jueves, 26 de octubre de 2023

Trazos y trozos


Un amigo mío sacerdote me invitó a la presentación de un libro en la librería Paulinas de Madrid. Hice un hueco en medio de la agenda repleta y, poco después de las seis de la tarde, estaba allí. Saludé a algunos conocidos y me senté en una de las sillas que habían colocado entre las estanterías de los libros. El mismo local de la librería se transformó en improvisado salón de actos. Tal vez estábamos unas cuarenta o cincuenta personas, lo que supone un éxito para este tipo de eventos. Las tardes madrileñas están repletas de conferencias, exposiciones, presentaciones de libros y cosas semejantes. El libro en cuestión se titula Trazos de evangelio, trozos de vida. Lo escribe el sacerdote extremeño José (Pepe) Moreno Losada. Es un comentario a los evangelios dominicales y solemnidades del ciclo B. 

Libros de este tipo abundan en el mercado religioso. Lo que lo hace diferente es que no se trata de un libro de comentarios exegéticos u homiléticos, sino de historias (enfoque narrativo) que surgen como borbotones a partir de la vida. Pepe Moreno se encargó de apostillarlo desde el comienzo de la presentación: “El Evangelio es verdadero porque desvela la verdad de la vida”. Sus comentarios son historias de personas que él ha ido encontrando por el camino, algunas de las cuales estaban presentes en la librería.


Yo no conocía a Pepe Moreno. Es un cura de mi edad. Extrovertido, amigable, excelente conversador y con una rica experiencia pastoral a las espaldas. Se ha movido en el ámbito de la JEC (Juventud Estudiante Católica) y en el movimiento de profesionales cristianos de la Acción Católica. Conecta, pues, con una forma de entender la fe muy ligada a lo que hace años se llamaba “lo social”. No es un cura obrero, sino un obrero del Evangelio que sabe por experiencia que el Evangelio se convierte en “buena noticia” cuando se hace carne, cuando toca las vidas de quienes buscan un sentido o sufren por cualquier causa. 

La verdad es que, escuchándolo, me reafirmé en una convicción que me acompaña desde el comienzo de mi ministerio. Muchas personas se han alejado de la Iglesia e incluso de la fe porque no han experimentado que el mensaje tocara sus vidas, porque han sido “víctimas” de una catequesis muy doctrinal y moralista, alejada del estilo de Jesús. Es probable que unos pocos se sientan a gusto con esta manera cerrada de entender el Evangelio, pero la mayoría desconecta. Es necesario volver a respirar el aire fresco de una buena noticia que hace presente el amor de Dios en las intrincadas veredas de la existencia humana.


Después de tomar una tónica con Mario, mi amigo sacerdote, regresé caminando a mi comunidad. Hacía una fresca y agradable tarde de otoño. La calle Alberto Aguilera estaba llena de estudiantes que entraban y salían de las instalaciones de ICAI-ICADE, el centro académico de los jesuitas en el que se han graduado algunos de los mejores profesionales de España. Muchas personas hacían cola frente a la Casa de México para ver una colorida exposición alusiva al Altar de Muertos. Yo rumiaba todo lo que había escuchado en la librería. Daba gracias a Dios porque, en medio de esta sociedad secularizada, hay muchas personas que viven con profundidad y alegría la fe. Lo experimenté el martes en el Colegio Mayor Jaime del Amo y volví a experimentarlo ayer en la librería Paulinas. 

Las encuestas dicen que son una minoría, pero cada vez me convenzo más de que se trata de una minoría probada, resistente, alegre y esperanzada. No soy de los que tiran la toalla. La crisis está purificándonos de muchas adherencias históricas que eran pura apariencia. Hoy no es obligatorio creer por presión familiar o social. Quienes lo hacen responden a una fuerte experiencia personal de encuentro con Dios en la humanidad de Jesucristo. Hay más testigos de lo que a simple vista parece. Percibo muchos “trazos de Evangelio” en los “trozos de vida” de personas que, en medio de sus fragilidades, se sienten habitadas por el Amor. Algo de esto dice también la Carta al Pueblo de Dios que nos han escrito los participantes en el Sínodo.

2 comentarios:

  1. Gracias Gonzalo por compartir, con los que te leemos en el Rincón, experiencias de vida que poco a poco nos ayudan a cambiar la visión de los temas y podemos descubrir a Dios con más profundidad…

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  2. Gracias por tu reflexión , esta elaborado con el deseo de esperanzar desde la misma vida ! Abrazo agradecido

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