
prolonga las lluvias que nos han acompañado desde hace casi un mes.
Esperemos
que este marzo lluvioso prepare un abril florido. Las reservas de agua para el
verano parecen aseguradas. Tiempo tendremos para disfrutar del sol y del calor.
De momento, podemos recrearnos con las nubes y las temperaturas suaves, casi frías.
Si no hace el tiempo que queremos, tendremos que querer el tiempo que hace. No hay otra. Ya dice el refrán que “a mal tiempo, buena cara”, pero no es cuestión de trabajar solo nuestro estado de ánimo, sino de aprender a jugar con las oportunidades que cada situación de la vida, incluso las más adversas, nos ofrece.

La Cuaresma sigue su curso. En el evangelio de hoy
leemos la conocida parábola
del rico Epulón y del pobre Lázaro sobre la que he escrito en otras
ocasiones. Hoy quisiera acercarme a ella desde un enfoque distinto. Me lo ha
brindado un compañero mío. Este enfoque singular parte de una de las frases que pronuncia el rico
cuando Abrahán le dice que sus hermanos ya tienen a Moisés y los profetas para
saber cómo conducirse en la vida y no dar con sus huesos en “un lugar de
tormento”. La frase del rico es conocida: “Si un muerto va a ellos, se
arrepentirán”. El rico no acepta las mediaciones ordinarias, busca algo espectacular, tumbativo.
Ese “si” condicional encabeza muchas de nuestras excusas en la
vida: “Si hubiera nacido en otro lugar y en otra familia…”, “si hubiera tenido
las oportunidades que han tenido algunos de mis amigos…”, “si hubiera sido más
guapo, o más listo, o más rico, o más simpático…”. Hay excusas que tienen que
ver con nuestra falta de compromiso cristiano: “Si las misas del domingo no
fueran tan aburridas…”; “si tuviera más tiempo libre…”; “si los curas fueran
más inspiradores…”; “si el cristianismo no fuera tan exigente…”, etc.

Mientras nos desangramos con infinitas excusas y ensoñaciones, perdemos las oportunidades que nos brinda lo que somos y vivimos. No estamos llamados a ser como ninguna otra persona porque Dios nos ha querido diferentes, únicos. Compararnos con otros no va a ayudarnos a ser nosotros mismos. Es verdad que en nuestra vida no todo es perfecto, que estamos rodeados de limitaciones personales, familiares, sociales y eclesiales, pero la vida es una batalla en la que tenemos que aprender a sacar partido de lo que somos, no de lo que nos gustaría ser.
Cuando contemplamos la vida desde las oportunidades que nos brinda más que desde las limitaciones que nos impone, se abre un ancho campo para el crecimiento personal. Aprender a vivir el hoy es uno de los objetivos principales de la vida espiritual. Como el rico de la parábola “tenemos a Moisés y a los profetas”; es decir, tenemos la luz de la Palabra de Dios que nos acompaña en el camino de la vida, tenemos personas que nos quieren, tenemos… Estamos llamados a pasar de las excusas a las decisiones, de las quimeras a los proyectos realizables, de las quejas a los compromisos. Algo de esto es también la Cuaresma.
No era consciente de las veces que “Ese ‘si’ condicional encabeza muchas de mis excusas en la vida”.
ResponderEliminarPocas veces estamos en ‘presente’, ‘lo que soy’ y muchas en ‘futuro’ ‘lo que me gustaría ser’… como querer construir olvidando los cimientos y los planos.
Me gusta y necesito aplicar lo que nos aconsejas y nos ayudas a tomar conciencia de ello: “Estamos llamados a pasar de las excusas a las decisiones, de las quimeras a los proyectos realizables, de las quejas a los compromisos”.
Gracias Gonzalo por este proyecto de Cuaresma que nos aconsejas y vale la pena ponernos en ello.