
Ayer, a las 20,40, este Rincón alcanzó una cifra de visitas que resulta chocante: 1.111.111 (o sea, un millón ciento once mil ciento once). Siete unos seguidos formando un simpático trenecito numérico. Lo de menos es la cifra. Cuando la veo, pienso en las muchas personas que visitáis este blog desde España, Estados Unidos, Hong Kong, México, Colombia, Francia, Argentina, Venezuela, Guatemala, Alemania, Italia, Suiza, Perú, Países Bajos, Chile, Honduras, Puerto Rico, China (este es el orden según el número de visitas) y otros países con porcentajes inferiores.
Detrás de cada visita hay una persona, un rostro, una historia. Pienso en el sacerdote o la religiosa que leen el blog desde el ordenador de su escritorio haciendo un altro en su trabajo. O en el laico que aprovecha un descanso para leerlo desde su teléfono móvil mientras viaja en el metro o en el autobús. Pienso en las personas que conozco y que suelen dejar mensajes. Y también en las personas que no conozco, en las que se asoman como de puntillas, sin dejar rastro. Trato de adivinar las historias que hay detrás de cada una.

Muchos estaréis viviendo una etapa de serenidad, de satisfacción laboral y de alegría familiar. Otros quizás estáis lidiando con una enfermedad o estáis sufriendo apuros económicos. Entre los lectores no faltará alguno que esté sumido en la soledad o incluso en la depresión. No dejo de sorprenderme del poder misterioso de la comunicación. A menudo, sin conocernos personalmente, se establece entre nosotros un vínculo que nos ayuda a caminar por la vida con la seguridad de que alguien se hace cargo de lo que vivimos, lo acoge, lo verbaliza y lo proyecta hacia el futuro.
Sería más entretenido compartir vídeos breves y chispeantes, pero sigo creyendo en el poder de la palabra escrita, en el fruto a largo plazo que produce escribir y leer algo con un poco de esfuerzo y paciencia. Detrás de las 1.111.111 visitas hay un número grande de personas (¿cuántas?) que gozan y sufren, creen y dudan, buscan y se cansan… Esto es lo que justifica la existencia de este discreto Rincón en la selva de internet.

Pienso en todos vosotros en un día en el que celebramos la solemnidad de la Anunciación del Señor. Faltan nueve meses para la Navidad. La fiesta de la Anunciación pasa casi desapercibida en el camino de la Cuaresma y, sin embargo, celebra un misterio sobrecogedor. Si es verdad que el universo (o los universos) comenzó hace unos 13.800 millones de años -cifra que hoy maneja la ciencia y que puede modificar mañana- y que solo empezó a existir el tiempo cuando empezó a existir “algo”, ¿qué o quién es el que puso en marcha todo? ¿Fue una generación espontánea, producto del azar, como piensan muchos, o fue la obra de un supremo Hacedor que nosotros confesamos como el Dios uno y trino?
En el caso de que creamos en la existencia de este Dios como origen y meta de todo lo que existe, ¿por qué en un momento de la historia, simbólicamente hace 2.025 años, decidió hacerse visible como ser humano en el seno de una adolescente judía? Comprendo que estas preguntas, fuera de un contexto de fe, resultan extrañas y casi ridículas. Conviene, sin embargo, dejarse tocar por ellas, no despacharlas precipitadamente, caer en la cuenta de su envergadura.
Cuando dejamos que las preguntas nos trabajen por dentro, tarde o temprano emerge una respuesta. No es necesario que sea una respuesta acabada, racional, sino una respuesta que nos ayude a vivir. El Misterio no cabe en nuestro pequeño ordenador personal, por muy listos que nos creamos. No hay nada más racional que reconocer nuestros límites y abrirnos amorosamente al Misterio que nos envuelve.
Uno de tus mejores seguidores... se carga las estadísticas!! nos reenvía por mail el texto!! así que somos muchos más los que disfrutamos de tus palabras a diario. Pepe N.T
ResponderEliminarGracias por todos los interrogantes que creas en tu reflexión de hoy, tomando conciencia de la pluralidad de personas que acudimos al “Rincón de Gundisalvus” para ir creciendo en nuestra fe.
ResponderEliminarGracias por seguir creyendo “en el poder de la palabra escrita, en el fruto a largo plazo que produce escribir…”
Gracias por hacer mención de la fiesta de hoy que equivale a recordarnos y valorar el FIAT de María.
En fin, gracias Gonzalo por acompañarnos en este camino de fe…
Hola Gonzalo: con este número de visitas te puedes hacer una idea de lo importante que es para nosotros leer cada día tu entrada. Gracias. Un abrazo. María
ResponderEliminarMe alegro mucho Gonzalo, vamos a por 2.222.222 ?
ResponderEliminar