viernes, 8 de abril de 2016

¿Nada de nada o todo de todos?

Tras la tregua humorística de ayer, volvemos a la batalla. Y nunca mejor dicho porque el poema que luego voy a poner utiliza esta imagen bélica. Aunque, bien pensado, voy a empezar con una nota de humor. Cuesta entender hoy el significado del carisma de la castidad. No hay que poner las cosas más difíciles de lo que son, pero tampoco hay que obsesionarse por explicarlo todo y por disfrutar de plausibilidad social. Recuerdo a este respecto una simpática anécdota vivida cuando era estudiante de teología. Durante un verano participé con otros compañeros en los trabajos de reparación del tejado de nuestra casa. A quince metros del suelo, en traje de faena, uno de los albañiles jóvenes nos preguntó con picardía: “Pero vosotros, ¿nada de nada?”. Un compañero respondió sin dudar: “Nada de nada”. Difícilmente se puede insinuar más con menos palabras. El campo de la sexualidad se presta como pocos a las piruetas lingüísticas. El primer “nada” aludía a la intensidad (mucho, algo, nada). El segundo se refería a la especie (esto, aquello, nada). A nuestro compañero albañil le resultaba imposible entender dos “nadas” en los sumandos y una “nada” superlativa en el resultado. El diálogo acabó en un intercambio de risas porque un tejado no daba para más argumentos. Pero la cuestión estaba servida.

Vistas las cosas con la perspectiva de los años, se me hace difícil explicar ese “nada de nada” cuando los medios de información, un día sí y otro también, reportan casos de sacerdotes y religiosos infieles a su promesa de castidad: desde los crímenes de la pederastia hasta historias de todo tipo. ¿Alguien se va a creer que estamos hablando de una experiencia verdadera y no de un cuento chino? Infidelidades se dan y es mejor llamarlas por su nombre. Pero –aun siendo graves las que todo el mundo imagina– me duelen también los que hace años llamé “los otros pecados contra la castidad”. Porque, en realidad, los religiosos no hemos sido llamados solo a abstenernos de relaciones sexuales sino a entregar nuestra vida a Dios y a las personas. El verdadero “pecado contra la castidad” es replegarse en uno mismo, llevar una vida cómoda y egoísta y no servir. Si se me permite la hipérbole, hemos sido “expropiados” para no ser más una propiedad privada sino un bien de interés público: para ser todo para todos, sin exclusividades. Así que, en realidad, el “nada de nada” tendría que entenderse como “todo para todos”.

Os dejo con el poema escrito por un anciano claretiano, conocido en todo el mundo: Pedro Casaldáliga. El título del soneto resume bien su contenido, que, como veréis, es bellísimo e incisivo.
AVISO PREVIO A UNOS MUCHACHOS
QUE ASPIRAN A SER CÉLIBES


Será una paz armada, compañeros,
será toda la vida esta batalla;
que el cráter de la carne sólo calla
cuando la muerte acalla sus braseros.

Sin lumbre en el hogar y el sueño mudo,
sin hijos las rodillas y la boca,
a veces sentiréis que el hielo os toca,
la soledad os besará a menudo.

No es que dejéis el corazón sin bodas.
Habréis de amarlo todo, todos, todas,
discípulos de Aquel que amó primero.

Perdida por el Reino y conquistada,
será una paz tan libre como armada,
será el Amor amado a cuerpo entero.
Este soneto  ha sido musicado por el jesuita chileno Cristóbal Fones, bastante conocido en Latinoamérica. Aquí tenéis el vídeo:


3 comentarios:

  1. Buenas noches. Acostumbro a escribir alguno de estos comentarios por la mañana pero hoy Gonzalo ha debido escribir más tarde. Y lo ha hecho con tanta claridad y sencillez que a los de cierta edad nos hace admirar aún más estas virtudes dialécticas (¿o carismas?) de Gonzalo. Me ha recordado algo que dice el Cardenal Sebastián que estos días me ayuda a caminar hacia y no a estar parado. Los cristianos tenemos que estar caminando hacia, no es cuestión de esperar. El aspirar a imitar a Cristo nos obliga a hacer. No solo la cita de Casáldiga (que acompañó al Cardenal en momentos inportantes de su vida) sino todo tu comentario me han recordado ese libro que tú recomendaste. Y una petición; que escribas algo de la nueva exhortación del Papa Francisco que se refiere a la familia; se lee mucho y necesitamos luz.Gracias. Un abrazo

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    1. Gracias por tus palabras de ánimo. Me gustaría escribir algo sobre la exhortación "Amoris Laetitiae", pero primero tengo que leerla. Aprovecharé el viaje de regreso de Lisboa a Roma.

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  2. Gonzalo, gracias por tu claridad y por tu profundidad

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