viernes, 14 de marzo de 2025

El desapego


Apenas veo la televisión. Solo unos minutos después de la cena. Ayer me quedé algo más porque me sorprendió la entrevista que Pablo Motos le hizo al cantante venezolano José Luis Rodríguez –“el Puma”– en El Hormiguero. En algunos momentos me pareció casi una meditación cuaresmal. No entró a juzgar su coherencia porque desconozco los entresijos de su azarosa vida. Habló desde la altura de sus 82 años y desde su experiencia de hombre trasplantado. En efecto, debido a una fibrosis pulmonar idiopática incurable, fue sometido a un doble trasplante de pulmones el 17 de diciembre de 2017 en el hospital Jackson Memorial de Miami. 

La intervención quirúrgica fue un éxito, de modo que, tras un largo período de recuperación, pudo volver a su carrera como músico, cantante, actor, productor, etc. Ahora se prepara para el encuentro definitivo con Dios cuando le visite la muerte. Confesó que le gustaría llegar a cumplir los 90 años, pero que estaba listo para la partida en cualquier momento.


No conocía yo muchos detalles de la biografía de El Puma, aunque fue un cantante famoso en los años 80 en España. Entre otras cosas, se deshizo en elogios a Manuel Alejandro  al que calificó como un compositor “sastre” porque tiene la capacidad de hacer canciones a la medida de sus intérpretes, entre los que se cuentan algunos de los mejores artistas hispanohablantes: Raphael, Rocío Jurado, Julio Iglesias, José José, Luis Miguel, Isabel Pantoja, etc. 

En 1973 el Puma abandonó su fe católica y se bautizó en una iglesia protestante en Puerto Rico. Desde entonces, ha procurado vivir su fe con profundidad. La experiencia del trasplante de los pulmones ha sido un parteaguas en su itinerario espiritual. Ahora no le tiene miedo a la muerte. Es solo un paso entre vivir con Dios “en la tierra” o vivir con él “en el cielo”. En cualquier caso, su presencia es la que da sentido a todo. Desde esa clave, habló con mucha elocuencia sobre la importancia de irnos desapegando de todo para que el momento de la muerte nos sorprenda “ligeros de equipaje, como diría Antonio Machado. “No he visto a nadie –añadió con una suave ironía– que se lleve al cementerio en un camión todas las pertenencias que ha ido acumulando en esta vida”.


Me llamó mucho la atención su insistencia en el arte del desapego (detachment), algo que se acentúa mucho en las espiritualidades orientales y que forma parte también de la espiritualidad cristiana:  El desapego es una práctica diaria. Venimos solos y nos vamos solos. Es algo mucho más profundo que la renuncia a los bienes materiales. Significa trascender, sin menospreciar, todos los vínculos que nos unen a las cosas y a las personas para vincularnos a Dios como fuente del ser y meta de nuestra existencia. Este desapego nos da una gran libertad interior y nos prepara para el encuentro definitivo con Dios. 

Que lo dijera un cantante famoso que ha disfrutado las mieles del éxito y del dinero me resultó especialmente chocante. Y más en un contexto en el que se nos estimula constantemente a caminar en dirección contraria: o sea, a acumular dinero, contactos, experiencias, viajes, como si esa acumulación fuera a darnos la deseada felicidad.

Mientras El Puma contaba su experiencia con un discurso muy bien articulado y con una dicción perfecta, a Pablo Motos se lo veía entre asombrado y confundido. De hecho, no sabía bien cómo repreguntar porque quizá no se esperaba un testimonio de esta naturaleza en un programa de entretenimiento. Y menos en boca de alguien que se mostró como un gran defensor de la risa y de la diversión. En fin, hay veces que la televisión nos sorprende positivamente.

2 comentarios:

  1. No vi el programa, pero agradezco que te hagas portavoz “del desapego” que manifestó. Es un tema en el que creo que vamos entrando, poco a poco, a medida que vamos envejeciendo, si somos capaces de plantearnos el tema de la muerte como un paso para el encuentro con Dios…
    Me gusta y me ayuda como lo comentas: “Significa trascender, sin menospreciar, todos los vínculos que nos unen a las cosas y a las personas para vincularnos a Dios, como fuente del ser y meta de nuestra existencia.” “Este desapego nos da una gran libertad interior y nos prepara para el encuentro definitivo con Dios.”
    Muchas gracias Gonzalo.

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  2. Gracias por este artículo, estimado Hermano.

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