martes, 1 de mayo de 2018

Otro mayo es posible

El pasado domingo estuve en Extremadura. Me detuve brevemente en Zafra y bastante más en Almendralejo. Quizás no haya una época mejor para visitar esta región, situada en el suroeste de la península ibérica, que la primavera. Las dehesas lucían verdes, salpicadas de robustas encinas y alcornoques y con multitud de flores adornando el tapiz del suelo. Las viñas comenzaban ya a despuntar. Las tierras de cultivo estaban húmedas por las lluvias recientes. Rodando por la Autovía Ruta de la Plata, me parecía estar viviendo en otro tiempo. Extremadura transporta al viajero, sin que él se dé cuenta, al siglo XVI. Luego, cuesta mucho regresar al siglo XXI. Tiene que sonar el móvil para que uno se dé cuenta en qué siglo vive.

Cuando vi el cartel que indicaba el desvío a Fregenal de la Sierra se encendió una lucecita en mi mente. ¿No era éste el pueblo donde los hermanos Antonio y Gonzalo (de 14 y 9 años respectivamente) tenían que encontrarse con su tío? Me sorprendí de lo arraigados que están los recuerdos de la infancia. Ese pueblo extremeño, que nunca he visitado, está indisolublemente ligado a la lectura del libro “A través de España” que devoré en los primeros años del bachillerato. Es probable que aquel viejo libro estuviera barnizado de nacionalcatolicismo y que persiguiera un objetivo demasiado patriótico, pero esas sutilezas yo no las percibía con once o doce años. Me limité a disfrutar de las muchas peripecias de los dos hermanos huérfanos por tierras de España y a aprender un poco de geografía e historia. 

Con este recuerdo empiezo el mes de mayo. La verdad es que no sé en qué fijarme. Los periódicos me suministran noticias de todos los colores. Y la fecha me recuerda que es el Día Internacional de los Trabajadores, la memoria de san José Obrero (una fiesta más de andar por casa que la del 19 de marzo), el comienzo del mes de María en el hemisferio norte (o “mes de las flores”, como decíamos de niños), el mes de las primeras comuniones y confirmaciones… Por si no hubiera suficientes motivos, este año se añade uno más en este primer día de mayo: la Jornada del Religioso Hermano. Y muchos nostálgicos no olvidan que en este mes que comienza hoy se cumplen 50 años del famoso mayo francés de 1968

¿Será el mayo de este año otro mes “caliente” como hace medio siglo? Por una parte, hay tensiones que parecen relajarse (por ejemplo, la que existía entre las dos Coreas), pero, por otra, hay otros fuegos que se han encendido o re-encendido: Siria, Nicaragua, Venezuela, República Democrática del Congo, Iraq… A medida que pasan los años, uno se acostumbra a lidiar con un mundo que mejora y empeora al mismo tiempo. Nadie es un buen juez del tiempo histórico que le toca vivir porque carece de un elemento imprescindible: perspectiva. Estamos tan involucrados en “lo que pasa” (la crónica) que no sabemos bien el significado de “lo que está sucediendo” (la historia). 

A diferencia de febrero o de noviembre, que parecen meses anodinos, mayo suele ser un mes destinado a grandes acontecimientos. Se ve que la fuerza de la primavera en el hemisferio norte anima las transformaciones. Creo que fue en el Foro Social Mundial de Porto Alegre (2001) donde se acuñó la expresión “otro mundo es posible”. La fórmula ha hecho fortuna. Se habla de “otra economía es posible” y hasta de “otro Dios es posible”, “otra Iglesia es posible” y muchas más realidades “son posibles”. ¡Hasta un compañero mío acaba de escribir un libro titulado “Otra comunidad es posible”

El éxito de esta fórmula de moda me hace pensar que en muchas personas hay, por una parte, una gran insatisfacción con el estilo de vida que llevan y con las instituciones que lo sostienen; y, por otra, un anhelo intenso de un estilo de vida diferente y posible, no solo utópico. En este sentido me atrevo a hablar de “otro mayo es posible”, no un mayo solo reivindicativo y demasiado utópico (como el representado por las famosas pintadas del mayo francés), sino, sobre todo, un mayo lúcido y comprometido. No se trata de escribir sobre las paredes aquello de “Bajo los adoquines, la playa”, “Prohibido prohibir”, “La imaginación al poder”, “Sed realistas, pedid lo imposible”, “Soy marxista tendencia Groucho” o “Un hombre de cada dos es una mujer”, sino de transformar los anhelos en compromisos

Cada pequeño paso que un ser humano da en dirección hacia la verdad, la bondad o la belleza es un logro de toda la humanidad. Algo grande sucede cuando en la soledad de la conciencia un ser humano se atreve a ser un poco mejor que el día anterior, a amar un poco más, a ser más libre y respetuoso. Estos “mayos” acaban produciendo grandes cambios. Los “otros” son solo la antesala de grandes frustraciones, aunque, en honor a la verdad, muchas de las cosas que se exigían hace 50 años y que entonces parecían sueños irrealizables, hoy forman parte de nuestros hábitos cotidianos: desde el uso de la bicicleta en las ciudades hasta la recogida diferenciada de las basuras, pasando por la participación de los estudiantes en la vida universitaria, la proliferación de asociaciones de vecinos y de otro tipo, etc. Sí, de vez en cuando necesitamos alguna sacudida para que las costumbres no se fosilicen y acaben con nosotros. Me parece que fue Chesterton quien dijo aquello de que “los hombres felices crean instituciones y luego éstas se encargan de hacerlos infelices”. ¡Que no cunda el pánico!

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