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martes, 22 de diciembre de 2020

Una Navidad distinta

Los acontecimientos se atropellan. Ayer, comienzo del invierno en el hemisferio norte y del verano en el hemisferio sur, se produjo la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno. Algunos amigos de este Rincón también nos conjuntamos para felicitarnos la Navidad. Fue un grupo más reducido que en el Encuentro de Adviento. Los muchos compromisos de estos días y el horario (que tiene que ajustarse a las posibilidades de Europa y América) no facilitó la participación. De todos modos, quienes nos reunimos en esa plaza virtual llamada Zoom, pudimos compartir cómo nos estamos preparando para la Navidad. Aprovechamos también la ocasión para desearnos mutuamente unos días serenos y alegres. Confieso que me sorprendió mucho la madurez mostrada por todos. No perdimos el tiempo en lamentarnos por todo lo sufrido en este extraño 2020. Es como si sospecháramos que, detrás de toda prueba, hay mucha gracia. 

Todos insistieron en que debemos aceptar con serenidad la situación y tratar de sacarle el máximo provecho posible. ¿Que no podemos desplazarnos de una ciudad a otra? ¡Aprovechemos para descubrir la alegría de estar en nuestro hogar! ¿Que tenemos que renunciar a las grandes celebraciones? ¡Alegrémonos de no perder tanto tiempo en compras y otros menesteres y aprovechemos la oportunidad para ahondar en el misterio que celebramos! ¿Que estaremos físicamente distantes de muchos de nuestros parientes y amigos? ¡Sintamos la comunión profunda que crea la fe, oremos por ellos y ensayemos nuevas formas de comunicación digital! ¿Que hay mucha gente que lo va a pasar muy mal a causa de la enfermedad, la soledad, la penuria económica u otras razones? ¡No hagamos de nuestro hogar un refugio cálido, imaginemos mil formas de solidaridad!

La mayoría de los participantes en la reunión de ayer pertenecían a la “tercera edad”. Se confirmó lo que escribí en la entrada del día. Son los niños y los mayores quienes mejor captan el espíritu de Navidad porque no se pierden en aspectos secundarios, van a lo esencial.  Los primeros porque su inocencia los abre espontáneamente al misterio de Dios. Los segundos porque la vida les ha enseñado a ir distinguiendo lo importante de lo secundario. Me reafirmo en que, sin niños y sin mayores, la Navidad se difumina. Aunque suene un poco provocativo, yo diría que la Navidad no está hecha para los jóvenes y los adultos. Por eso, un genio como Miguel de Unamuno llegó a escribir unos versos que cada año cobran fuerza en estas fechas:

Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar. 

Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.

Pocos adultos creen que vivir es soñar. Los verbos que conjugamos los adultos son trabajar, producir, comprometernos, planificar, divertirnos, etc. Pocas veces incluimos en la lista el verbo “soñar”. Nos parece evasivo. Solo las personas sabias y humildes se atreven a conjugarlo porque intuyen su profundidad. Durante los próximos días, la liturgia cristiana nos va a hablar de distintos sueños. Es uno de los caminos que Dios elige para comunicarnos su gracia.

De las intervenciones de ayer, hubo una que me llamó la atención. En medio de las noticias negativas de estos meses, tenemos que estar contentos y sanamente orgullosos porque varios equipos científicos han conseguido fabricar vacunas contra el Covid-19 en un tiempo récord, que acorta llamativamente el que se suele necesitar para producir otras vacunas. Es indudable que esta velocidad tiene sus riesgos, pero demuestra que cuando los seres humanos trabajamos conjuntamente por un noble objetivo, somos capaces de lograrlo. ¡Qué hermoso sería que hubiera un interés tan grande por luchar contra las otras pandemias que asolan a la humanidad!

Como me consta que algunos lectores de este Rincón son algo reticentes a vacunarse, a veces incluso por motivos éticos y no solamente clínicos, creo que es bueno leer la nota que ayer mismo publicó la Santa Sede y que lleva por título Nota de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la moralidad del uso de algunas vacunas contra la Covid-19. Es una referencia importante para nuestro discernimiento personal. 

No sé si, mientras tecleo con un poco de retraso la entrada de hoy, a alguno de los lectores les habrá tocado la lotería de España. Si es así, muchas felicidades. Si no, repitamos lo que cada año nos decimos unos a otros: “Lo importante es tener salud”. Pues eso.

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