sábado, 16 de abril de 2016

Ni contigo ni sin ti

Acaba de empezar la campaña para el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. La pregunta a la que tendrán que responder los votantes británicos el próximo 23 de junio será esta: Should the United Kingdom remain a member of the European Union or leave the European Union? (¿Debe el Reino Unido continuar siendo miembro de la Unión Europea o debe dejar la Unión Europea?). Por ahora, los partidarios de la permanencia y los de la salida están muy igualados. Las personas con las que he hablado en los últimos días creen que a última hora vencerán los partidarios de seguir en la Unión Europea, pero las cosas no están tan claras. En principio, los únicos partidos que hasta ahora se han posicionado claramente en contra son el Partido Unionista Democrático, el Partido Unionista Tradicional y el Partido de la Independencia del Reino Unido. El Partido Conservador está dividido. Su líder, David Cameron, apuesta por la permanencia (la de UK en la UE y la suya como primer ministro).

Es claro que muchos ciudadanos británicos no acaban de sentirse europeos. Cuando hablan de Europa se refieren al “continente”. Su carácter insular los aísla geográfica y culturalmente. No se trata solo del hecho de conducir por la izquierda, medir las distancias en millas, tener una versión propia del cristianismo (el anglicanismo) o de no adherirse al espacio Schengen. La diversidad ha configurado una extraña manera de ser. Por una parte, la mayoría de la población quiere a toda costa preservar el carácter British (We are different), seguir siendo súbditos de Su Graciosa Majestad, con todo lo que esto implica. Pero, por otra, saben que en un mundo globalizado son necesarias las alianzas para poder subsistir. Por eso, quieren ser miembros de la UE como Frank Sinatra: “a su manera”. Esto, como es natural, irrita a otros socios, especialmente a Alemania y Francia. Muchos británicos se sienten afectivamente más cerca de América (es decir, de los Estados Unidos) que del continente. Quisieran establecer con la “hija independiente” (que ha llegado a ser mucho más poderosa que la madre) una alianza de especial fraternidad.

Sigamos juntos
Sea cual fuere el resultado del referéndum, no es concebible una Unión Europea completa sin su alma anglosajona, por más que ésta resulte un poco insumisa e incómoda. Es verdad que los males de la UE se han agudizado en los últimos años. Es verdad que hay dos posturas enfrentadas: la de quienes aspiran a una Unión minimalista (liderados por el Reino Unido) y la de quienes desearían caminar hacia los Estados Unidos de Europa. Pero la verdad más evidente es que nunca ha habido en el espacio europeo un tiempo tan prolongado de paz, derechos civiles y prosperidad económica. Este solo hecho justifica con creces la existencia de la Unión. Quizá el referéndum británico ayude a corregir algunos errores y a enderezar el rumbo. No hay mal que por bien no venga.




4 comentarios:

  1. Creo que al final será la cuestión económica la que incline la balanza. Europa camina despacio pero camina. Cosas como el Digital Single Market pueden convertir a más de un unionista "de salón". Me da a mi que será la señora Libra la que vote...

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    1. Sí, creo que los motivos económicos casi siempre son los que acaban inclinando la balanza. Y más en un pueblo tan pragmático como el británico.

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  2. Creo que al final será la cuestión económica la que incline la balanza. Europa camina despacio pero camina. Cosas como el Digital Single Market pueden convertir a más de un unionista "de salón". Me da a mi que será la señora Libra la que vote...

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  3. Yo creo que su voto se inclinara hacia el sí a Europa, creo que es un camino seguro a pesar de los tiempos

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