Los
acontecimientos se atropellan. Ayer, comienzo del invierno en el hemisferio
norte y del verano en el hemisferio sur, se produjo la
conjunción
de los planetas Júpiter y Saturno. Algunos amigos de este Rincón también
nos conjuntamos para felicitarnos la Navidad. Fue un grupo más reducido
que en el Encuentro de Adviento. Los muchos compromisos de estos días y el
horario (que tiene que ajustarse a las posibilidades de Europa y América) no
facilitó la participación. De todos modos, quienes nos reunimos en esa plaza
virtual llamada Zoom, pudimos compartir cómo nos estamos preparando para
la Navidad. Aprovechamos también la ocasión para desearnos mutuamente unos días
serenos y alegres. Confieso que me sorprendió mucho la madurez mostrada por
todos. No perdimos el tiempo en lamentarnos por todo lo sufrido en este extraño
2020. Es como si sospecháramos que, detrás de toda prueba, hay mucha gracia. Todos insistieron en que debemos aceptar con serenidad la situación y tratar de
sacarle el máximo provecho posible. ¿Que no podemos desplazarnos de una ciudad
a otra? ¡Aprovechemos para descubrir la alegría de estar en nuestro hogar! ¿Que tenemos que renunciar a las grandes celebraciones? ¡Alegrémonos de no perder
tanto tiempo en compras y otros menesteres y aprovechemos la oportunidad para
ahondar en el misterio que celebramos! ¿Que estaremos físicamente distantes de
muchos de nuestros parientes y amigos? ¡Sintamos la comunión profunda que crea
la fe, oremos por ellos y ensayemos nuevas formas de comunicación digital! ¿Que hay mucha gente que lo va a pasar muy mal a causa de la enfermedad, la soledad, la
penuria económica u otras razones? ¡No hagamos de nuestro hogar un refugio cálido,
imaginemos mil formas de solidaridad!
La mayoría de los
participantes en la reunión de ayer pertenecían a la “tercera edad”. Se confirmó lo
que escribí en la entrada del día. Son los niños y los mayores quienes mejor
captan el espíritu de Navidad porque no se pierden en aspectos secundarios, van a lo esencial. Los primeros porque su
inocencia los abre espontáneamente al misterio de Dios. Los segundos porque la
vida les ha enseñado a ir distinguiendo lo importante de lo secundario. Me reafirmo
en que, sin niños y sin mayores, la Navidad se difumina. Aunque suene un poco
provocativo, yo diría que la Navidad no está hecha para los jóvenes y los
adultos. Por eso, un genio como Miguel de Unamuno llegó a escribir unos versos
que cada año cobran fuerza en estas fechas:
Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.Pocos adultos creen
que vivir es soñar. Los verbos que conjugamos los adultos son trabajar,
producir, comprometernos, planificar, divertirnos, etc. Pocas veces incluimos
en la lista el verbo “soñar”. Nos parece evasivo. Solo las personas sabias y
humildes se atreven a conjugarlo porque intuyen su profundidad. Durante los
próximos días, la liturgia cristiana nos va a hablar de distintos sueños. Es
uno de los caminos que Dios elige para comunicarnos su gracia.
De las
intervenciones de ayer, hubo una que me llamó la atención. En medio de las
noticias negativas de estos meses, tenemos que estar contentos −y
sanamente orgullosos− porque varios equipos científicos han conseguido
fabricar vacunas contra el Covid-19 en un tiempo récord, que acorta
llamativamente el que se suele necesitar para producir otras vacunas. Es
indudable que esta velocidad tiene sus riesgos, pero demuestra que cuando los
seres humanos trabajamos conjuntamente por un noble objetivo, somos capaces de
lograrlo. ¡Qué hermoso sería que hubiera un interés tan grande por luchar contra las otras pandemias que asolan a la humanidad!
Como me consta que algunos lectores de este Rincón son algo reticentes
a vacunarse, a veces incluso por motivos éticos y no solamente clínicos, creo
que es bueno leer la nota que ayer mismo publicó la Santa Sede y que lleva por
título Nota
de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la moralidad del uso de
algunas vacunas contra la Covid-19. Es una referencia importante
para nuestro discernimiento personal.
No sé si, mientras tecleo con un poco de
retraso la entrada de hoy, a alguno de los lectores les habrá tocado la lotería
de España. Si es así, muchas felicidades. Si no, repitamos lo que cada año nos
decimos unos a otros: “Lo importante es tener salud”. Pues eso.
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